Swamp Dogg, ese ¡®soulman¡¯ imprescindible y desconocido
El m¨²sico publica un nuevo disco que le sit¨²a como uno de los ¨²ltimos francotiradores del mejor ¡®soul¡¯ sure?o
El t¨¦rmino ¡°m¨²sico de culto¡± suele aplicarse con ligereza, pero en el caso del estadounidense Swamp Dogg (Portsmouth, 77 a?os) se puede decir que es la ¨²nica forma de definirlo. Cantante, compositor, productor y propietario de sellos discogr¨¢ficos, este septuagenario acaba de publicar Sorry You Couldn¡¯t Make It (Noise Recordings / Everlasting!), una obra que le sit¨²a como uno de los ¨²ltimos francotiradores del mejor soul sure?o. Un disco que se edita sin apenas trascendencia medi¨¢tica, una constante en la vida de este creador que se ha pasado media vida transitando por los m¨¢rgenes de la m¨²sica afroamericana hasta el punto de que, sin alcanzar ning¨²n ¨¦xito, no ha dejado de ser citado por colegas y prensa especializada como un m¨²sico entre m¨²sicos: un artista admirado por otros con m¨¢s renombre y capaz de abrir puertas de exploraci¨®n al soul como pocos.
No ha dejado ser as¨ª. Siempre inquieto, Swamp Dogg public¨® hace dos a?os y en edad de jubilaci¨®n Love, Loss and Auto-Tune, un ¨¢lbum donde se met¨ªa de lleno en el proceso de grabaci¨®n con el autotune, distorsionando su voz nasal hasta situarla en aguas de la electr¨®nica. El resultado le qued¨® bastante irregular, pero demostr¨® que su curiosidad est¨¢ innata. Nadie de su quinta se hab¨ªa atrevido a hacer algo tan descabellado. Tambi¨¦n dej¨® claro que cuenta con buenos espadas que le apoyan. En el disco, particip¨® la figura del blues tejano Guitar Shorty y la estrella indie Bon Iver. Este ¨²ltimo vuelve a colaborar con ¨¦l en su nuevo trabajo bajo su nombre real, Justin Vernon. No es el ¨²nico. Tambi¨¦n colaboran un grande del country como John Prine, su ¨²ltima aportaci¨®n conocida a un disco antes de fallecer el pasado 7 de abril por coronavirus, y la cantante Jenny Lewis.
Con Sorry You Couldn¡¯t Make It, Swamp Dogg se deja de experimentos y ofrece un disco asentado en las ra¨ªces cl¨¢sicas. Diez composiciones facturadas con elegancia y oficio, que se mueven entre el soul y el country. De alguna manera, este compositor del estado de Virginia, el mismo del que vienen pioneros del country moderno como The Carter Family o Patsy Cline, se adentra en un camino poco concurrido en la m¨²sica estadounidense, pero cuyos mejores resultados han sido fascinantes. El country-soul, etiqueta sin ning¨²n oficialismo, es una v¨ªa sonora que en los sesenta investigaron grandes referentes de la m¨²sica afroamericana como Ray Charles, Percy Slegde, Arthur Alexander y Solomon Burke. Ray Charles ofreci¨® en 1962 una obra maestra al respecto con el exitoso Modern Sounds In Country And Western Music. Tambi¨¦n buena parte de la obra de Solomon Burke en la misma ¨¦poca defini¨® este territorio cuando arrim¨® su vozarr¨®n de predicador g¨®spel al country & western con sencillos tan solemnes como Cry To Me. De hecho, el resurgimiento de Burke, de la mano del productor Joe Henry -al m¨¢s puro estilo del Johnny Cash con Rick Rubin-, llev¨® a este gigante del soul a revivir este g¨¦nero a principios del siglo XXI con discos como Make Do with What You Got y Nashville. De hecho, Swamp Dogg casi parece querer resucitar al propio Burke en su nuevo ¨¢lbum, adoptando en la portada del disco una est¨¦tica de vaquero negro muy parecida a la suya.
