La vida despu¨¦s del desastre
Susi S¨¢nchez y Adriana Ozores pisan de nuevo escena, y se les suma Joaqu¨ªn Climent: triple regalo en Los hijos, de Lucy Kirkwood, dirigida por David Serrano
Hazel (Susi S¨¢nchez) y Robin (Joaqu¨ªn Climent) son una pareja madura, casada. Cient¨ªficos nucleares, trabajaban en una central. Ahora viven en una lejana caba?a de la costa brit¨¢nica. Una tarde les visita Rose (Adriana Ozores), antigua amiga y compa?era, a la que hace mucho tiempo que no ve¨ªan. La pregunta que nos hacemos, muy bien guiada, es ?qu¨¦ ha venido a buscar? Parece que sigue la vida cotidiana, pero poco a poco, de modo sutil, a trav¨¦s de peque?os detalles, se percibe la afloraci¨®n de algo inquietante. Rose sangra por la nariz. ¡°Tranquila, no es nada¡±. Hazel habla de los hijos. Hasta que aparecen las palabras ¡°la zona¡± y ¡°el desastre¡±. Se sabe que pas¨® algo, pero no el qu¨¦. Brota una frase sencilla y terrible: ¡°El mar parec¨ªa leche hirviendo¡±.
Los hijos (The children), de Lucy Kirkwood, inspirada en la explosi¨®n de Fukushima (Jap¨®n, 2011), se estren¨® en 2016 en el Royal Court (Londres), protagonizada por Francesca Annis, Deborah Findlay y Ron Cook, dirigidos por James MacDonald. El mismo reparto la represent¨® en Broadway, en el Samuel J. Friedman Theatre, de 2017 a 2018. La pasada primavera se vio en el Steppenwolf de Chicago. Ahora est¨¢ en el madrile?o Pav¨®n Kamikaze, muy bien traducida por Cristina de la Pe?a, iluminada por Juan G¨®mez Cornejo, con escenograf¨ªa y vestuario a cargo de M¨®nica Boromello. Todo funciona en este montaje. La puesta, firme y transparente, sin voluntad de echar la firma, es de David Serrano, un director que descubr¨ª con Lluvia constante y cada d¨ªa me gusta m¨¢s. Formidable reparto, muy bien elegido. Tres int¨¦rpretes impecables que hac¨ªa tiempo no ve¨ªa en escena. Bueno, a Joaqu¨ªn Climent le vi el a?o pasado, precisamente en el Pav¨®n. Tambi¨¦n estaba estupendo: el inspector de Port Arthur, de Jordi Casanovas, que dirigi¨® Serrano, segunda coincidencia. Climent tiene dos virtudes infrecuentes: sobriedad y una notable capacidad de escucha, que te contagia. Susi S¨¢nchez y Adriana Ozores rebosan la fuerza e intensidad que requieren sus personajes. Es un regalo que estas soberbias actrices vuelvan a pisar las tablas. ?Quiero verlas m¨¢s!
Que estas soberbias actrices vuelvan a pisar las tablas es un regalo. Rebosan la fuerza e intensidad que exigen sus personajes
Ya sabemos que la mano del hombre puede acabar con el medio ambiente, pero el matrimonio no son villanos de pel¨ªcula de Bond sino dos jubilados, sabios y afables, que ahora han de vivir pendientes de un contador Geiger por el peligro de la radiaci¨®n, hasta que Rose llega para hacerles una propuesta con vistas a las generaciones futuras. Ese es el tema del debate, pero no es el debate: para enterarse hay que ir al Pav¨®n. Lucy Kirkwood nos dice que algunos miembros de esa generaci¨®n, de entre 60 y 70 a?os cuando transcurre la acci¨®n, no han sabido evitar la cat¨¢strofe.
Chimerica, la pieza que lanz¨® a la autora (estrenada en el Almeida en 2013, se llev¨® el Olivier a la mejor nueva obra), giraba en torno a la influencia de China y Am¨¦rica en la pol¨ªtica mundial: casi un epic con 17 personajes y una trama compleja, que Channel Four convirti¨® en miniserie el pasado abril. Los hijos es el di¨¢logo de tres antiguos amigos en una habitaci¨®n. Pero no teman sermones ni latazos abstractos. Dram¨¢ticamente, el reto de la autora es plantear y desarrollar el asunto sin que pensemos: ¡°S¨ª, se dicen verdades como templos, pero se me cae la mand¨ªbula¡±. Y ah¨ª es donde juegan y ganan la tensi¨®n de los di¨¢logos y el talento de los tres int¨¦rpretes, que evitan el riesgo de ponerse pomposos (modelo ¡°atenci¨®n, esta es una obra sobre grandes temas, por si no se han dado cuenta¡±). Hazel, Robin y Rose son personajes cre¨ªbles que no viven vestidos de pl¨¢stico blanco en un futuro de ciencia ficci¨®n sino en la realidad de pasado ma?ana. Y es muy comprensible que el matrimonio intente seguir manteniendo (o creyendo) una atm¨®sfera de cotidianeidad. Aunque la caba?a est¨¦ ruinosa y a pocos kil¨®metros de la zona ¡°afectada¡±; aunque los cortes de electricidad sean constantes, y los pueblos cercanos hayan quedado desiertos.
Lo que nos muestra Los hijos es c¨®mo afronta la situaci¨®n cada uno de los tres. Qui¨¦n quiere seguir luchando, poniendo en juego su vida y por qu¨¦, y qui¨¦n prefiere mirar hacia otro lado, como si todav¨ªa hubiera ¡°otro lado¡±. Sin olvidar que hay hijos y nietos de por medio.
Los di¨¢logos de Kirkwood nos hacen percibir el peligro, porque lo que est¨¢ en juego es realmente urgente. Es justamente esa urgencia, y c¨®mo se ha llegado a ella, lo que mantiene el inter¨¦s de la obra y en vilo al espectador. Sin buenos ni malos, sin pasar cuentas, sino viniendo a exponer la situaci¨®n porque todav¨ªa se puede y se debe hacer algo, porque quiz¨¢s haya tiempo para intervenir. De eso trata la obra: de lo que se hizo mal y a¨²n puede rehacerse en lo posible. De los padres y de los hijos.
Los hijos. Texto: Lucy Kirkwood. Direcci¨®n: David Serrano. Pav¨®n Kamikaze. Madrid. Hasta el 5 de enero de 2020.
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