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Para muchos espectadores, la inmortalidad y el bizqueo del actor Christopher Lambert estar¨¢n unidos por los siglos de los siglos. Quiz¨¢ esa es la ¨²nica concesi¨®n que se le puede hacer d¨¦cadas despu¨¦s de su estreno a Los inmortales, nacida a finales de los a?os ochenta y estirada durante los noventa en formato de saga de acci¨®n y fantas¨ªa. La vieja guardia retoma de la mano del c¨®mic de Greg Rucka y Leandro Fern¨¢ndez un tema siempre atractivo para los humanos: la eternidad, ese deseo de tantos que cuando se concede parece la cruz de unos pocos elegidos.

La vieja guardia funciona bien como pel¨ªcula de acci¨®n y fantas¨ªa (menos obvia e infantil que la mayor¨ªa de su estilo) pero se queda bastante corta cuando apela al nudo existencial que oprime a todos los seres inmortales. La pel¨ªcula no acaba de convencer no porque se agote su argumento sino porque en realidad parece m¨¢s el piloto de una serie que un largometraje cerrado, susceptible o no de continuidad. Ese final abierto de par en par es la mayor reserva a una pel¨ªcula que mantiene en vilo al espectador tambi¨¦n gracias a un reparto estelar encabezado por la sudafricana Charlize Theron en la piel de la mujer con m¨¢s edad del mundo, concretamente uno seis mil a?os a cuestas. Theron no es aqu¨ª la Imperator Furiosa de la gran Mad Max. Furia en la carretera pero es una actriz que se defiende muy bien en este tipo de personajes curtidos en el gimnasio.

Con toda la bater¨ªa de efectos digitales y diversidad de raza y g¨¦nero propios de este crispado siglo XXI, La vieja guardia arranca con la nueva misi¨®n de un grupo de mercenarios que llevan tiempo luchando por un mundo mejor. Dos de ellos son pareja, murieron juntos en las Cruzadas; el otro es un franc¨¦s de gusto exquisito que descubri¨® su poder muriendo por Napole¨®n y la l¨ªder y ¨²nica mujer ha sufrido en su carne el feroz destino de su g¨¦nero: de diosas y sacerdotisas en la antigua Grecia a brujas condenadas a la hoguera en la Edad Media. La noticia de que una marine a la que acaban de rebanar el cuello en Afganist¨¢n podr¨ªa ser un nuevo miembro del equipo moviliza a esta cuadrilla de inmortales que, al modo de los vampiros, aceptan con melanc¨®lica resignaci¨®n su agotador destino.