La crisis de los superh¨¦roes comienza por las vi?etas, no los fotogramas
El en¨¦simo relanzamiento del Universo DC es s¨ªntoma de la falta de soluciones para reavivar el inter¨¦s del p¨²blico en los tebeos
Lo llaman la Quinta Generaci¨®n. Durante una presentaci¨®n de la New York Comic-Con, Dan Didio, co-editor de DC Comics junto con Jim Lee, se destap¨® con una larga presentaci¨®n de la l¨ªnea temporal del universo de Batman, Wonder-Woman, Superman y compa?¨ªa. Curiosidades aparte ¡ªla m¨¢s llamativa sin duda es que el primer superh¨¦roe, cronol¨®gicamente hablando, de este universo no es Superman, sino Wonder-Woman¡ª, lo fundamental del panel fue el anuncio de que una Quinta Generaci¨®n del Universo DC estallar¨¢ en 2020.?
Solo ocho a?os despu¨¦s de que la ¨²ltima, la cuarta generaci¨®n de los Nuevos 52, hiciera lo propio.
Las razones de Didio se condensan en esta declaraci¨®n:
"Sabemos que lo importante de los tebeos es la sensaci¨®n de inmersi¨®n en el mundo, qu¨¦ est¨¢ ocurriendo y c¨®mo todo funciona en conjunto. Cuando vemos que en el cine y en las televisiones se est¨¢n construyendo universos, pensamos que si no lo hacemos en c¨®mic, el lugar que los inspir¨®, entonces parece que estar¨ªamos fallando."?
Esta declaraci¨®n, probablemente a pesar de Didio, dibuja con una nitidez asombrosa los problemas e inseguridades que aquejan al c¨®mic contempor¨¢neo norteamericano. Por decirlo sucintamente, empieza a darse cuenta de que, como le ocurri¨® a George R.R. Martin con Juego de tronos, las ficciones originales que inspiran a los medios m¨¢s mainstream, el cine, la televisi¨®n y los videojuegos, son intrascendentes. Comienza a percatarse del parad¨®jico efecto nocivo de tener a otra industria cultural usurpando, en el imaginario colectivo, la verdadera representaci¨®n de tales h¨¦roes.
Es un problema que se manifiesta en primer lugar en los n¨²meros. La industria del tebeo crece; poco, pero crece. El a?o pasado, 2018, alcanz¨® su m¨¢ximo hasta la fecha: casi 994 millones de euros, seg¨²n datos del principal informe del sector elaborado por ICV2 y Comichron; es decir, bastante menos de lo que consigue una sola pel¨ªcula de Marvel de gran ¨¦xito y poco m¨¢s de un tercio de lo alcanzado por ese fen¨®meno llamado Avengers. Endgame. Es decir, que se trata de una industria diminuta en comparaci¨®n, incluso en su m¨¢ximo hist¨®rico de recaudaci¨®n.
Pero ese m¨¢ximo oculta tambi¨¦n otras tensiones. Para empezar, d¨®nde se vende el tebeo en s¨ª. Por cada diez d¨®lares que el aficionado al tebeo gasta, nueve se van para los formatos f¨ªsicos y solo uno para el digital. Pero lo llamativo es que por primera vez en tres d¨¦cadas la adquisici¨®n de esos formatos f¨ªsicos ya no sucede, mayoritariamente, en las tiendas de tebeos de toda la vida. Ahora son los canales convencionales del libro (os¨¦ase, Amazon y las librer¨ªas) las que amenazan este primer puesto con un crecimiento exponencial como canal de venta preeminente. Y lo que m¨¢s se compra por este canal son las novelas gr¨¢ficas. Y para chavales, no para adultos.?
Y del d¨®nde pasamos al qu¨¦ y al meollo de la cuesti¨®n; a la raz¨®n que dos generaciones clave para la historia de DC hayan sucedido en apenas cuatro a?os cuando las tres restantes abarcan m¨¢s de 80 a?os de historia. Esto es: la grapa. La crisis de la grapa. En el estupendo libro 'Demanding Respect: The Evolution of the American Book', de Paul Lopes, se reflejan una serie de datos la mar de esclarecedores. Antes de la censura que retir¨® del mercado los c¨®mics de horror y violentos, provocando un encogimiento del sector salvaje (se vend¨ªa la mitad de lo que se sol¨ªa vender), las cifras de ventas medias de un tebeo de grapa de ¨¦xito rondaban los 800.000 ejemplares.?
