Paolo Giordano: ¡°Despu¨¦s de grandes traumas colectivos, nuestra reacci¨®n instintiva es olvidar¡±
El escritor italiano, autor de uno de los primeros libros sobre la emergencia del coronavirus (¡®En tiempos de contagio¡¯), alerta contra los peligros del autoritarismo y la miop¨ªa para resolver esta crisis
El pasado 25 de febrero, Paolo Giordano (Tur¨ªn, 37 a?os) public¨® una columna en Il Corriere della Sera titulada Coronavirus, la matem¨¢tica del contagio que nos ayuda a razonar en medio del caos. En ese art¨ªculo, el autor de La soledad de los n¨²meros primos recurr¨ªa a su formaci¨®n cient¨ªfica ¡ªes licenciado en F¨ªsica Te¨®rica¡ª para explicar el comportamiento de la enfermedad. Habl¨® del modelo SIR, que divide las personas en ¡°susceptibles, todos aquellos a quienes todav¨ªa podr¨ªa contagiar; infectados, a quienes ya ha contagiado; y removidos, aquellos que han fallecido o se han curado¡±. La novedad es que la Covid-19 considera susceptible a toda la poblaci¨®n mundial y no hace ninguna distinci¨®n entre seres humanos. Quedarse en casa es la medida necesaria para que el famoso coeficiente R0 (¡°erre subcero¡±, el n¨²mero de personas que un infectado contagia) tienda a 0.
Esta es tambi¨¦n la base de su nuevo libro, En tiempos de contagio (Salamandra), publicado el 26 de marzo como ebook y audiolibro y disponible f¨ªsicamente desde el 29 de abril. Se trata de una serie de reflexiones sobre la pandemia que el ganador del Premio Strega de 2008, el m¨¢s joven de la historia del galard¨®n, escribi¨® en la semana que va desde el 29 de febrero hasta el 6 de marzo. Giordano evidencia la importancia de la ciencia en este momento de incertidumbre y critica la respuesta de los Gobiernos. En un entrevista telef¨®nica con EL PA?S, razona sobre lo que el virus est¨¢ haciendo emerger.
Pregunta. En su libro emerge su formaci¨®n cient¨ªfica. ?Se puede decir que busca reivindicar la importancia de la matem¨¢tica, por c¨®mo los n¨²meros est¨¢n definiendo la cotidianeidad en este momento, y de la ciencia, por la importancia que tiene en la b¨²squeda de una soluci¨®n?
Respuesta. Esta epidemia nos recuerda la centralidad de la ciencia, no solo la necesidad. Me parece que el mundo en el que vivimos est¨¢ m¨¢s caracterizado por la ciencia y la tecnolog¨ªa. Sin embargo, hay una brecha amplia entre el ritmo con el que seguimos la ciencia y cu¨¢nto nos influye. Hay momentos en los que tenemos que recuperar en un segundo todo el terreno perdido. Esta es seguramente una de las razones por las que he escrito este libro tan deprisa. En mi opini¨®n, todo lo que est¨¢ ocurriendo es aterrador, pero lo es a¨²n m¨¢s si no se entiende de manera adecuada. Cuando escrib¨ª ese primer art¨ªculo [Coronavirus, la matem¨¢tica del contagio que nos ayuda a razonar en medio del caos] eran todav¨ªa d¨ªas de confusi¨®n total, cuando se dec¨ªa que el coronavirus era solo una gripe estacional. Esa confusi¨®n, reiterada en todos los pa¨ªses, ha provocado retrasos que solo ahora nos damos cuenta de que han sido determinantes. Mejor dicho, mortales.
Por otro lado, ve¨ªa esos n¨²meros crecer mucho y todos los medios titulaban que la explosi¨®n era inesperada. Pero, en realidad, ese tipo de crecimiento se encuentra dentro de la teor¨ªa que explica la epidemia. Entonces, si no tienes esa informaci¨®n, te asustas mucho m¨¢s. Sent¨ª la necesidad de explicar cuanto m¨¢s r¨¢pido posible y cuanto m¨¢s posible. No puedo explicar todo, pero por lo menos una parte. Ahora hay ramificaciones sociales y econ¨®micas que tambi¨¦n para m¨ª son muy dif¨ªciles de ver en conjunto.
