¡°La mitad de los menores de treinta a?os no saben qu¨¦ es el Holocausto¡±
Fran?ois Girard mezcla memoria y m¨²sica en ¡®La canci¨®n de los nombres olvidados¡¯
A alguien tan apasionado por la m¨²sica como el canadiense Fran?ois Girard (Quebec, 57 a?os), cuyas mejores pel¨ªculas tienen que ver con este arte -Sinfon¨ªa en soledad: un retrato de Glenn Gould, El viol¨ªn rojo o El coro-, que le buscaran para dirigir La canci¨®n de los nombres olvidados le parece algo l¨®gico. ¡°Es extra?o c¨®mo pasas de un proyecto a otro. En el caso de La canci¨®n de los nombres olvidados incluso hab¨ªa una raz¨®n para no hacerla¡±, cuenta Girard durante el festival de San Sebasti¨¢n, ya que su pel¨ªcula clausur¨® el certamen. ¡°Y era no rodar otra pel¨ªcula sobre los misterios de la m¨²sica¡±, reflexiona. ¡°Pero la historia me emocion¨®, y para m¨ª no es un filme exclusivamente sobre la m¨²sica, sino sobre el arte como un veh¨ªculo de transmisi¨®n de un conocimiento. Al final, acert¨¦ aceptando¡±.
La canci¨®n de los nombres olvidados cuenta con dos actores de peso como protagonistas: Tim Roth y Clive Owen. Este encarna a un violinista ex ni?o prodigio desaparecido durante d¨¦cadas. Roth interpreta a su amigo de la infancia, que le ha buscado durante a?os, y que le prepara un concierto de vuelta a los escenarios. La canci¨®n del t¨ªtulo es un tema que cantan jud¨ªos ultraortodoxos para recordar los nombres de los asesinados en los campos de concentraci¨®n nazis. Un macguffin algo forzado, pero que le sirve al cineasta, usando un soporte f¨ªsico, para hablar de una transmisi¨®n oral ¡ªla canci¨®n de los asesinados¡ª que solo existe en la memoria de quienes la interpretan: ¡°La transmisi¨®n oral es habitual en la cultura jud¨ªa. La fisicidad no me interesa, sino que buscaba ahondar en la comunicaci¨®n humana. El cine, en cualquier caso, es una fascinante herramienta de evasi¨®n de la rutina, la perfecta m¨¢quina del tiempo para saltar tanto al futuro como al pasado¡±.
Otra cosa es el hecho hist¨®rico. Y eso enfada al canadiense: ¡°Vivimos en un mundo enfermo de amnesia. Nos movemos sin levantar la cabeza de los m¨®viles. Solo habitamos el presente, olvidamos la Historia. La mitad de la gente de menos de treinta a?os no sabe qu¨¦ es el Holocausto. De ah¨ª la necesidad de hacer pel¨ªculas como esta¡±. Girard s¨ª cree en el papel del cine para educar: ¡°Desde luego, las pel¨ªculas son un ant¨ªdoto efectivo contra esa amnesia colectiva¡±. Y lo que cambia en La canci¨®n de los nombres olvidados es c¨®mo afecta el Holocausto en el alma de alguien que no lo sufri¨®, algo pocas veces visto en el cine: ¡°Porque creo que no suele hacerse como aqu¨ª: contarlo sin exageraciones, con todo su dolor, pegados al suelo. Siempre pensaba en esta pel¨ªcula como si caminara sobre un volc¨¢n: no ves la lava, pero sientes el calor¡±.
En otros trabajos y en este, Girard ha retratado a personajes con un gran don que acaban lastrados por ese talento: ¡°Tener facilidad para el arte es peligroso, la belleza tambi¨¦n. Lo vemos constantemente. Me gustar¨ªa pensar que todo el mundo posee un talento y que nuestra obligaci¨®n es buscarlo y usarlo de forma apropiada¡±.
?pera, Circo del Sol...
Fran?ois Girard es tambi¨¦n director art¨ªstico del Circo del Sol ¡ªcolabor¨® en los espect¨¢culos Zed y Zarkana, que escribi¨®¡ª y habitual del mundo de la ¨®pera, tanto en Estados Unidos (la Metropolitan Opera) como en Europa (Par¨ªs). ¡°Mi trabajo en teatro, ¨®pera y cine tienden a ser similares. Lo que cambian son los compa?eros. Y a lo mejos el escrutinio p¨²blico. Pero en general, los a?os que dedico a cada trabajo, la manera de colaborar con los jefes de cada equipo son parecidos. ?Qu¨¦ cambia? El lugar donde se realizan, y eso significa que cambia el punto de vista del espectador¡±, cuenta.
Babelia
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