Las br¨²julas magn¨¦ticas siguen funcionando
El Reina Sof¨ªa dedica una muestra al poeta y fil¨®sofo Ignacio G¨®mez de Lia?o. Gran catalizador del arte conceptual espa?ol de los setenta, su obra hu¨ªa precisamente de la pieza acabada, vendible y ¡°exponible¡±
Por prurito de franqueza y transparencia anglosajona, un poco a lo Times Literary Supplement, quiero que vaya por delante que Ignacio G¨®mez de Lia?o y yo nunca nos tratamos, pero que hace ya muchos a?os, en una galaxia muy lejana, me cupo el infortunio de que rechazara una antolog¨ªa de mis textos sobre arte para la colecci¨®n que dirig¨ªa en la editorial Siruela. Y digo infortunio no por el destino del libro en s¨ª, que de ning¨²n modo la humanidad esperaba ansiosa, sino porque mi inter¨¦s y admiraci¨®n por la actividad creativa y difusora de G¨®mez de Lia?o hicieron el rechazo un pel¨ªn m¨¢s doloroso de lo normal para quien ya est¨¢ m¨¢s que bregado en estos gajes del oficio.
Pero al grano, que nunca se muele con agua pasada: en Europa, durante el verano de 1972, las actitudes se convert¨ªan definitivamente en forma durante la seminal Documenta 5 de Kassel, donde Harald Szeemann remach¨® la adopci¨®n de la nueva vanguardia conceptual dentro de la familia extensa del arte avanzado: del povera a Beuys, pasando por la aceptaci¨®n definitiva del v¨ªdeo y la performance. Gerhard Richter robaba la funci¨®n en la Bienal de Venecia y no muy lejos, en Spoleto, el Festival de los Dos Mundos romp¨ªa las barreras entre artes esc¨¦nicas y pl¨¢sticas: la m¨²sica contempor¨¢nea, el happening, la instalaci¨®n y el evento ef¨ªmero se abr¨ªan al gran p¨²blico.
Mientras tanto, en Espa?a¡, en Espa?a, por una vez (quiz¨¢ por primera en mucho tiempo) no se perd¨ªa del todo el tren y la ocasi¨®n de participar en tanta movida cultural. En l¨ªnea de expos como la de 2009 sobre los Encuentros de Pamplona, el Reina Sof¨ªa y su comisaria Lola Hinojosa montan esta otra con la valiosa donaci¨®n documental y art¨ªstica de un personaje fundamental de entonces: el heterodoxo, inclasificable, outsider convencido y a la vez spin doctor en la sombra Ignacio G¨®mez de Lia?o: perd¨®n por los anglicismos, pero escritor, poeta o fil¨®sofo son etiquetas que se le quedan peque?as y no dan idea de su voluntariosa amplitud de miras, casi ¨²nica en el pa¨ªs y el periodo.
En la Espa?a del tardofranquismo, la actividad fren¨¦tica y extendida a varias disciplinas de GdL probaban que la escena cultural patria, despu¨¦s de todo, no se reduc¨ªa a lo m¨¢s visible: las exposiciones oficiales del r¨¦gimen, la abstracci¨®n del informalismo tard¨ªo, el arte ortodoxo de resistencia pol¨ªtica y viejos topos. Tras 40 a?os de dictadura, una nueva generaci¨®n de creadores, m¨¢s formada, m¨¢s viajada, m¨¢s esc¨¦ptica quiz¨¢, estaba impaciente por saltar fronteras y airear el enrarecido panorama ib¨¦rico.
Tuvo que ser el trabajo de personajes aislados como ¨¦l, como Alexanco o Luis de Pablo, o el de grupos como Problem¨¢tica 63, como la Cooperativa de Producci¨®n Art¨ªstica y Artesana con Herminio Molero y Manuel Quejido, o el Grupo Castilla 63 (con Elena Asins o Julio Plaza), el encargado de articular espacios independientes del mercado para difundir experiencias minoritarias entonces: el conceptual, el arte inform¨¢tico y de acci¨®n, la poes¨ªa visual, el letrismo, la m¨²sica electr¨®nica.
Todo esto llegaba a Espa?a a la vez demasiado pronto y demasiado tarde: justo cuando en el resto del mundo el fin de las utop¨ªas sesenteras y la crisis setentera inminente hac¨ªan sospechar que a la ecuaci¨®n vanguardia/ideolog¨ªa progresista/libertad antimercado le faltaban m¨¢s matices y sobraban m¨¢s sombras de lo que se hab¨ªa cre¨ªdo al principio. Y el doble de tarde, por otra parte, en un pa¨ªs que llevaba m¨¢s de 30 a?os de dictadura, donde el debate pol¨ªtico y cultural era a¨²n rudimentario y autoritario. En 1972, a GdL le expulsaron de la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde era profesor de Est¨¦tica, por permitir una acci¨®n po¨¦tica en el aula. Esta represi¨®n, el sabor de boca agridulce de los Encuentros de Pamplona y su intenso trabajo en el seminal Seminario (valga la redundancia) de Generaci¨®n Autom¨¢tica de Formas Pl¨¢sticas en el Centro de C¨¢lcu?lo de la Universidad de Madrid le llevaron a una ¨¦poca de retiro en Ibiza, muy fruct¨ªfero en el terreno puramente po¨¦tico.
La exposici¨®n cubre esto y m¨¢s, es prolija y exige su tiempo. No es, para entendernos y a mucha honra, el pase¨ªllo cultural ideal para llevar a las visitas estas Navidades. A partir del archivo personal donado, rescata mucha documentaci¨®n interesante y lidia bien con el problema de mostrar los trabajos de unas vanguardias que hu¨ªan justamente de la pieza acabada, vendible y ¡°exponible¡±: v¨ªdeos, grabaciones, cartas, repescas de hemeroteca y entrevistas reconstruyen el ruido ambiente (y la furia a veces) del momento sin caer en la muestra de gabinete o la aridez erudita.
Es a la vez un autorretrato, un retrato de grupo y casi una escena de g¨¦nero: la de un pa¨ªs cojitranco, y la de un personaje catalizador, agitador, experimentalista convencido, viajero mental y f¨ªsico por los escenarios culturales internacionales que inclu¨ªan el concretismo brasile?o, el espacialismo franc¨¦s o la experimentaci¨®n con los limites visuales y conceptuales de la disposici¨®n tipogr¨¢fica. Una ¨¦poca, a la vez cercana y remota, en que la consolidaci¨®n internacional de plataformas de colaboraci¨®n interdisciplinares contaba m¨¢s que la planificaci¨®n estrat¨¦gica de una carrera (por citar m¨¢s o menos al Otro, ya todo artista avispado ha aprendido a poner su talento en su obra y su genio en su ¡°trayectoria¡±).
Las cosas han cambiado tanto en lo superficial y los modos de hacer y tecnolog¨ªas comunicativas han mutado tan brutalmente que nos arriesgamos a olvidar c¨®mo leer en el trabajo de G¨®mez de Lia?o y su ¨¦poca las indicaciones de una br¨²jula que no por anal¨®gica y predigital deja de se?alar bien imantada hacia un norte nunca m¨¢s necesario.
Abandonar la escritura. I. G¨®mez de Lia?o. Museo Reina Sof¨ªa. Madrid. Hasta el 18 de mayo.
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