Nuccio Ordine: ¡°La pol¨ªtica neoliberal ha descuidado los pilares de la dignidad humana¡±
El fil¨®sofo de la lectura italiano, en conversaci¨®n desde su casa, afirma que la literatura tiene una funci¨®n prof¨¦tica y a la vez nos ense?a sobre el pasado
Nuccio Ordine (Diamante, 1958) habla desde su casa en Calabria, la regi¨®n del sur de Italia donde vive y en cuya universidad ense?a. Fil¨®sofo de la lectura, autor de La utilidad de lo in¨²til, un manifiesto a favor de la ense?anza cl¨¢sica, y de Cl¨¢sicos para la vida (ambos en Acantilado), afirma que la crisis de salud que ha golpeado su pueblo y el mundo es la consecuencia de una pol¨ªtica neoliberal ¡°que ha descuidado y puesto en riesgo los dos pilares de la dignidad humana, el derecho a la salud y el derecho al conocimiento¡±. Respaldado por su biblioteca inmensa, no abandona a trav¨¦s de Skype su pasi¨®n oratoria a favor de una educaci¨®n de calidad, que ha atra¨ªdo multitudes a sus clases y le ha reportado reconocimientos, como el ¨²ltimo honoris causa que recibi¨® en Lovaina (B¨¦lgica).
Pregunta. Como George Steiner, usted considera que ¡°una ense?anza de mala calidad es, casi literalmente, un asesinato¡±, y la ve venir.
Respuesta. Coincido con mi querido amigo. No dudo de que la crisis actual, que ha puesto al servicio de los profesores la ense?anza telem¨¢tica, despierta tentaciones cuyo cumplimiento devaluar¨ªa el esp¨ªritu de la educaci¨®n. Adem¨¢s, no tenemos suficientes profesores, no hay suficiente financiaci¨®n, no se presta atenci¨®n a la escuela. El neoliberalismo ha mirado para otro lado cuando ha tenido que ocuparse de los dos pilares de la dignidad.
En los recortes salvajes que da?aron a los hospitales, donde no hay sitio ni medios para las urgencias. Invertir en sanidad e instrucci¨®n da un impulso econ¨®mico enorme a los pa¨ªses. Miremos a Estados Unidos: qu¨¦ hace la gente para sobrevivir donde la sanidad privada es pr¨¢cticamente el ¨²nico recurso, donde un test cuesta m¨¢s de 2.000 d¨®lares, de modo que ser¨¢n los ricos los ¨²nicos que se sientan seguros y millones de pobres contagiados no podr¨¢n ser curados porque no tendr¨¢n asistencia sanitaria.
P. ?La econom¨ªa, pues, manda m¨¢s que la vida incluso en esta crisis?
R. Hay signos evidentes en ese sentido. Hay un conflicto entre las razones econ¨®micas y las razones de la vida. Produce horror el discurso de Boris Johnson, el premier ingl¨¦s. Dijo al principio que el virus provocar¨ªa muchas muertes y al fin la poblaci¨®n se quedar¨ªa inmunizada¡ ?Una selecci¨®n natural darwiniana! ?Los d¨¦biles se mueren y los fuertes sobreviven! La idea de Johnson era la de la inmunidad del reba?o, rebatida desde la ciencia. Una selecci¨®n de la raza. Como el nazismo.
P. El primer ministro de su pa¨ªs y la canciller alemana dijeron que esto es lo peor que ha ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial. Coincide, adem¨¢s, con el auge de los hipernacionalismos.
R. Pero hay una diferencia: el hipernacionalismo de hoy es muy distinto al que precedi¨® a esa guerra y no tiene el poder del neoliberalismo, que domina el mundo y no responde tan solo a la reacci¨®n de un ¨²nico pa¨ªs. Por eso insisto en esta idea: el coronavirus desenmascara los l¨ªmites del neoliberalismo, nos est¨¢ mostrando sus contradicciones. Johnson no quer¨ªa tomar medidas porque no quer¨ªa frenar la econom¨ªa. En la l¨®gica neoliberal, la econom¨ªa vale m¨¢s que la vida humana. En 1968, Robert Kennedy pronunci¨® un discurso en el que dijo: ¡°El PIB, por desgracia, no mide las cosas m¨¢s importantes de la vida. No incluye la belleza de nuestra poes¨ªa, la inteligencia de nuestro debate p¨²blico, la integridad de nuestros funcionarios¡±. Un exceso de econom¨ªa nos hace perder el sentido de la vida.
