Luz Casal: ¡°No est¨¢bamos preparados para esto; est¨¢bamos preparados para la muerte. Pero esto es inusitado¡±
La cantante llama cada d¨ªa a decenas de personas para hablar ¡°con gente que est¨¢ sola¡±
Cualquiera de estas tardes, de seis a ocho menos cinco, puede usted recibir en su tel¨¦fono la llamada de Luz Casal. La cantante, que le ha puesto m¨²sica a los versos de Rosal¨ªa de Castro e hizo del rock el emblema de su nacimiento como int¨¦rprete, ha hecho esto otras veces, con personas que ella supo que estaban mal, hospitalizadas o endebles, pero ahora sabe que todo el mundo puede estar afectado por el peor mal de esta ¨¦poca, en Espa?a y en el mundo.
As¨ª que desde que se decret¨® la alerta general que ahora domina hace, a esas horas precisas, todas las llamadas que puede y habla con las personas que le atienden al tel¨¦fono. El asunto es la salud, cuando esta se halla afectada, o la vida, que es lo que de todos modos sigue. Es, dice ella, ¡°una manera de leer vidas¡±.
Sesenta o setenta llamadas cada d¨ªa, ¡°con gentes que no conocemos, unos son fans y otros no¡±. Ahora se acumulan las llamadas que ella misma recibe, y de las que Paco P¨¦rez Bryan, su marido, va seleccionando n¨²meros hasta convertir esta historia en una conversaci¨®n infinita. ¡°Est¨¢n¡±, dice Luz Casal, ¡°los que se sienten afortunados porque no est¨¢n infectados, porque dentro del confinamiento est¨¢n con su familia o con sus hijos, y los que verdaderamente est¨¢n mal, porque son fr¨¢giles, porque est¨¢n enfermos realmente, porque est¨¢n cuidando a gente enferma, porque entre un enfermo y el otro hay una puerta de la habitaci¨®n donde uno est¨¢ confinado y el otro no¡¡± En fin, explica la cantante, ¡°hay barbaridades, historias humanas. Est¨¢, por ejemplo, la m¨¦dica que se halla confinada en una habitaci¨®n de hotel, porque ha cogido el virus, pero est¨¢ deseando recuperarse para volver, est¨¢n los administrativos, los enfermeros, los cajeros¡¡±
Soy feliz, me siento bien, y soy afortunada, pero la acumulaci¨®n de todos estos casos y todas estas llamadas emocionalmente me dejan muy tocadaLuz Casal
Cada caso tiene su historia. ¡°Es poco el tiempo que puedo dedicarles, pero, verdaderamente, en s¨ªntesis, sacas conclusiones fort¨ªsimas en todos los casos. A lo mejor llamo y llega al tel¨¦fono alguien que no se cree que seas t¨²¡ ?Es una broma!, gritan¡ Una tremenda experiencia, que no solo te deja con la conciencia de que cumples un deber de apoyo, sino porque sirve para que t¨² entres en la realidad de cada uno y, sobre todo, para que ellos se sientan escuchados¡±.
Anteayer, por ejemplo, ¡°hablaba con una mujer que deb¨ªa de ser muy joven, por la voz, y que ten¨ªa una hija de tres a?os, y me dec¨ªa: ¡®No es solo que estoy aqu¨ª sola con mi hija, sino que estoy en tratamiento por depresi¨®n. No s¨¦ manejar la situaci¨®n¡¯. Se te encoge el coraz¨®n¡ Y, te digo una cosa: yo acabo como apaleada, t¨ªo. Llevo seis d¨ªas que estoy como cuando tienes una pena, una tristeza. Soy feliz, me siento bien, y soy afortunada, pero la acumulaci¨®n de todos estos casos y todas estas llamadas emocionalmente me dejan muy tocada. Tanto los que son fuertes, y me dicen que hay que adaptarse a la situaci¨®n y sobrellevarla, como aquellos que est¨¢n desesperados. Todas son historias humanas que tocan muy hondo¡±.
¨D?C¨®mo se le ocurri¨®, Luz?
¨D La cosa deriv¨® porque me ha pillado esta contingencia fuera de la casa habitual, y no tengo un piano. La ¨²nica opci¨®n era cantar a capella, cosa que me resulta un poco simple¡ No me ve¨ªa predispuesta a hacer eso. Iba dejando los libros que acabo de leer, o una determinada letra en la que trabajaba, o un determinado programa o espect¨¢culo¡ Todo eso lo iba poniendo al margen, pensando en qu¨¦ ayuda pod¨ªa prestar. S¨¦ que a trav¨¦s de las canciones hay mucha gente que tiene un v¨ªnculo conmigo poderoso. Unos porque han encontrado el amor gracias a una canci¨®n m¨ªa, otros porque yo les di su primer concierto, otros porque eran muy peque?os cuando me oyeron por primera vez, otros porque son mayores, o porque les caigo bien, o porque soy morena, qu¨¦ s¨¦ yo¡ Y con Paco hablamos y decidimos que esta ser¨ªa una buena manera de ponerme a disposici¨®n de la gente, llam¨¢ndolos personalmente, teniendo alguna idea que los pudiera identificar, porque eran de C¨¢diz o de Cuenca o por cualquier cosa que los distinguiera¡ Es un ser humano llamando a otro, y hablando de la vida, y del dolor, porque eso es la vida, dolor. Dentro de mi c¨ªrculo ¨ªntimo estamos bien, soy muy afortunada. Pero de los que llamo casi todos est¨¢n peor que yo.
Hay gente a la que se le est¨¢ muriendo el marido, y lloran, y te piden perd¨®n por llorar, y les dices que no, que tienen que llorarLuz Casal
¨D?De lo que escucha encuentra que hay soledad, miedo¡?¡ª
¨D Hay fortaleza, a pesar de que hay gente desesperada. Hay gente a la que se le est¨¢ muriendo el marido, y lloran, y te piden perd¨®n por llorar, y les dices que no, que tienen que llorar¡ Est¨¢ la fortaleza de la gente, y est¨¢ su humanidad, y est¨¢ no solo esa esperanza de salir de esto, que por supuesto existe, sino adem¨¢s una sensaci¨®n de que despu¨¦s de vivir esto seremos mejores, menos deshumanizados. Creo que ese puede ser el resumen: desesperaci¨®n y esperanza de que esto pasar¨¢ y seremos mejores. No est¨¢bamos preparados para esto; est¨¢bamos preparados para la muerte. Pero esto es inusitado, un virus que nos aparta de los que queremos y que se lleva a nuestros seres queridos. Para eso no est¨¢bamos preparados ninguno.
¨DUsted canta Negra sombra, de Rosal¨ªa de Castro, que ahora tiene resonancias graves. ?Habr¨ªa que ponerle color a esta sombra?
¨DS¨ª, todo el espectro de colores. Yo tengo preferencia por el rojo, pero tambi¨¦n me gusta el negro. Como visto mucho de negro, ahora quiero vestirme de blanco. A la vida hay que echarle color, y ser¨ªa mejor decir colores, para que sea la vida m¨¢s amena, para que puedas abarcar todas las posibilidades que hay. Color, colores, y peque?os detalles, hacer, por ejemplo, que estas llamadas ayuden a otros y tambi¨¦n me ayuden a m¨ª.
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