¡°La olla a presi¨®n en Chile todav¨ªa no ha explotado¡±
A un a?o del estallido social, los cineastas Carolina Adriazola y Jos¨¦ Luis Sep¨²lveda aseguran que en las zonas dif¨ªciles de la capital se espera al refer¨¦ndum constitucional del 25 de octubre entre la esperanza y la desconfianza
Hace seis a?os, en la Escuela Popular de Cine que fundaron los cineastas chilenos Carolina Adriazola y Jos¨¦ Luis Sep¨²lveda se film¨® el corto Transhumante. A trav¨¦s de la historia de una joven, la pieza audiovisual habla sobre el fen¨®meno de la evasi¨®n en el Transantiago, es decir, de la gente que utiliza el transporte p¨²blico de la capital chilena sin pagar el billete. Lo hacen cerca de un tercio de los pasajeros, de acuerdo con algunos c¨¢lculos. En octubre de 2019, ...
Hace seis a?os, en la Escuela Popular de Cine que fundaron los cineastas chilenos Carolina Adriazola y Jos¨¦ Luis Sep¨²lveda se film¨® el corto Transhumante. A trav¨¦s de la historia de una joven, la pieza audiovisual habla sobre el fen¨®meno de la evasi¨®n en el Transantiago, es decir, de la gente que utiliza el transporte p¨²blico de la capital chilena sin pagar el billete. Lo hacen cerca de un tercio de los pasajeros, de acuerdo con algunos c¨¢lculos. En octubre de 2019, fueron justamente las evasiones masivas de los estudiantes secundarios en el Metro, en protesta por el alza del precio del pasaje, las que empujaron el estallido social del 18 de octubre, del que se cumple este domingo el primer aniversario. Fueron revueltas masivas y violentas que terminaron por poner contra las cuerdas a la institucionalidad, que ofreci¨® a la ciudadan¨ªa la posibilidad de cambiar la Constituci¨®n vigente desde 1980 mediante un plebiscito, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo domingo 25.
¡°La olla a presi¨®n en Chile todav¨ªa no ha explotado¡±, opina Sep¨²lveda, en una conversaci¨®n virtual. ¡°El aplastamiento de la parte mayoritaria de sociedad, la que no forma parte de los grupos dominantes, se ha acumulado desde hace mucho tiempo¡±, se?ala el cineasta, que enumera: pensiones, salud y educaci¨®n p¨²blica debilitadas, las deudas, sueldos indignos. Para Adriazola, la violencia que se vivi¨® en las calles entre octubre y noviembre del a?o pasado era la forma de decir: ¡°Aqu¨ª estamos¡±. ¡°Hemos sido violentados por tanto tiempo que la manera de reaccionar ten¨ªa que ser violenta¡±. Seg¨²n Sep¨²lveda, ¡°no fue violencia, sino autodefensa¡±. . ¡°Adem¨¢s, la destrucci¨®n no siempre conlleva algo negativo: si este pa¨ªs se cae a pedazos ¡ªy ojal¨¢ que se caiga¡ª es para construir otra cosa mejor¡±.
El trabajo de la dupla parece premonitorio, probablemente porque desde hace a?os consiguen recoger visual y casi f¨ªsicamente las historias y complejidades del mundo popular de la capital chilena, sin las caricaturas de las telenovelas ni los matinales de televisi¨®n. La parte de la ciudad que no se observa desde las comunas acomodadas de la zona oriente de Santiago de Chile, donde se concentran los servicios y la ciudad moderna, las zonas verdes y los grandes monumentos. Desde El Pejesapo (2007), que no necesit¨® de los cl¨¢sicos circuitos de distribuci¨®n para pasar de mano en mano y alcanzar el reconocimiento de connotados cr¨ªticos, la pareja ha abordado en sus cintas los abusos policiales, la influencia del mundo evang¨¦lico en las barriadas de la ciudad, las pensiones, la precariedad del mundo del trabajo y las viviendas sociales de poblaciones como Bajos de Mena, donde est¨¢ filmada su ¨²ltima cinta, Harley Queen (2019).
Es una historia estremecedora: la vida de una joven, Carola, que pierde a dos de sus peque?os hijos en un incendio. Un hecho real, que sucedi¨® en su min¨²sculo departamento, cuyas rejas y ventanas enrejadas ¨Ccomo la mayor¨ªa de los bloques de las zonas pobres de la ciudad¨C impidieron que los bomberos les rescataran. Pero tambi¨¦n habla del movimiento feminista, de la lucha infructuosa por abrirse espacios, del mundo del trabajo, el hacinamiento, el alcohol, la ni?ez con carencias, el maltrato animal y la influencia de una ideolog¨ªa nazi en las poblaciones, entre decenas de otros asuntos centrales.
