El a?o en que muri¨® Rock Hudson

Contenida y concisa como su t¨ªtulo, 1985 arranca y termina en la zona de tr¨¢nsito de un aeropuerto. Un viaje al pasado para el espectador y para su protagonista, un joven que llega desde Nueva York a su casa familiar de Texas para pasar las Navidades del a?o del t¨ªtulo con su familia. Sus padres, una pareja conservadora y religiosa que vive en un suburbio de clase media, y su hermano peque?o, un prep¨²ber al que le gusta el teatro y Madonna, lo aguardan con tantas ganas como recelo. Hac¨ªa tiempo que el hijo mayor no volv¨ªa a casa.

No hacen falta muchos minutos para intuir que en este reencuentro hay un elefante en la habitaci¨®n y que nadie en esta tr¨¢gica historia se atrever¨¢ a nombrarlo. La pel¨ªcula de Yen Tan, cineasta estadounidense de origen malayo, se adentra con todo la delicadeza que requiere (y es mucha) en la historia familiar de un joven gay en los a?os m¨¢s oscuros del sida. Aunque no se mencione, la fecha del t¨ªtulo remite al a?o que muri¨® Rock Hudson, el primer famoso v¨ªctima de la pandemia, y tambi¨¦n al a?o en que el dramaturgo y activista Larry Kramer, fallecido este mi¨¦rcoles a los 84 a?os, llev¨® a escena The Normal Heart, obra sobre la ceguera de la sociedad estadounidense ante la propagaci¨®n del virus entre la comunidad gay neoyorquina durante 1981 y 1984.

Interpretada con un dominio dram¨¢tico que no da respiro, 1985 retrata los espacios de la casa y de cada uno de sus personajes con el talento de las pocas palabras. Todo en ella est¨¢ te?ido de un blanco y negro que va m¨¢s all¨¢ de su sombr¨ªa fotograf¨ªa. En realidad, la pel¨ªcula no es en blanco y negro si no en todos los matices de grises que hay entre la intolerancia de unos padres y el dolor de un hijo. 1985 no deja de lado a nadie. Tampoco a la amiga del pueblo, una exnovia de origen coreano con la que el protagonista tambi¨¦n intentar¨¢ depurar sus emociones. Pero es en el ajuste de cuentas familiar donde el filme se eleva por encima de lo que promete. La madre que da vida Virginia Madsen, enamorada de ese hijo escurridizo y lejano, parece debatirse entre el pavor a la verdad o la calma ante lo inevitable. No hay rencor contra nadie, ni siquiera contra el padre reaccionario. La enorme generosidad de Yen Tan con el personaje m¨¢s intransigente y fr¨ªo es conmovedora. Y por ¨²ltimo, el hermano peque?o, testigo inocente de la generaci¨®n que pag¨® su libertad con la vida.