¡°Despu¨¦s de esto, deber¨ªamos dar importancia a las cosas que la tienen de verdad, como el sector primario¡±
En una charla virtual organizada por el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona, Gabi Mart¨ªnez, escritor, viajero y naturalista, recuerda que la crisis de 2008 acab¨® con el inicio de la lucha contra el cambio clim¨¢tico
La tr¨ªada de velocidad, tecnolog¨ªa y crecimiento desaforado en la que el mundo estaba instalado hasta hac¨ªa unos d¨ªas, opina Gabi Mart¨ªnez (Barcelona, 49 a?os), escritor, viajero y naturalista, ¡°nos est¨¢ llevando a situaciones como esta¡±. Es decir, el confinamiento por la amenaza de un virus que, como la naturaleza, no entiende de fronteras pol¨ªticas. Partidario desde hace a?os de un modo de vida ¡°lo m¨¢s natural posible¡±, algo que se ha podido comprobar en cada uno de sus libros, desde el pen¨²ltimo y rom¨¢ntico, Animales invisibles (N¨®rdica/Errata Naturae) hasta el ¨²ltimo llamado, casualmente, Un cambio de verdad (Seix Barral), y listo para llegar a librer¨ªas en cuanto pase la crisis sanitaria, son una buena muestra de ello. ¡°Debemos volver a pensar en aquello que es verdaderamente importante¡±, dice, desde el auditorio virtual que el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (CCCB) ha improvisado para culminar el ciclo Cambiar el relato.
Mart¨ªnez no suena tremendista cuando habla del nuevo orden que podr¨ªa instaurarse una vez el virus se extinga. Tal vez porque lo considera parte de algo en marcha. Su charla con Magda Bandera, directora de la revista La Marea, arranca precisamente hablando de la idea de que todo esto podr¨ªa haberse detenido hace mucho tiempo, si el mundo no hubiera colapsado en 2008. ¡°Hasta 2008¡±, dice Bandera, ¡°la comunidad planetaria parec¨ªa cada vez m¨¢s receptiva respecto a las temibles consecuencias del cambio clim¨¢tico, pero entonces lleg¨® la crisis, y todo cambi¨®¡±. ¡°S¨ª¡±, le contesta Mart¨ªnez, ¡°de hecho, el documental de Al Gore ¨C Una verdad inc¨®moda ¨C dio a entender que se hab¨ªa producido un cambio, porque una de las voces que marcan el relato, una referencia popular ¨C como el vicepresidente de los Estados Unidos ¨C, manifiesta una voluntad de se?alar el problema¡±.
Pero entonces llega la crisis econ¨®mica, y todo eso deja de importar. ¡°En 2008, la primera medida que se toma despu¨¦s del colapso es poner fin al apoyo a las energ¨ªas renovables¡±, dice el escritor, y estudioso de pr¨¢cticamente toda forma de vida no humana en la Tierra. Se decidi¨®, entonces, salvar a la econom¨ªa. ¡°Se salvaron unos papeles y se dej¨® caer todo lo dem¨¢s¡±, recuerda. ¡°Pero por mucho dinero que tengamos, si Espa?a se convierte ma?ana en un desierto, ?c¨®mo vamos a cultivar? ?De d¨®nde vamos a sacar el agua? Creo que en estos momentos deber¨ªa producirse una reacci¨®n a eso. Lo que estamos viviendo deber¨ªa permitirnos dejar de criminalizar o menospreciar a la gente que defiende un tipo de vida m¨¢s natural, deber¨ªamos cambiar el punto de vista¡±, dice. Especialmente, sobre aquello que es verdaderamente importante, insiste. ¡°?Qui¨¦n est¨¢ pudiendo salir al campo estos d¨ªas? ?Qui¨¦n nos est¨¢ sosteniendo a todos los que estamos encerrados en casa hablando por ventanas? El sector primario¡±, a?ade.
Despu¨¦s de la crisis de 2008, ¡°se salvaron unos papeles y se dej¨® caer todo lo dem¨¢s¡±, manifiesta el escritor.
¡°Es important¨ªsimo que el movimiento que se ponga en marcha despu¨¦s de esto d¨¦ importancia a las cosas que la tienen y que hasta ahora no la ten¨ªan¡±, asegura. Para ¨¦l, este ¡°es un momento esperanzador¡± porque cree que ¡°muchas personas¡± despu¨¦s de que se d¨¦ la crisis por terminada, ¡°saldr¨¢n ah¨ª fuera en busca del animal invisible que les quede m¨¢s cerca¡±. Es decir, que saldr¨¢n en busca de aquellos animales aut¨®ctonos que a menudo pasan desapercibidos, porque habr¨¢ empezado a importarles algo m¨¢s lo cercano. Pese a todo, a?ade que desconf¨ªa un poco de lo que pueda pasar. ¡°Lo que he aprendido de la naturaleza es que debemos resistir. Que las defensas somos nosotros. Cada uno de nosotros. Aquellos que controlan el relato querr¨¢n mantener las cosas como estaban. Nos dir¨¢n, ¡®os hemos ayudado, ahora nos tendr¨¦is que devolver lo que os hemos dado¡¯, pero hay que empezar a cambiar el relato que nos estamos contando¡±, concluye. Y para ello, debemos ¡°ralentizarnos, y dejar priorizar la tecnolog¨ªa y el crecimiento desbocado, y abogar por un modo de vida m¨¢s natural¡±.
Babelia
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