Muere el trovero Juan Rita a los 108 a?os
El influjo de este artista murciano fue fundamental para la recuperaci¨®n y expansi¨®n de las m¨²sicas campesinas del sudeste espa?ol
La semana pasada le hicieron la PCR y dio negativo. Estos d¨ªas, un peque?o resfriado le manten¨ªa en cama y solo recib¨ªa visitas de sus allegados. Su cabeza, sin embargo, reg¨ªa todav¨ªa a la perfecci¨®n, aunque hubiera que repetirle muchas veces las cosas pues del o¨ªdo llevaba un tiempo m¨¢s largo flojeando. A la diez de la ma?ana del mi¨¦rcoles 16 de septiembre, en la localidad murciana de Totana, su coraz¨®n ha dejado de latir. Ten¨ªa 108 a?os, siete meses y dos d¨ªas. En el registro, constaba como Juan Tudela Piernas, pero todo el mundo le conoc¨ªa como T¨ªo Juan Rita. Cuando todav¨ªa la sociedad de consumo ni los grandes almacenes impon¨ªan San Valent¨ªn como el d¨ªa de los enamorados, naci¨® en Aledo el d¨ªa 14 de febrero de 1912. Venir al mundo el d¨ªa de exaltaci¨®n de amor y la amistad debi¨® determinar su destino, pues era toda bondad, cari?o y amabilidad aunque el mundo le conozca como improvisador de trovos, esa tradici¨®n festera y de celebraci¨®n que se mantiene vigente en el sudeste ib¨¦rico precisamente gracias a personajes como ¨¦l.
¡°Ser malo come mucha vida¡±, sol¨ªa decir. Sin querer, explicaba as¨ª la raz¨®n de su longevidad. Y ten¨ªa otra gran sentencia: ¡°No haberme muerto antes¡±, que es lo que contestaba cuando le preguntaban por el secreto de vivir tanto.
Improvisaba en las rondallas, parrandas y cuadrillas con las que en su tierra murciana se celebraban las pascuas, la llegada de la primavera, los nacimientos, las despedidas, las cosechas, los carnavales, las fiestas de invierno y verano.
Conoci¨® la gripe espa?ola, y la comparaba con lo que ha vivido estos ¨²ltimos meses de confinamiento, pandemia y desescaladas. ¡°Pocas embarazadas se salvaron entonces¡±, recordaba a finales de abril el T¨ªo Juan Rita. Vivi¨® las dos guerras mundiales, las dictaduras espa?olas de Primo de Rivera y Franco, la monarqu¨ªa, su ca¨ªda, la rep¨²blica, la guerra, el hambre, la desesperaci¨®n, la represi¨®n y la restauraci¨®n de la monarqu¨ªa sin perder nunca la alegr¨ªa de vivir y de observar todo para llevarlo a sus cantos repentizados. Con ellos improvisaba en las rondallas, parrandas y cuadrillas con las que en su tierra murciana se celebraban las pascuas, la llegada de la primavera, los nacimientos, las despedidas, las cosechas, los carnavales, las fiestas de invierno y verano. Bodas, bautizos y comuniones tambi¨¦n consiguiendo que la m¨²sica volviera a la calle, portales y plazas, que era donde hab¨ªa nacido y ten¨ªa sentido, y se bajara de los escenarios, donde oficialmente se la quiso relegar como algo ex¨®tico, o casi muse¨ªstico y pintoresco, reflejo de un pasado.
Sol¨ªa comer de todo, bien regado de vino, con su copita de co?ac y un buen puro al final
Las m¨²sicas campesinas del sudeste espa?ol revivieron con ¨¦l. La desestructuraci¨®n que sufr¨ªa el mundo rural en casi toda la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, mucho antes de acu?ar conceptos como los tan manidos de la Espa?a vac¨ªa o vaciada de los ¨²ltimos a?os, estuvo a punto de acabar con muchos de los rituales que a duras penas conservaban los grupos de m¨²sicos populares. La emigraci¨®n parec¨ªa que iba a acabar con buena parte del legado de la tradici¨®n oral pero el movimiento cuadrillero murciano supo resistir gracias a formaciones como, entre otras, La Cuadrilla de Aledo, donde la impronta del T¨ªo Juan fue determinante. Ahora se han recuperado muchas de esas fiestas y rituales, que han llegado adem¨¢s a provincias cercanas a Murcia, como Granada, Albacete y Ja¨¦n. Sin Juan Rita, es muy posible que nada de eso que ahora estudian antrop¨®logos y etnomusic¨®logos, hubiera pasado.
Dotado de una gracia natural para improvisar sobre la marcha trovos (versos repentizados) mientras su cuadrilla tocaba malague?as, auroros, aguilandos, seguidillas¡ y cierta picard¨ªa en sus textos, el T¨ªo Juan se convirti¨® en una figura popular en parte tambi¨¦n debido a su avanzada edad, su simpat¨ªa, su risa contagiosa y su modo de vida alejado de las dietas sanas. Sol¨ªa comer de todo, bien regado de vino, con su copita de co?ac y un buen puro al final, cuando horas despu¨¦s le tocar¨ªa subirse a un escenario o recorrer las calles con La Cuadrilla de Aledo celebrando lo que hubiera que celebrar. Horas y horas al soniquete de las guitarras, guitarros y guitarricas, panderetas, postizas y clarinetes que ¨¦l aguantaba como el que m¨¢s, y muchas veces agotando antes a los m¨¢s j¨®venes.
¡°Vaya tradici¨®n bonita, que los troveros expanden, y si se nombra a Juan Rita, se est¨¢ nombrando al m¨¢s grande¡±, dice uno de los versos de Cantos de Pascua, una de las canciones incluidas en 1912, el ¨²ltimo disco editado hace pocos meses por La Cuadrilla de Aledo cuyo t¨ªtulo rinde homenaje a su a?o de nacimiento. 108 a?os improvisando trovos. Probablemente era el repentista m¨¢s viejo del mundo. 108 a?os de bondad y sabidur¨ªa se van con ¨¦l. Tanto vivi¨® y tanto vio y ahora seguro que est¨¦ donde est¨¦, ya est¨¢ pensando en su cabeza la primera rima que le va a soltar al primero que se encuentre en su camino a la eternidad.
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