¡°Aprend¨ª a resumir en un verso un a?o de historia de EE UU¡±: c¨®mo Lin-Manuel Miranda escribi¨® ¡®Hamilton'
El creador y protagonista del musical que estrena Disney Plus explica la creaci¨®n de la obra m¨¢s triunfal de Broadway en los ¨²ltimos a?os
Antes de que Hamilton se convirtiera en el ¨²nico musical capaz de generar 1.000 millones de d¨®lares en taquilla y, a la vez, ganar el Pulitzer; antes de que proyectase un significado pol¨ªtico ins¨®lito en una obra de Broadway por su forma de vincular la cultura de minor¨ªas raciales a la fundaci¨®n de Estados Unidos; antes de que la grabaci¨®n de una de sus funciones se convirtiese en uno de los grandes estrenos del a?o en Disney Plus; antes de todo eso hubo un libro y un viaje a M¨¦xico.
Era 2008. El neoyorquino de ascendencia portorrique?a Lin-Manuel Miranda, entonces de 28 a?os, hab¨ªa pasado de profesor de colegio que compon¨ªa canciones en sus ratos libres a ser el ganador del Tony m¨¢s joven de la historia, a la mejor partitura por su musical de ¨¦xito In The Heights. Agotado tras su primer a?o en Broadway, se fue de vacaciones con su novia a las playas mexicanas. Antes, se compr¨®, casi por impulso, una biograf¨ªa: Alexander Hamilton, de Ron Chernow. 800 p¨¢ginas sobre el hombre que dise?¨® el sistema financiero estadounidense.
¡°Al leerlo en M¨¦xico, me di cuenta de que ten¨ªa el potencial de ser lo mejor que pod¨ªa escribir yo en mi vida¡±, dice ahora Miranda a EL PA?S por tel¨¦fono desde su apartamento en Manhattan. El resultado, Hamilton, es uno de los mayores fen¨®menos en la historia del teatro musical. El estreno de una versi¨®n filmada, el 3 de julio, en Disney Plus, es una de las grandes apuestas de la plataforma de moda: nunca un musical hab¨ªa sido un evento televisivo de esta magnitud. Miranda recuerda el reto que fue componer este trabajo. ¡°No era cuesti¨®n de saber escribir una canci¨®n para un momento concreto. Era cuesti¨®n de estudiar historia lo suficiente como para poder contarla de cierta manera sin perder rigor; de ser capaz de meter un a?o entero en un verso: esos conocimientos no los ten¨ªa, tuve que adquirirlos¡±, prosigue el compositor.
Alexander Hamilton tuvo una vida, cuando menos, larga. Naci¨® bastardo en 1755 o 1757, en St. Croix, en las Islas V¨ªrgenes. Su padre desapareci¨® con su esposa, y su madre, soltera y pobre, muri¨® al poco. ?l resolvi¨® estudiar obsesivamente para salir de la miseria. Emigr¨® a Nueva York, donde se estaba cociendo la revoluci¨®n contra los ingleses. Ascendi¨® a codazos entre la sociedad neoyorquina y acab¨® de ayudante del comandante George Washington durante la guerra de independencia; cuando este fue nombrado primer presidente de Estados Unidos, Hamilton se convirti¨® en el primer secretario del Tesoro. Ide¨® Wall Street, dise?¨® el sistema financiero, pr¨¢cticamente cre¨® la burocracia estadounidense, y toda su carrera pol¨ªtica -un legado impresionante- se arruin¨® con el primer esc¨¢ndalo de ¨ªndole sexual de EE UU. Hamilton ten¨ªa una amante y demasiados enemigos pol¨ªticos, era imposible que no cayese. A los 50 a?os, el vicepresidente Aaron Burr lo mat¨® de un tiro en un duelo a muerte. Su ¨²nico hueco en la historia fue tener su cara en los billetes de 10 d¨®lares.
Hamilton qued¨® como una la nota a pie de p¨¢gina en las biograf¨ªas de los padres fundadores estadounidenses: era el trepa, el que sobraba en el olimpo de mentes privilegiadas que fund¨® la primera potencia mundial. En 2008, Miranda, sin embargo, lo vio de otra forma. Aquella no era la vida de un bur¨®crata, sino la de un rapero. Imagin¨® un musical que contase la vieja historia fundacional americana bajo esa mirada irreverente. Los actores no ser¨ªan blancos, sino latinos y negros. Y la m¨²sica no ser¨ªa el cl¨¢sico sonido americano de Aaron Copland, sino hip hop, quiz¨¢ un g¨¦nero m¨¢s estadounidense a¨²n. Se inspir¨® en Brand Nubian, Fugees o Mobb Deep, los grupos de su juventud. Por ejemplo, la canci¨®n Ten Crack Commandments, de Notorious B. I. G., aqu¨ª se convierte en Ten Duel Commandments, un n¨²mero musical que explica el funcionamiento de los duelos a muerte.
