Juan Gonz¨¢lez ?lvaro, la memoria infinita de un editor
Fallecido en Madrid a los 65 a?os, contribuy¨® a modernizar la apuesta global del Grupo Santillana
Su compa?era Maite Su?er, que trabaj¨® con ¨¦l en Ediciones Generales de Santillana, de la que fue director general entre 1988 y 2011, dec¨ªa ayer de Juan Gonz¨¢lez ?lvaro: ¡°Era un hombre alto, desgarbado, con inteligente sentido del humor y gran iron¨ªa. Y siempre estaba tranquilo¡±. El editor que ayud¨® a Isabel Polanco a modernizar la apuesta global del Grupo Santillana por las ediciones generales muri¨® ayer a los 65 a?os en Madrid, su pueblo.
Su compa?era Mar¨ªa Cifuentes, que dirigi¨® Taurus y ahora es editora en Galaxia Gutenberg, nos dijo: ¡°Trabaj¨¦ muy bien con ¨¦l porque le gustaba m¨¢s la edici¨®n que la gesti¨®n, y eso le hac¨ªa competir, comprender y discutir los proyectos editoriales con los responsables de cada sello. Era muy culto, sab¨ªa tanto de ensayo como de literatura, y era todo un genio para inventar buenos t¨ªtulos para los libros, cortos y certeros. Recuerdo tambi¨¦n su humor, su retranca, las risas que compartimos y su afici¨®n por la m¨²sica techno. Y me gustar¨ªa destacar su enorme amor por sus dos hijos y cu¨¢nto le gustaba hablar de ellos¡±.
Era, aparte de todo lo que le atribuyen sus compa?eras Maite y Mar¨ªa, un editor con una memoria portentosa, casi infinita, y una intuici¨®n que completaba sus mejores dotes como editor de libros¡ y de autores. Fernando Esteves, que trabaj¨® con ¨¦l desde Argentina y luego en Espa?a, lo recuerda como ¡°un amante de los libros, con un fino sentido del humor. Culto. Con buen gusto¡±.
Francisco Cuadrado fue tambi¨¦n su compa?ero; ahora es director de Educaci¨®n del Grupo Santillana, y dec¨ªa ayer sobre Juan Gonz¨¢lez: ¡°Era un editor con instinto, observaba la sociedad con mirada abierta, siempre pendiente de los cambios y de las nuevas tendencias, y trataba de plasmarlos en los libros que editaba. M¨¢s interesado por la no ficci¨®n, y lo que desde all¨ª pod¨ªa aportar al debate. Sobre su instinto siempre recordar¨¦ que se pas¨® una d¨¦cada insistiendo en que deber¨ªamos contratar la poes¨ªa de Bob Dylan: ¡®Ganar¨¢ el Nobel y les va a interesar a las nuevas generaciones¡±.
Compa?era de Juan Gonz¨¢lez en la sede colombiana de Santillana, y ahora directora editorial de la divisi¨®n literaria de Penguin Random House, Pilar Reyes se?ala a Juan como ¡°un gran editor, una persona muy preocupada por ense?ar el oficio de hacer libros, por fomentar una formaci¨®n en profundidad, donde editores en ejercicio compartieran su experiencia con los m¨¢s j¨®venes. La base, para Juan, era leer mucho. Un gran editor lo ser¨ªa si era adem¨¢s un gran lector. ?l lo fue. Amaba la poes¨ªa sobre todos los g¨¦neros¡±. Emiliano Mart¨ªnez, que fue director general de Santillana y ahora es vicepresidente de la Fundaci¨®n del grupo, lo recuerda como un hombre ¡°de comentarios precisos y breves, en reuniones de trabajo o en conversaciones sobre la actualidad del mundo del libro. Propio de un editor que ten¨ªa una buena visi¨®n del conjunto y un conocimiento preciso del teclado con el que opera¡±.
Docente abrumador
Juan se hab¨ªa iniciado en la actividad educativa de Santillana, ¡°que era un buen escenario de aprendizaje¡±, dice Mart¨ªnez. ¡°Pas¨® a Espasa, y tras unos a?os volvi¨® a las renovadas Ediciones Generales de Santillana. Jos¨¦ Manuel Lara, patr¨®n de Planeta y, por tanto, de Espasa, me coment¨® en buen tono: ¡®Hab¨¦is fichado a Juan Gonz¨¢lez¡¯. Le contest¨¦ que s¨ª, que Juan hab¨ªa vuelto a su casa. ¡®Claro¡¯, me dijo Lara, ¡®pero tras un m¨¢ster importante¡¯. Ten¨ªa raz¨®n. Como director general, as¨ª lo demostr¨®¡±.
Cuando dej¨® Santillana, Juan Gonz¨¢lez asumi¨® la direcci¨®n del M¨¢ster en Edici¨®n de Santillana con la Complutense. Y lo dirigi¨® hasta la ¨²ltima clase, la pasada semana. Raquel Gonz¨¢lez, que coordin¨® ese M¨¢ster, comentaba ayer: ¡°Era un gran docente. Los alumnos le escuchaban horas sin aburrirse porque todo lo que contaba era interesante. A veces abrumaba su conocimiento editorial¡±. Ella valoraba su gran memoria. Su pasi¨®n por estar con otros, por ense?ar. ¡°Era informal, elegante, culto, divertido, buena persona¡±. Y, a?ade Raquel, ¡°fue un hombre feliz¡±. ¡°Era un hombre muy inteligente y un editor muy intuitivo¡±, dice Ana Rosa Sempr¨²n, que trabaj¨® con ¨¦l en Santillana y ahora ocupa el puesto que Juan Gonz¨¢lez ten¨ªa en 1988, al ponerse al frente del equipo que dirigi¨® Isabel Polanco.
Aparte de los libros, editarlos, promoverlos, sobre todo leerlos, su pasi¨®n fueron sus hijos, Roc¨ªo y Jaime, lo que estudiaban, lo que dec¨ªan. Los tuvo en su matrimonio con Bel¨¦n Cela. Su compa?era ahora, desde hace m¨¢s de 20 a?os, era Ruth Toledano, poeta, escritora, con la que colabor¨® en iniciativas editoriales, algunas de ellas en EL PA?S, y en el citado m¨¢ster.
Con todo lo que han dicho de ¨¦l los que lo conocieron bien puede hacerse el retrato ideal de un editor. Adem¨¢s, como han dicho varios, era una buena persona, alguien nacido para hacerles alegre, y m¨¢s inteligente, la vida a los otros. Un editor, tambi¨¦n por eso, ejemplar.
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