¡°Cuando la situaci¨®n en Italia ya era grave, los pa¨ªses m¨¢s pr¨®ximos a nosotros se comportaban como si no pudiera pasar nada en su territorio¡±
P. ¡°La epidemia es un problema regional¡±, ¡°La epidemia es un problema nacional¡±, ¡°La epidemia es un problema europeo¡±, escribe en su libro, analizando la evoluci¨®n de la pandemia. En el modelo SIR, los ¡°susceptibles¡± son toda la poblaci¨®n mundial, porque el virus nos considera a todos iguales. Entonces, si es un problema colectivo, ?por qu¨¦ los Estados siguen respondiendo individualmente? ?Ser¨¢ por lo que define en otra columna, por el pregiudizio dell¡¯altrove (el prejuicio sobre algo que est¨¢ muy lejos)?
R. Es peor de lo que dice. Estamos todav¨ªa en un punto en el que incluso las regiones responden aut¨®nomamente. Para m¨ª ha sido una gran amargura. Siempre he sido fuertemente europe¨ªsta, pero considero la falta de cohesi¨®n muy decepcionante. Cuando la situaci¨®n en Italia ya era grave, los pa¨ªses m¨¢s pr¨®ximos a nosotros se comportaban como si no pudiera pasar nada en su territorio. Esto s¨ª es el pregiudizio dell¡¯altrove. Si tiene que ver con Italia y China es grave pero comprensible, si tiene que ver con los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea subraya que esas fronteras que pens¨¢bamos haber hecho m¨¢s suaves en realidad est¨¢n todav¨ªa muy presentes en nuestra mente. El problema sobre el que estoy insistiendo en todas las entrevistas es que no es solo triste este tipo de reacci¨®n fragmentada, sino que es tambi¨¦n inadecuada porque nuestras fronteras son ilusorias para esta epidemia. La UE en s¨ª no basta porque el virus ahora empezar¨¢ a causar verdaderos desastres en los lugares donde la gente es a¨²n m¨¢s susceptible como en ?frica, la India, Bangladesh, los campos de refugiados. Incluso si queremos pasar por alto el desastre humanitario, esos ser¨¢n tambi¨¦n dep¨®sitos donde el virus seguir¨¢ activo por mucho tiempo. Entonces, ser¨¢ de nuevo una amenaza para nosotros. Por lo tanto, la reacci¨®n ha sido, como en los ¨²ltimos a?os, de nacionalismo, de cierre. ¡°Cerramos las fronteras¡±, ¡°Nosotros, Italia, hacemos as¨ª¡±, ¡°Nosotros, Lombard¨ªa, hacemos as¨ª¡±, ¡°Nosotros, Vo¡¯ Euganeo [una de las primeras localidades en ser declarada zona roja], hacemos de otra manera¡±. El empuj¨®n deber¨ªa ser cooperativo al m¨¢ximo.
P. Analizando el ejemplo de los pa¨ªses del norte, como Estados Unidos o Inglaterra, ?no le da la sensaci¨®n de que la econom¨ªa sea considerada m¨¢s importante que las personas y el progreso cient¨ªfico?
