Sentir el viento en la cara
Nos ha dejado un grand¨ªsimo tipo, que hizo de la amistad un arte, de la generosidad una manera de estar en el mundo
Nos ha dejado un gran narrador, un fabulador nato que era a la vez un autor sensible y comprometido con los perdedores y los m¨¢s desfavorecidos; un autor que quer¨ªa ser tambi¨¦n un luchador por un mundo m¨¢s justo, un pionero del movimiento ecologista en su defensa del Amazonas, de los pueblos ind¨ªgenas, en su amor por los animales. Y, c¨®mo no, un grand¨ªsimo tipo, que hizo de la amistad un arte, de la generosidad una manera de estar en el mundo y de la fidelidad un requisito para no traicionar sus ideales de juventud.
Luis Sep¨²lveda no se consideraba m¨¢s que un contador de historias, alguien que aspiraba a ser como el tipo inesperado que en la pulper¨ªa m¨¢s lejana, ese lugar que es tienda de suministros, estafeta de correo y lugar de tragos, levanta la mano y pregunta: ?Perdonen, ?puedo contar una historia??. ?l dominaba como pocos la magia de la oralidad, y sus historias ten¨ªan humor, sorpresa y un soterrado idealismo. Sin embargo, debajo de esos dotes naturales, Lucho era tal vez el escritor en espa?ol que mejor entendi¨® la energ¨ªa de Jack London y Ernest Hemingway, por ejemplo en Un viejo que le¨ªa novelas de amor; o la poes¨ªa seca de Bruce Chatwin, en uno de los m¨¢s bellos libros de viajes en espa?ol, Patagonia Express; o el ¨ªmpetu de la aventura de Francisco Coloane en Mundo del Fin del Mundo; o el c¨¢ustico romanticismo de Raymond Chandler, en Nombre de torero o El fin de las historia, protagonizadas por un Juan Belmonte que es en realidad su alter ego, viejo comunista desencantado dispuesto a partirse la cara por una causa justa.
Muchos lo recordar¨¢n por una serie de f¨¢bulas que son inmejorables acicates de lectura para los m¨¢s j¨®venes, y donde con dif¨ªcil sencillez las peripecias de gatos y gaviotas, perros, caracoles y ballenas, nos ilustran con parad¨®jica humanidad los valores en los que Lucho cree: la amistad, la falta de prejuicios, el trabajo el equipo, la lealtad.
En Tusquets Editores debemos su descubrimiento a la gran editora y amiga Anne Marie M¨¦taili¨¦, quien, en la Feria de Fr¨¢ncfort de 1992, nos habl¨® de la novela irresistible de un nuevo autor chileno que estaba siendo un gran ¨¦xito en Francia. Publicamos Un viejo que le¨ªa novelas de amor al a?o siguiente, y con ella se inici¨® el idilio del autor con los lectores espa?oles. Otro tanto hizo el gran editor italiano y amigo, Luigi Brioschi, que apost¨® por ¨¦l en Italia, y obtuvo una repercusi¨®n si cabe m¨¢s espectacular.
Varios a?os y libros despu¨¦s, fue una suerte para m¨ª asistir el pasado mes de octubre de 2019, en Mil¨¢n, a la fiesta del 70 cumplea?os que el editor italiano le prepar¨®. En su parlamento, Lucho cont¨® cosas que recordadas ahora me emocionan por lo bien que lo retratan.
Se sent¨ªa afortunado por haber tenido tantos amigos, compa?eros y camaradas, y ver en parte cumplido su gran sue?o de reunirlos a todos en una mesa enorme para comer pasta con ellos y brindar.
Se sent¨ªa fuerte y vivo. Su viejo maestro, Francisco Coloane, dec¨ªa que uno sabe que la vida y lo que hacemos en ella va bien si nota el viento en la cara. Lucho se sent¨ªa feliz porque ¨¦l sent¨ªa ese viento cuando escrib¨ªa, y viv¨ªa.
Y parec¨ªa sentirse en paz con su pasado cuando nos cont¨®, c¨®mo no, una historia. Una lectora le hab¨ªa contactado para aclarar una duda de su madre chilena: quer¨ªa saber si ¨¦l era el joven de veintitantos a?os que ense?aba y explicaba historias a los ni?os de un modesto poblado mapuche en 1973, cuando aparecieron los militares golpistas y lo esposaron. Ella y otros ni?os se interpusieron cuando se lo llevaban, para preguntarle al joven: ?Pero c¨®mo acaba la historia? ?Se salva Sandok¨¢n?? Lucho se reconoci¨® en ese joven, era ¨¦l mismo quien tuvo el coraje de decirles a los ni?os, para sorpresa de quienes se lo llevaban: ?No se preocupen, al final se salva Sandok¨¢n.?
Somos muchos los que tambi¨¦n hemos estado en estas extra?as semanas pendientes de la UCI del Hospital Universitario Central de Asturias, y pregunt¨¢ndonos: ?Se salva Luis? Desgraciadamente, el desenlace en la vida real ha sido bien jodido.
Vaya mi abrazo emocionado a Carmen, a sus hijos y nietos, a Ainhoa, y a Nicole Witt.
Juan Cerezo es editor de Tusquets.
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