800.000 ejemplares de media.
El a?o pasado, el tebeo m¨¢s vendido fue Action Comics#1000, siempre seg¨²n datos de Comichron, pas¨® con poco de los 500.000. Volviendo al libro de Lopes, otro pasaje, esta vez dedicado al estado de la industria a principios de los 90, devuelve de nuevo la misma imagen; la crisis de lectores que est¨¢ viviendo el c¨®mic en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas:
"El artista Todd McFarlane tuvo su propia serie de Spider-Man en 1990 y su Spider-Man #1 vendi¨® m¨¢s de 2,5 millones de copias [...]. Al a?o siguiente, el X-Force 1 de Rob Liefeld vendi¨® 3,7 millones de copias y el X-Men #1 de Chris Claremont y Jim Lee vendi¨® m¨¢s de 8 millones de copias".
Como vemos, se trata de cifras radicalmente distintas. De un orden de magnitud distinto.
?Soluci¨®n? DC cree que la clave est¨¢ en una vuelta a ese concepto de universo que populariz¨® el c¨®mic y que ahora Marvel Entertaiment (que es la ¨²nica a la que realmente le ha salido bien la jugada) replica en cine. Yo, por la informaci¨®n que voy recopilando con los a?os de conversaciones con artistas y guionistas del ramo, saco conclusiones bien distintas. La sobredosis de tiovivo aturde a los lectores y a los artistas por la necesidad de primar el gran espect¨¢culo colectivo a las tramas individuales. Como da?o colateral, y fuera de los primeras espada de cada colecci¨®n, cada vez se mantienen menos series con un equipo creativo estable, lo que merma la continuidad art¨ªstica en un personaje que, como ocurre en televisi¨®n, necesita tiempo de maceraci¨®n para encontrar las peculiaridades de su sabor.
Entonces, ?c¨®mo se come ese r¨¦cord global en 2019 si el tebeo est¨¢, en efecto, muy lejos de alcanzar sus mejores tiempos en ventas? Se come igual que la trampa que sustenta al cine actual. Se come porque el precio de las grapas y de los tiques han aumentado galopantemente, lo que explica, am¨¦n de la inflaci¨®n, que una pel¨ªcula, vendiendo infinitamente menos que lo que se vend¨ªa en la ¨¦poca de esplendor en las salas, logre mucho m¨¢s dinero contante y sonante que en el pasado.? Lo mismo sucede con los c¨®mics. Si la proporci¨®n de subida del precio es algo mayor que la proporci¨®n de p¨¦rdida de lectores, los resultados se maquillan. Pero es un maquillaje que no resiste la lupa.
Hace unos a?os, tambi¨¦n para Ka-Boom, entrevistaba precisamente a una de las grandes leyendas de la edici¨®n de DC Comics, Paul Levitz y le planteaba este riesgo que asum¨ªa el c¨®mic, el de morir o como poco enfermar gravemente de un ¨¦xito que, aunque parezca propio, es realmente ajeno. Su respuesta fue la siguiente:
"El caso es que ahora, m¨¢s que nunca, nos lee un mayor n¨²mero de gente y con mayor diversidad. Si nos ganamos a esos lectores que est¨¢n ah¨ª, si hacemos que no quieran abandonarnos, resistiremos a una futura burbuja de p¨¦rdida de inter¨¦s de las multinacionales. Los tebeos de Superman, Batman o Spider-Man no creo que vayan a desaparecer. Incluso si una multinacional se aburre, sabe que si licencia estos personajes va a ganar un mont¨®n de pasta. La verdadera pregunta es, ?retienes a los lectores? Porque si los retienes es cuando tienes un negocio sano. Los lectores nos mantienen con vida".
La respuesta, a tenor de los n¨²meros, no es halag¨¹e?a.
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