Un efecto colateral de ese contagio ha sido primero la miop¨ªa, una miop¨ªa que pone siempre, instintivamente, la productividad y las ganancias por delante de cualquier cosa
R. Desafortunadamente, no siento que lo pueda decir solo de ellos, porque se descubre que un efecto colateral de ese contagio ha sido primero la miop¨ªa, una miop¨ªa que pone siempre, instintivamente, la productividad y las ganancias por delante de cualquier cosa. Hay que tener cuidado cuando se habla de esto porque se corre el riesgo de parecer que no te interese la econom¨ªa o el trabajo. Es todo lo contrario. El problema es asumir la econom¨ªa como ¨²nico paradigma absoluto en momentos en los que puede volverse en nuestra contra. Todos han ca¨ªdo en este error: la provincia de B¨¦rgamo [la m¨¢s golpeada por el virus en Italia], Inglaterra, Trump, Bolsonaro, creo tambi¨¦n Espa?a, que he comenzado a reaccionar cuando la situaci¨®n ya era grave. Esta es una de las cosas que no debemos olvidar. No pienso que lleguemos a adorar menos el dinero o a dar menos importancia a la econom¨ªa, pero por lo menos recordemos lo que ha pasado.
P. En efecto, usted escribi¨® una columna en Il Corriere della Sera en la que hace un listado de lo que no quiere olvidar.
R. Y se alarga. Tengo un cuaderno en el que d¨ªa a d¨ªa me apunto las cosas.
P. ?Entonces piensa que corremos el riesgo de olvidar?
R. Siempre. Despu¨¦s de los grandes traumas colectivos, y tambi¨¦n con los personales, nuestra reacci¨®n instintiva es siempre la de remover, de olvidar, de volver a la fase anterior, de hacer limpieza. Ocurrir¨¢. Es m¨¢s, no puedo decirle que ya no est¨¦ ocurriendo. Lo he sentido f¨ªsicamente. De repente, por el momento de conmoci¨®n se ha bajado el ruido pol¨ªtico de fondo que hab¨ªa encubierto todo en los ¨²ltimos a?os. Ahora, ya vuelve a sublevarse. Ya sientes que vuelve de nuevo a encubrir todo. Entonces, es de verdad un momento en el que los intelectuales deben volver a no tener miedo a la palabra. Tienen que tomar notas.
P. ?Los intelectuales han estado ausentes en el debate?
R. Creo que todos los intelectuales est¨¢n poni¨¦ndose al tanto de lo que est¨¢ pasando. En una situaci¨®n de emergencia, todas las reacciones son casi plausibles, desde el p¨¢nico hasta el silencio. El problema es lo que la emergencia nos est¨¢ mostrando. Por ejemplo, he sentido que los intelectuales o, al menos, los escritores, han sido convertidos en algo decorativo. Siempre m¨¢s relegados al comentario emotivo, ¨ªntimo. Quiz¨¢s esto es otro de los elementos sobre el que tenemos que reflexionar. En momentos como este me doy cuenta de c¨®mo necesitamos ayudar a las personas a pensar. En el fondo, si terminaste siendo intelectual es porque te has dado la tarea de pensar y de hacerlo tambi¨¦n por las personas que, por sus propias urgencias, no se lo pueden permitir.
P. ?Qu¨¦ papel pueden desempe?ar los intelectuales y la cultura en la narraci¨®n del coronavirus?
R. El virus dejar¨¢ una huella largu¨ªsima. Por ejemplo en la literatura, donde ser¨¢ interpretado de cualquier manera posible, de lo ¨ªntimo a lo colectivo. Es justo que sea as¨ª, porque la literatura se cierne siempre en torno a los grandes eventos de cada ¨¦poca. De momento, podemos hacer mucho m¨¢s que las recomendaciones de libros de la cuarentena. Eso es otro elemento decorativo.
He sentido que los intelectuales o, al menos, los escritores, han sido convertidos en algo decorativo. Siempre m¨¢s relegados al comentario emotivo, ¨ªntimo.
P. Si por un lado los Estados responden de una manera individualista, por otro ha subrayado la solidaridad entre las personas.