P. Se tiende a decir que de esta crisis saldremos mejores.
R. Qui¨¦n sabe. Si queremos dar un giro y atesorar lo aprendido no debemos olvidar los males que de antiguo afligen a la humanidad. La lucha es entre la memoria y el olvido. Y para ello nos sirve la literatura, que tiene una funci¨®n prof¨¦tica y nos ense?a sobre el pasado. Se lee a Boccaccio, a Saramago, a Camus, sobre las epidemias. Ley¨¦ndolos entiendes el miedo, la soledad, la impotencia ante un enemigo invisible, el tema del chivo expiatorio, el sufrimiento, la p¨¦rdida de la libertad, la ciudad fantasma¡
P. Esta es la guerra de su generaci¨®n, y de la de los m¨¢s j¨®venes. ?Siente una responsabilidad mayor como ciudadano?
R. Yo la siento como profesor. Cuando las escuelas y las universidades est¨¢n cerradas, cuando la relaci¨®n con los estudiantes se desmorona, no tenemos m¨¢s elecci¨®n que utilizar los medios, las clases a distancia, para mantenerla viva la relaci¨®n con nuestros estudiantes. Pero atisbo un peligro: debemos estar presentes y luchar, hacer que se oiga nuestra voz. Algunos rectores de universidades est¨¢n diciendo que esta no es la crisis, sino el futuro de la educaci¨®n. La aut¨¦ntica lecci¨®n es la que se da en las aulas, la experiencia humana que tenemos los profesores y los estudiantes juntos. Un ordenador nunca cambiar¨¢ la vida de un estudiante, pero la palabra de un profesor puede cambiar la vida de un muchacho.
P. ?A¨²n as¨ª, se cantar¨¢ despu¨¦s de los tiempos oscuros, como suger¨ªa Bertolt Brecht?
R. Solo una fraternidad universal, la conciencia de una solidaridad humana, podr¨¢ hacer mejor la sociedad, resolver la injusticia y la desigualdad. Si somos indiferentes o ego¨ªstas, si no somos solidarios y generosos con los dem¨¢s, no podremos vivir en un mundo mejor, no podemos cantar felices. Esta es mi visi¨®n del mundo¡ No tenemos contacto con los hijos, con las madres, con los hermanos; en este clima de encierro estamos descubriendo la importancia del otro en la vida, que no somos islas separadas.
Nuccio Ordine, dice, antes de apagar su Skype y fundirse, con su perro, en el confinamiento: ¡°Esta es mi agenda. ?Ves todo lo tachado? Este es el momento, la vida tachada, una vida sin fechas. Esta es, de veras, una terrible incertidumbre¡±.
La ense?anza del estupor
Acaso el intelectual italiano m¨¢s viajero, Nuccio Ordine, confinado en casa, con su perro, Quir¨®n, como el centauro mitol¨®gico, ¡°negro como la noche¡±. ¡°?Diez a?os que no me ve¨ªa a cada hora!¡± Lo acompa?a en los paseos, en la lectura. ?En el miedo tambi¨¦n? ¡°No he sentido miedo. He sentido angustia. Y sufrimiento y preocupaci¨®n por personas de riesgo. He pensado en que mi madre, 84 a?os, no sobrevivir¨ªa a un coronavirus. En j¨®venes de 30 a?os, enfermos que podr¨ªan curarse y vivir, y que si se contagian podr¨ªan morir. No he pensado en el miedo, sino en el cambio de vida, en este abismo¡¡±
¡°Como dice Jos¨¦ Saramago, hemos estado ciegos porque no hemos visto el ego¨ªsmo y la indiferencia que domina la sociedad. Es lo que nos ense?a el coronavirus, el estupor de la enfermedad, como en 'Ensayo sobre la ceguera'. Es lo que, en 'La peste', de Albert Camus, cuenta este pasaje: ¡®?Qu¨¦ se aprende durante la peste? Que hay en los hombres m¨¢s cosas dignas de admiraci¨®n que de desprecio¡¯. Estamos viendo gestos de solidaridad entre las personas, m¨¦dicos jubilados que vuelven al oficio de curar. Veo cosas que hacen que tenga esperanza. El peligro es que olvidemos las necesidades principales de la vida. Mira lo que dice Milan Kundera en 'El libro de la risa y el olvido': ¡®Contrapoder es la lucha de la memoria contra el olvido¡¯. Yo creo que, si olvidamos, volveremos a estar como antes
Babelia
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