Adriazola y Sep¨²lveda retratan este mundo no como invitados circunstanciales, sino porque la pareja y su familia vive en una poblaci¨®n de Puente Alto, un municipio popular del sur de la capital ¨Cel m¨¢s grande de la ciudad¨C y uno de los m¨¢s activos en las protestas que arrancaron en octubre de 2019. En esta comuna de alcalde de derecha vive el adolescente de 16 a?os que hace dos semanas cay¨® al r¨ªo Mapocho en medio de una protesta, luego de que un carabinero lo empujara, seg¨²n indic¨® la Fiscal¨ªa que formaliz¨® al uniformado por homicidio frustrado. ¡°Uno ha estado siempre en este contexto. No es algo ex¨®tico. Es parte de la vida de uno. Nac¨ª en una poblaci¨®n y siempre con mi familia hemos estado expuestos a la falta de dignidad. Nuestras pel¨ªculas han estado unidas a lo que vivimos¡±, explica Sep¨²lveda. Para Adriazola, ¡°las historias han aparecido frente a nosotros, no las buscamos¡±.
Se consideran una organizaci¨®n popular. En 2007 fundaron el Festival de Cine Social y Antisocial, que lleva 24 versiones con distintas expresiones art¨ªsticas en la calle. Luego, en 2011, arranc¨® la Escuela Popular de Cine, que ofrece clases gratuitas para fomentar la producci¨®n. Participan pobladores, estudiantes, desempleados y, en general, gente com¨²n y corriente que fabrica sus propias pel¨ªculas. ¡°Lo que resulta tiene mucho humor y simpat¨ªa, no es todo l¨²gubre¡±, se?ala Sep¨²lveda, que se explaya sobre la importancia de los colectivos sociales que tienen presencia en distintos territorios de la ciudad, como su escuela. Es el tejido que, seg¨²n explica, se ha reconstituido con independencia de las autoridades, el Estado y otras organizaciones formales y que reci¨¦n con el levantamiento de octubre de 2019 ha sido visto por los que toman las decisiones.
¡°La organizaci¨®n social de base ha construido todo un mundo separado de la intelectualidad chilena. Tanto de las universidades, como otro tipo de organismos, como los sindicatos y los partidos pol¨ªticos. El Partido Comunista, por ejemplo, sali¨® hace rato de las poblaciones, salvo en Recoleta [con alcalde comunista, Daniel Jadue]. Es como si vivi¨¦ramos en dimensiones distintas de un mismo pa¨ªs¡±, se?ala el cineasta.
En las semanas ¨¢lgidas del estallido social, su colectivo organiz¨® una actividad llamada Pantallazos en la barricada. Un micr¨®fono abierto y un proyector al aire libre en medio de una zona popular de Santiago para que los pobladores mostraran las im¨¢genes capturadas en las revueltas. Se produc¨ªa una especie de catarsis para gente que nunca aparece en ninguna parte.
La dupla no comprende que para todos ¨Cincluidos los medios de comunicaci¨®n¨C resulte extremadamente complejo entender el funcionamiento de la poblaci¨®n, donde cohabitan mil mundos entre los vecinos, incluidos integrantes de las barras bravas de f¨²tbol y narcos. Fue toda la diversidad de gente la que sali¨® a las calles en las revueltas de 2019, seg¨²n explican los cineastas. ¡°Pensamos que el metro fue destruido por simbolizar la conexi¨®n vial y vehicular hacia trabajos con sueldos miserables¡±, se?ala Sep¨²lveda. En el corto Deja que ladren (2017), de la Escuela Popular de Cine, muestran la liquidaci¨®n mensual del cartero que hab¨ªa entrado a la empresa estatal en 1991: el equivalente a 147 d¨®lares de remuneraciones.
Observan con cautela el proceso que est¨¢ llevando Chile: el del plebiscito del pr¨®ximo domingo 25 de octubre. Adriazola se?ala que se observa esperanza entre la gente: ¡°Es simb¨®lico para todos que muera la Constituci¨®n de Pinochet¡±. Pero advierten, al mismo tiempo, mucha desconfianza, porque en un a?o nada de fondo ha cambiado: ¡°El levantamiento en Chile no fue por una nueva Constituci¨®n. Eso inventaron los dirigentes de partidos pol¨ªticos que se juntaron en el Congreso a sobarse el lomo. Porque en una nueva Constituci¨®n, ?los grandes grupos econ¨®micos van a ceder?¡±, se pregunta Sep¨²lveda, antes de que se le acabe la bater¨ªa del ordenador.