Sin embargo, Swamp Dogg se explica por s¨ª solo. El country-soul ya estaba desperdigado en algunos de sus discos de los setenta. Sat¨ªrico e impredecible, este cantante, cuya voz remite al sonido de las viejas grabaciones de Memphis o Alabama, es considerado una de las grandes figuras de culto de la m¨²sica estadounidense. Su nuevo ¨¢lbum constata su talento para crear canciones espirituales, con los elementos b¨¢sicos del soul y el country. Estampas confesionales de un hombre que, cuando no est¨¢ probando trastos de electr¨®nica o modas determinadas, sabe abrir su alma con lo sencillo. Y cuando lo hace suele maravillar. Los medios tiempos de su nuevo ¨¢lbum as¨ª lo demuestran. I¡¯d Rather Be Your Used To be, A Good Song o Please Let Me Go Round Again.
Swamp Dogg empez¨® a cantar bien joven, aunque antes de ponerse ese nombre art¨ªstico en 1970 se llamaba Little Jerry Williams. Grab¨® su primera canci¨®n con 12 a?os y como adolescente empez¨® en el circuito del rhythm and blues a principios de los setenta con un moderado reconocimiento regional. Lo compagin¨® con el apoyo de otros m¨²sicos locales hasta que su conocimiento del sonido le llev¨® a ser fichado como productor por Atlantic, donde trabaj¨® a las ordenes de Jerry Wexler, uno de los grandes instigadores del soul que trabaj¨® con el propio Ray Charles, Aretha Franklin y Wilson Pickett, entre otros. Doris Duke, Dee Dee Warwick o Gary Us Bonds estuvieron a sus ¨®rdenes. El cambio lleg¨® cuando, cansado del m¨¦todo de trabajo, decidi¨® casi empezar de cero y reinventarse. Se puso el nombre de Swamp Dogg y pas¨® por Canyon, Elektra e Islands Records. En la d¨¦cada de los setenta dio rienda suelta a sus ideas que, bajo la premisa de Sly Stone, fusionaban soul, rock, funk y country como si todos los g¨¦neros naciesen de una misma pasi¨®n por emocionar. Si Swamp Dogg es admirado por m¨²sicos de toda condici¨®n, buena parte de culpa reside en sus discos de aquellos a?os como Total Destruction to Your Mind, Rat On, Cuffed Collared & Tagged o Gag a Maggot, en los que incorpora ideas alucinantes de la contracultura relacionadas con las drogas, el sexo, la pol¨ªtica radical y la pol¨ªtica social. Incluso su forma de recitar sobre las bases anticipaba el rap y el hip hop que llegar¨ªan poco despu¨¦s.
Mientras encar¨® una carrera fuera del radar del ¨¦xito, pero muy prol¨ªfica en cuanto discos de calidad, sigui¨® trabajando como productor y compositor de canciones para otros, que le valieron m¨¢s respeto a¨²n en la industria. Su sello discogr¨¢fico estuvo detr¨¢s de ambros¨ªas soul como Z. Z. Hill, Doris Duke, Irma Thomas y Freddie North. Desde los ochenta se movi¨® como un forajido, con mucha carga pol¨ªtica en su m¨²sica a favor de la comunidad negra y probando distintas f¨®rmulas con la electr¨®nica. Sin miedo nunca a abrir una senda sonora nueva a su carrera. Su nombre ha sido siempre sin¨®nimo de un m¨²sico sin paraca¨ªdas, un superviviente de un estilo tan variado como respetado. Ahora, Swamp Dogg, ese soulman imprescindible y desconocido por el gran p¨²blico, regresa con Sorry You Couldn¡¯t Make It, un ¨¢lbum en el que parece mirar a su propia historia y, como reza su t¨ªtulo, terminar diciendo: ¡°Lo siento, no pudiste hacerlo¡±. Indudablemente, trat¨¢ndose de este m¨²sico ingobernable e ir¨®nico todo lo dicho est¨¢ carente de drama.
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