Otra vez el infierno

Con una cita de la Divina comedia sobrevolando a lomos de un dron la ciudad de Cuenca, el tercer largometraje del guionista y director Juanra Fern¨¢ndez se presenta fragmentado ni m¨¢s ni menos que en los cantos que transitan entre el infierno y el purgatorio. Uno de esos lugares comunes tan manoseados que pone al espectador en guardia sin remedio.

El centro de este thriller con tintes de terror es una casa que se supone vac¨ªa. All¨ª llega dispuesto a robar el incauto personaje que interpreta Jan Cornet, un ladr¨®n que responde (?ay!) al nombre de Dante, con cara de buen chico y conocimientos de cerrojos y (no queda muy claro por qu¨¦) de violines. En la casa abandonada el ladr¨®n se topar¨¢ con ese averno que lo convertir¨¢ en cazador cazado.

La pel¨ªcula discurre por un camino inveros¨ªmil para justificar sus litros de sangre

Una encerrona violenta a manos de un tipo con parche (Juan Diego Botto) y una chica rubia (Sheila Ponce) que lo acompa?a. Con di¨¢logos demasiadas veces sonrojantes y un malo mal¨ªsimo con uniforme de militar, secuelas de la guerra de Irak, machete, rifle y un tesoro entre ceja y ceja, la pel¨ªcula discurre por un camino inveros¨ªmil para justificar sus litros de sangre. Rocambola le saca alg¨²n partido a la casa donde todo ocurre (las escaleras, la verja de la calle o su frondoso jard¨ªn ofrecen cierto margen en este juego del pilla-pilla), pero todo resulta tan forzado como su t¨ªtulo o su personaje central, ese militar que responde al nombre de Saeta y cuya sed de venganza podr¨ªa dar mal rollo si no abriera tanto la boca.