Escribir la primera canci¨®n del musical le llev¨® un a?o; la siguiente, otro. ¡°No es casualidad que Hamilton echase a andar solo cuando lleg¨® [el director] Thomas Kail¡±, recuerda. ¡°Fue el que pon¨ªa las fechas y dec¨ªa: ¡®Ensayamos en dos semanas, deja de leer y ponte a escribir¡¯. Salt¨¦ a los puntos que sab¨ªa que me interesaban en la historia. Las discusiones dial¨¦cticas entre Hamilton y Thomas Jefferson en el gabinete de Washington, en forma de batallas de rap. La escena en la que Washington y Hamilton se conocen: Washington derrotado y Hamilton con toda la confianza en s¨ª mismo. Todo eso sab¨ªa que ser¨ªan puntos interesantes, as¨ª que me lanc¨¦ a por ellos. La moraleja es que funciono mejor con fechas de entrega¡±.
Hamilton se estren¨® en 2015 y fue un ¨¦xito inmediato: no ha tenido apenas un asiento libre desde entonces. Triunf¨® entre el espectador blanco y los pol¨ªticos, lo que era de esperar: los pol¨ªticos atrajeron a las celebridades, que se peleaban por un asiento en este extra?o pero impresionante musical, y con las celebridades llegaron las masas.
Pero sobre todo, fue un ¨¦xito entre el p¨²blico no blanco, que ve¨ªa que la historia de su pa¨ªs de repente se explicaba con la misma l¨®gica por la que se reg¨ªan sus vidas. Para restaurar el legado de Hamilton y explicar por qu¨¦ la historia lo hab¨ªa borrado, Miranda tuvo que explicar las rencillas, inseguridades y desigualdades entre los pol¨ªticos de la ¨¦poca, precisamente lo primero que desaparece cuando la historia se convierte en mito. Las minor¨ªas raciales, que conocen bien esos elementos y su capacidad para borrar vidas, conectaron con el material enseguida. ¡°El tema central de la obra es que la persona que cuenta la historia afecta a la historia. Puedo ser el hijo de puta m¨¢s malvado del mundo o el genio m¨¢s feminista, seg¨²n qui¨¦n cuente mi vida. Mi idea era mostrar ese proceso en dos horas y media¡±, explica Miranda. El movimiento Black Lives Matter abraz¨® la obra y la us¨® de s¨ªmbolo (lo mismo hizo Dick Cheney).
Fue proclamado el gran musical de la era Obama. Compart¨ªa una idea del pa¨ªs como hervidero de culturas y, adem¨¢s, el expresidente guardaba ciertas similitudes con el propio Hamilton, como ser hu¨¦rfano de padre o haber nacido sin mucho dinero en una isla, Hawai en su caso, lejos de la grandes familias estadounidenses. En la era Trump, Hamilton ha ganado otro valor: s¨ªmbolo de la resistencia contra el populismo. ¡°Es curioso porque la obra naturalmente no ha cambiado nada¡±, reflexiona Miranda. ¡°Pero los temas que toca sientan de forma distinta al p¨²blico ahora. Hay una frase en el primer acto, ¡®Los inmigrantes siempre te resuelven el trabajo¡¯, que ya no cae igual. Nunca lo hace¡±.
Entre el 26 y el 27 de julio de 2016 se filmaron las funciones, un procedimiento archiv¨ªstico habitual en Broadaway, que en Hamilton pod¨ªa traducirse en una mina de d¨®lares: eran las ¨²ltimas funciones del aclamado reparto original, con Miranda en el papel de Hamilton. Bob Iger, consejero delegado de Disney, puj¨® con varios millones para comprar aquel metraje y estrenarlo en cines a finales de 2021. Cuando la covid-19 cambi¨® los planes del estudio, Iger pag¨® una nueva tarifa a Miranda para estrenarlo directamente en televisi¨®n. El compositor accedi¨®. La historia que arranc¨® en aquellas vacaciones en M¨¦xico hab¨ªa encontrado un final.
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