La complejidad de ser madre

En una de las m¨¢s complejas secuencias de Saint Frances, una mujer en la sesentena de edad cuenta una historia novedosa a su hija, de 34 a?os, durante una conversaci¨®n sobre el hecho de ser madre: ¡°Cuando eras peque?a y te pon¨ªas a llorar sin parar y no te callabas ni debajo del agua, me imaginaba que te cog¨ªa por los tobillos y te estampaba la cabecita contra la pared una y otra vez hasta ponerlo todo perdido de sangre¡±.

Esos segundos de texto terrible son, sin embargo, un prodigio de espontaneidad, simpat¨ªa y sinceridad por parte de todos los que han compuesto este momento concreto y la excelente pel¨ªcula en su totalidad: el director primerizo Alex Thompson, la guionista (e int¨¦rprete) Kelly O¡¯Sullivan, y la actriz Mary Beth Fisher. Abordar un pensamiento tal, exponerlo como di¨¢logo y filmarlo e interpretarlo, manteniendo la dulzura, aportando sentido del humor (negro) en la actuaci¨®n y llevando el relato hasta su esencia es algo verdaderamente dif¨ªcil. Y todos ellos lo clavan. Con una ¨²ltima r¨¦plica que, aunque parezca sencilla, lo engloba todo: ¡°Pero al final me sent¨ªa culpable y no lo hac¨ªa¡±.

Saint Frances es una dichosa sorpresa. Una ¨®pera prima en la direcci¨®n que, sin embargo, en lo que m¨¢s destaca es en su profunda y delicada escritura por parte de O¡¯Sullivan, tambi¨¦n estupenda protagonista. Muy ambiciosa sin parecerlo ni subrayarlo, la pel¨ªcula cubre, a trav¨¦s de diversos personajes, variadas edades y posibilidades sobre la inabarcable complejidad de ser madre, y tambi¨¦n de ser hija: el embarazo, el aborto, la ni?ez, la lactancia. Y huye en todo momento de los estereotipos: una pareja de lesbianas conservadora y cat¨®lica; hombres sensibles y razonables (tambi¨¦n alg¨²n cretino, como siempre en esta vida). En forma de comedia dram¨¢tica, con sus risas y sus llantos por separado, y con alg¨²n apunte de comedia negra, como cuando una doctora, en plena ecograf¨ªa, pregunta a la mujer que pretende abortar si desea saber si son gemelos. Tras la razonable cara de pasmo y el t¨ªmido ¡°vale¡­¡±, llega la brillante, cruel y negra contrarr¨¦plica: ¡°Pues no lo son¡±.

O¡¯Sullivan se acerca con un precioso esp¨ªritu de corte humanista a la crisis de identidad y sentimental, a la perturbadora sensaci¨®n de estar siendo ¡°una mala madre¡±, a la depresi¨®n posparto, a la (in)tolerancia sexual, al caparaz¨®n de autodefensa personal y a la fe en la buena gente. Con atrevida explicitud en el lenguaje y los hechos alrededor del aborto, y sin perder la altura dram¨¢tica sobre ninguno de sus temas y subtextos. Y logrando algo casi ut¨®pico: que la mujer protagonista resulte siempre encantadora; cuando es justa y cuando es injusta. Porque sus errores son los de todos nosotros.