R. Ha sido una sorpresa para m¨ª y para muchos de nosotros. Nos contamos siempre peores de lo que somos, porque lo que ha ocurrido es que Italia est¨¢ parada desde hace un mes. Lo que significa que todos, aunque haya algunas excepciones, estamos haciendo sacrificios de libertad o econ¨®micos para salvaguardar de la enfermedad no tanto a nosotros mismos sino al sistema sanitario y a las personas m¨¢s vulnerables. Si hace dos meses le hubieran hablado de esto, ?se lo habr¨ªa cre¨ªdo? Yo no. Pero ha ocurrido, y somos capaces de esta solidaridad que es tambi¨¦n abstracci¨®n de nosotros mismos, mientras que normalmente nos contamos como un pueblo que no quiere pagar los impuestos porque no le importa el sistema. En cambio, lo que estamos haciendo es pagar una tasa de libertad para ayudar al sistema. Esto me parece un gran descubrimiento sobre nosotros.
P. Los ciudadanos pueden ser contagiados por coronavirus pero tambi¨¦n por las fake news, como ha escrito en otro art¨ªculo. ?C¨®mo funciona en este caso?
R. Es otra pandemia que no comienza ahora. Ya hemos visto los posibles efectos macrosc¨®picos de la viralidad, pero ahora es m¨¢s evidente, como muchas otras cosas. Es evidente este uso desconsiderado del adjetivo ¡°viral¡±. Nos parec¨ªa que ser ¡°virales¡± era un valor a perseguir. Ahora descubrimos un lado oscuro de esa palabra. Para m¨ª ha sido revelador sobre lo amplio que es el espectro de las fake news. Porque, cuando pensamos en ellas pensamos en mentiras, falsedades, que luego se tienen que desmontar. Pero en realidad existe un espectro de grises mucho m¨¢s amplio.
P. En el libro reflexiona sobre el t¨¦rmino ¡°globalizaci¨®n¡±, al que antes del coronavirus no le pod¨ªa dar concreci¨®n. ?La Covid-19 podr¨ªa reformar nuestro sistema?
R. Depende de la duraci¨®n de la crisis. El tiempo que tenemos por delante es largo, pero no sabemos cu¨¢nto. El cambio no llega del choque, porque somos capaces de reabsorberlo, a veces demasiado. El cambio puede llegar de la duraci¨®n de las consecuencias. Algunos mecanismos cambiar¨¢n forzadamente. Volar ser¨¢ m¨¢s complicado durante un tiempo, habr¨¢ m¨¢s protocolos que respetar. Habr¨¢ modificaciones sustanciales. Yo creo que la globalizaci¨®n en s¨ª misma es demasiado estructural. Al fin y al cabo, tambi¨¦n la peste en el siglo XIV llegaba por fen¨®menos de globalizaci¨®n, por lo que no creo en un derrocamiento del sistema. Creo que el problema es otro. Vivimos en un mundo extraordinariamente globalizado pero nuestros planteamientos no est¨¢n a la altura porque no son globales.
¡°Las ineficiencias, por ejemplo de la UE, se deben al chantaje de esa parte nacionalista y populista que hemos dejado crecer imprudentemente¡±
P. Empez¨® a escribir el libro el 29 de febrero y lo termin¨® el 6 de marzo. Ahora que ha observado la evoluci¨®n del virus, ?qu¨¦ a?adir¨ªa?
R. Seguramente el aspecto de la cooperaci¨®n supranacional es uno de los m¨¢s importantes, junto a la conciencia de que muchas de las ineficiencias, por ejemplo de la UE, se deben al chantaje de esa parte nacionalista y populista que hemos dejado crecer imprudentemente en cada pa¨ªs y que incluso hemos fomentado en cuanto que es fuente f¨¢cil de consenso. Ahora el precio de esa imprudencia es muy alto. El virus nos considera a todos iguales de manera violenta. El ¨²nico modo para contrastarlo es actuar todos de la misma manera. Todos estamos en casa y seguimos las mismas reglas. A¨²n as¨ª, hemos visto que nuestra civilizaci¨®n no es homog¨¦nea, porque mi cuarentena no es igual a la de otros. La posibilidad que tengo de trabajar desde casa no es igual a la de quien no puede porque hay situaciones de malestares ps¨ªquicos, de violencia y mucho m¨¢s. El borrado temporal de las diferencias en realidad hace resurgir las disparidades. Todas estas cosas no son nuevas, no las descubrimos hoy. Que las disparidades han crecido de manera vertiginosas en las ¨²ltimas d¨¦cada nos lo dijo Piketty [economista franc¨¦s autor de El capital en el siglo XXI] en un libro que ha le¨ªdo todo el mundo. Los elementos ya estaban. El punto es cu¨¢nto est¨¢ escaneando este virus nuestra civilidad.
