Rithy Panh sumerge la Berlinale en la muerte y la sinraz¨®n
El director camboyano cierra la Competici¨®n con 'Irradi¨¦s', un documental sobre el dolor de sobrevivir a genocidios y holocaustos
Rithy Panh (Nom Pen, 55 a?os) ha asumido que su vida estar¨¢ siempre ligada a la barbarie humana, a la sinraz¨®n que lleva a los hombres a matarse unos a otros, y cuanto m¨¢s, mejor. Lleva desde los 15 a?os viviendo en el exilio en Par¨ªs, tras huir de los jemeres rojos, la dictadura del terror que acab¨® con uno de cada tres habitantes de su pa¨ªs natal, Camboya. Empez¨® a filmar en 1989, aunque hasta 2003 con S-21, la m¨¢quina de matar de los jemeres rojos no logr¨® relevancia internacional. En La imagen perdida -candidata al Oscar a mejor pel¨ªcula de habla extranjera en 2013- us¨® mu?ecos de artesan¨ªa en arcilla e im¨¢genes de archivo para mostrar las atrocidades, su libro La eliminaci¨®n (Anagrama) honraba a las v¨ªctimas y hace dos a?os estren¨® Exil, en el que ahondaba de forma po¨¦tica en su propio dolor, y La France est Notre Patrie, documental con im¨¢genes hist¨®ricas filmadas por los franceses durante la ¨¦poca colonial. Todo eso est¨¢, y mucho m¨¢s, est¨¢ en Irradi¨¦s, la pel¨ªcula que ha cerrado la competici¨®n en la Berlinale, el ¨²nico documental a concurso.
Irradi¨¦s supone un escal¨®n m¨¢s en la carrera de Panh. Porque abandona Camboya para hablar del exterminio en cualquier parte del siglo XX. Porque asume un lenguaje cinematogr¨¢fico formalmente m¨¢s elaborado para sumergir al espectador en el dolor que el propio ser humano se ha autoinfligido en el siglo XX. "Cuando llev¨¢bamos unos 15 minutos de pel¨ªcula, me di cuenta de que aquello era imposible verlo", ha contado a la prensa. "Hab¨ªa que meter el cine en la pel¨ªcula, ir hacia las sensaciones que nos provoca una instalaci¨®n art¨ªstica". En Irradi¨¦s la pantalla se parte en tres, mientras se oye un di¨¢logo po¨¦tico-ensay¨ªstico entre un hombre y una mujer a cuenta de la muerte, el exterminio, el sufrimiento. Hay im¨¢genes que ocupan toda la pantalla, hay otras que van a distinta velocidad, otras que se repiten, otras que se simultanean... Tambi¨¦n miniaturas y fantasmas filmados para la ocasi¨®n.
Para Rithy Panh, "el filme es tanto un grito de esperanza como un grito del mal, porque en el siglo XX hemos estado repitiendo constantemente los mismos errores". Y ha cambiado su manera de narrar. "En mis pel¨ªculas anteriores no se hablaba mucho, se escuchaba. Ahora suena una poderosa banda sonora, el cine muestra su faceta po¨¦tica para contrarrestar el horror de lo contado... Muchas veces las cosas pasan muy r¨¢pido, y yo en cambio quer¨ªa una inmersi¨®n, una narrativa. Como nos fascina la muerte y la destrucci¨®n, decid¨ª que hubiera respiraci¨®n a trav¨¦s de la pel¨ªcula. La repetici¨®n de im¨¢genes nos recuerda que hay varias perspectivas, algo que con la rapidez actual perdemos", asegura.
No solo hay im¨¢genes de archivo, tambi¨¦n fragmentos de otros trabajos sobre la condici¨®n humana. Como un par de secuencias de Cr¨®nica de un verano (1961), documental ejemplo de cin¨¦ma v¨¦rit¨¦ de Edgar Morin y Jean Rouch.? "El cine tiene una responsabilidad: contar las cosas que nos pasan, las dolorosas, y yo aprovecho para advertir del crecimiento del totalitarismo actual. ?C¨®mo hemos pasado de Roosevelt a Trump? Eleg¨ª las im¨¢genes que resonaran en mi interior, no un mero cat¨¢logo de bombas y cuerpos". Con el t¨¦rmino irradi¨¦s hace referencia a los irradiados por las bombas at¨®micas, y por extensi¨®n a todo superviviente al que le quema algo en su interior y le destruye, incluso una generaci¨®n despu¨¦s de los acontecimientos. "Quiero intentar lograr algo cercano a las creaciones art¨ªsticas hechas desde la libertad por directores como Alain Resnais", asegura. "Que con la recolocaci¨®n de las im¨¢genes creemos una polifon¨ªa". Irradi¨¦s es dur¨ªsima, tanto como indispensable.
Rithy Panh cierra hoy la secci¨®n Competici¨®n de la Berlinale junto a There Is No Evil, del iran¨ª Mohammed Rasoulof. El director de La isla de hierro y Un hombre ¨ªntegro ha rodado cuatro historias relacionadas con la pena de muerte y la integridad moral con un muy desigual resultado. A todas les une la tem¨¢tica y la reflexi¨®n final sobre la poca capacidad de decisi¨®n que le queda al ser humano. Por desgracia, a Rasoulof tampoco le dan oportunidades: el Gobierno iran¨ª le ha prohibido salir de su pa¨ªs.
Con este cierre, a los nuevos directores de la Berlinale les ha quedado un concurso bastante apa?ado, superior en calidad a los de ediciones precedentes. El jurado deber¨ªa de escoger entre dos trabajos como First Cow, de Kelly Reichardt, y Never Rarely Sometimes Always, de Eliza Hittman, de lo mejor del cine independiente estadounidense actual, o jug¨¢rselo a apuestas m¨¢s arriesgadas y propias de un festival, como Rizi, soberbia aproximaci¨®n a la soledad que realiza con no m¨¢s de 20 planos -y sin di¨¢logos subtitulados, porque el cineasta dice que no importan- del malayo Tsai Ming-Liang, o The Woman Who Ran, del coreano Hong Sangsoo, idolatrado por la cr¨ªtica europea. En ese palmar¨¦s tambi¨¦n deber¨ªan de entrar Irradi¨¦s o la labor del italiano Elio Germano en Volevo Nascondermi, de Giorgio Diritti. ?Qu¨¦ ocurrir¨¢ con DAU. Natasha, la pel¨ªcula que m¨¢s polvareda ha levantado en la Berlinale? Su director, el ruso, Ilya Khrzhanovskiy, lleva desde 2006 levantado entre proyecto multidisciplinar, que ya ha contado con una exposici¨®n en el Pompidou, que film¨® durante tres a?os, y que reconstruye un instituto de investigaci¨®n secreta que funcion¨® en la URSS de 1938 a 1968. Khrzhanovskiy ha contado en Berl¨ªn que habr¨¢ al menos otras seis pel¨ªculas m¨¢s para completar un puzle, que ha iniciado en la Berlinale con los 145 minutos de DAU. Natasha, en Competici¨®n, y los 355 minutos de DAU. Degeneration, presente en la secci¨®n Special.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.