Un g¨¦nero de a?oranzas
Ballet Moiseyev recupera su brillante pieza emblem¨¢tica sobre el balompi¨¦ en el Teatro Real de Madrid
La historia ya hoy convertida en leyenda de Igor Moiseyev (1906 ¨C 2007) empez¨® con m¨¢s o menos 40 bailarines en el desangelado estudio de la calle Leontieveski moscovita con algunas ideas no cristalizadas de lo que quer¨ªa hacer. Eran entonces una tropa art¨ªstica mezclada de amateurs con bailarines de ballet especializados en danzas de car¨¢cter, y experimentando sobre la marcha en un ambiente dif¨ªcil, de ahogo, pues estaba al comenzar el Gran Terror de 1937, y en Mosc¨² se viv¨ªa ¡°sin poder darle la espalda ni a una pared¡±. El mismo Moiseyev se hab¨ªa graduado en la Escuela Coreogr¨¢fica de Mosc¨² y bailado en el Teatro Bolshoi, donde permaneci¨® 15 a?os, llegando a protagonizar en 1925 Jos¨¦ el hermoso con la coreograf¨ªa de Kasi¨¢n Goleizovski y la m¨²sica de Serguei Vasilenko dentro del inquieto grupo joven de teatro de danza experimental, alegr¨ªa que les dur¨® poco pues la censura no dej¨® que se volviera ver en Mosc¨² (en la obra hab¨ªa erotismo, poca ropa, alusi¨®n b¨ªblica y final tr¨¢gico). Moiseyev aprendi¨® la lecci¨®n y entendi¨® el significado de supervivencia en aquella atm¨®sfera. Cambi¨® de rumbo o quiz¨¢s, como glosan sus bi¨®grafos, canaliz¨® sus inquietudes del baile de masas por una v¨ªa sin sobresaltos.
As¨ª, forj¨® su estilo y su met¨®dica manera sobre la complacencia a las autoridades sovi¨¦ticas, se hizo parte de la nomenclatura cultural oficialista. Es muy evidente c¨®mo el hallazgo del entrenamiento propio del ballet acad¨¦mico trufado de acrobacia y del remanente pl¨¢stico folcl¨®rico finalmente ha depurado el fruto a lo que vemos hoy, donde hay cuadros de factura irregular, gusto y calidad, todo dentro de la filosof¨ªa art¨ªstica de su fundador. Los int¨¦rpretes aciertan en su cometido, y el baile es correcto en cuanto disciplina, con despliegue del virtuosismo propio de esas danzas a las que se denomina poco rigurosamente como ¡°populares¡±, asunto discutible, pues otra cosa es el gusto y la concepci¨®n de danza ligera.
¡®Danzas de los pueblos del mundo¡¯
Coreograf¨ªas: Igor Moiseyev. M¨²sicas: Mijail Glinka, Alexander Zfasman, Mikis Theodorakis y otros. Orquesta del Ballet. Director musical: Anatoli Gus. Ballet Igor Moiseyev. Directora art¨ªstica: Elena Shcherbakoba. Teatro Real, Madrid. 2 de diciembre.
Hay una fuerte coordinaci¨®n casi militarizada del conjunto, su tono bascula entre lo ¨¦pico y lo heroico a la manera est¨¦tica del mejor (o peor, seg¨²n se mire) realismo socialista, algo que ya estaba en los proleg¨®menos del estilo distintivo del nuevo ballet moscovita sovi¨¦tico en contraste con el m¨¢s conservador y academicista de Leningrado. La compa?¨ªa sigue teniendo el perfume de otra ¨¦poca pasada (no podemos hablar de superada), de los tiempos sovi¨¦ticos. Su ¨¦xito a¨²n parte de dos est¨ªmulos poderosos: la nostalgia y el entretenimiento festivo. Y hay un sustrato ideol¨®gico muy presente que no se disimula, como en el cuadro de los partisanos o en el de los marineros de ¡°Un d¨ªa en el barco¡±. Lo mejor y m¨¢s atrayente es la recuperaci¨®n de F¨²tbol, uno de sus emblemas, y esto encandila a todos los p¨²blicos. Es menos ¡°bailada¡± y m¨¢s gimn¨¢stica que la versi¨®n de Asaf Messerer, pero igualmente comunicativa. F¨²tbol es r¨¢pida y concisa, como una vi?eta ilustrada en la din¨¢mica de un partido fren¨¦tico donde no falta el humor, los t¨®picos del balompi¨¦ y un regusto sat¨ªrico muy bien expresado en las pantomimas.
Hay otro tema no ajeno y coyuntural: el Teatro Real alquila los lunes la sala a esta (u otra) compa?¨ªa, para hacer caja. Puede el Ballet Moiseyev tener cierta gracia pero no en los m¨¢rgenes propios de un gran coliseo de ¨®pera y ballet. Es un sentir casi soterrado, que no se expresa demasiado. Surge la duda y la respuesta vital se queda corta: hay que vivir, y hasta sobrevivir. Apunt¨¦se que en Mosc¨² el Ballet Moiseyev se presenta habitualmente en la Sala de Conciertos Chaicovski, su sede oficial desde 1940, nunca en el Teatro Bolshoi (en San Petersburgo, tampoco nunca en el antiguo Mariinski), a veces en el gigantesco Teatro del Kremlin. Cuando la compa?¨ªa viaja al extranjero se presenta habitualmente en coliseos comerciales (no en Garnier de Par¨ªs, ni en Covent Garden de Londres, ni en La Scala de Mil¨¢n). Este poco agraciado y espinoso asunto puede (y hasta debe discutirse), y se trata de un tema m¨¢s de pol¨ªtica cultural. La compa?¨ªa para esta excepcional funci¨®n, consciente de su importancia, trajo desde Mosc¨² para una ¨²nica actuaci¨®n en la capital a su orquesta propia.
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