El soberanismo tiene la gran capacidad de salir reforzado de cada sufrimiento colectivo por su capacidad manipulatoria infinita del sufrimiento y sobre todo del miedo
P. Ha criticado que nos refiramos al coronavirus como una guerra. ?Por qu¨¦?
R. A veces me doy cuenta de que yo tambi¨¦n utilizo met¨¢foras b¨¦licas. Pero, por un lado pienso que es un atajo ling¨¹¨ªstico, es decir, recurrimos al l¨¦xico que pensamos conocer mejor y no s¨¦ si es una falta de respeto hacia las personas que de verdad han conocido las privaciones de la guerra. Hay tambi¨¦n un elemento de precauci¨®n. Cada vez que evocas de manera muy fuerte una palabra o un tipo de discurso, evocas tambi¨¦n sus espectros. Los de la guerra son la violencia, el autoritarismo, que son amenazas reales en estos momentos. Estamos viendo derivas autoritarias en Europa que aprovechan esta situaci¨®n. Por eso, estar¨ªa muy atento en la elecci¨®n de los espectros que estamos evocando. Esta no es una guerra. Si no podemos hablar de otra manera, tenemos que esforzarnos para encontrar nuevas definiciones.
Estamos viendo derivas autoritarias en Europa que aprovechan esta situaci¨®n
P. No es la primera vez que el mundo se enfrenta a una epidemia, como cuenta en el libro. Pas¨® con la SARS y usted habla de la Xylella, una bacteria vegetal. ?Esto demuestra que no sabemos aprender de nuestros errores?
R. En esto me siento m¨¢s optimista. Ya hubo epidemias en la historia, pero esta es de verdad la primera que tiene ese impacto en el mundo occidental. Pienso que es muy instructivo mirar a los que nos preceden, como China, Singapur, Corea del Sur, Hong Kong. Su reacci¨®n ha sido mucho m¨¢s inteligente. Su incredulidad ha sido mucho menor. No solo porque son pa¨ªses con una estructura diferente de la nuestra, sino tambi¨¦n porque en 2003 han tenido que contener la SARS y en 2012 la MERS. La memoria reciente de lo que ha ocurrido te da las herramientas, los protocolos y las tecnolog¨ªas para enfrentar el virus. Tecnolog¨ªas que nosotros estamos desarrollando ahora. Creo que al final aprenderemos de la gesti¨®n de lo que est¨¢ sucediendo.
P. ?El soberanismo saldr¨¢ reforzado?
R. El soberanismo tiene la gran capacidad de salir reforzado de cada sufrimiento colectivo por su capacidad manipulatoria infinita del sufrimiento y sobre todo del miedo. Tendr¨ªa que darle tambi¨¦n una contrarespuesta optimistica pero no la s¨¦. Hay que estar muy atentos, porque los cambios que se hagan ahora durar¨¢n en el tiempo.
P. ?Durante la cuarentena ha tenido la posibilidad de retomar algo que hab¨ªa dejado a un lado?
R. Estamos viviendo por primera vez con nuestras familias por mucho tiempo. Antes habl¨¢bamos de la confianza que descubrimos en la solidaridad colectiva pero yo la mido tambi¨¦n en el microcosmos familiar. A lo largo de este mes todos hemos tenido momentos de rabia, tristeza y, contrariamente a lo que me esperaba, la reacci¨®n de los dem¨¢s familiares siempre ha sido comprensiva y solidaria. Esto ha sido para m¨ª otro buen descubrimiento.
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