Navegando los 500 a?os del estrecho de Magallanes
Se conmemoran cinco siglos de la llegada de Fernando de Magallanes al paso sudamericano que permiti¨® unir por primera vez los oc¨¦anos Atl¨¢ntico y Pac¨ªfico
El 21 de octubre de 1520, hace exactamente 500 a?os, el capit¨¢n portugu¨¦s Fernando de Magallanes logr¨® lo que Cristobal Col¨®n no hab¨ªa logrado casi 30 a?os antes: llegar a Asia navegando hacia el oeste desde Espa?a. "Certific¨® por primera vez que el mundo era redondo y que se pod¨ªa circunnavegar'', dijo recientemente Jos¨¦ Maza, astrof¨ªsico y astr¨®nomo chileno, en un foro organizado por la agencia EFE. En este 2020 en el que a¨²n existen los ¡®terraplanistas¡¯, el d¨ªa hist¨®rico en el estrecho de Magallanes es un recordatorio de lo que no fue evidente durante siglos: la tierra, no cabe duda, es redonda.
El a?o anterior, en 1519, Magallanes hab¨ªa salido de Sanl¨²car de Barrameda en Espa?a con m¨¢s de 200 hombres en cinco peque?os barcos. Viajaron con una intenci¨®n comercial m¨¢s que evang¨¦lica: su objetivo era conectar a Espa?a con la ruta de la seda y las islas Molucas, en el archipi¨¦lago de Indonesia. Los navegantes no ten¨ªan mapas sino estimaciones; no ten¨ªan idea de la longitud del viaje, pero s¨ª de la latitud con solo mirar la posici¨®n del sol. Despu¨¦s de varios meses, de varias deserciones y disputas en el camino, llegaron adonde no hab¨ªa llegado a¨²n el imperio europeo: el extremo m¨¢s al sur de Am¨¦rica, que conecta al oc¨¦ano Pac¨ªfico con el Atl¨¢ntico.
Una conmemoraci¨®n en Punta Arenas
En conmemoraci¨®n de este quinto centenario, el moderno buque escuela Juan Sebasti¨¢n Elcano de la Armada espa?ola lleg¨® esta semana al Estrecho de Magallanes ¡ªsali¨® el 6 de agosto desde San Fernando¡ª y se plant¨® frente a la bah¨ªa de la ciudad chilena de Punta Arenas. A este lo acompa?¨® un buque chileno ¡°gemelo¡±, el Esmeralda, que se construy¨® como una copia mejorada del Elcano. Puesto que Punta Arenas ha sido fuertemente afectada por la pandemia, la marina chilena estuvo ah¨ª para recibir a los espa?oles desde tierra, pero nadie sali¨® de los barcos por miedo a un posible contagio de coronavirus. Este mi¨¦rcoles, ambas embarcaciones ser¨¢n las protagonistas de un acto que simbolizar¨¢ el encuentro entre dos mundos hace 500 a?os.
En Chile se celebrar¨¢ una misa cat¨®lica en Bah¨ªa Fortescue y luego el Elcano continuar¨¢ su curso por el oc¨¦ano Pac¨ªfico con la esperanza de hacer otras paradas en Valpara¨ªso o Guayaquil, seg¨²n la situaci¨®n de la pandemia en cada ciudad. El jueves se revelar¨¢ en Punta Arenas un megamonumento del escultor chileno Francisco Gazit¨²a, Circunnavegaci¨®n, que mide 20 metros de altura y pesa 25 toneladas. Es una simulaci¨®n de un globo terr¨¢queo con una representaci¨®n interna de la embarcaci¨®n que comand¨® Hernando de Magallanes hace 500 a?os. Con su traves¨ªa, dice el escultor, Magallanes ¡°cambi¨® incluso la relaci¨®n de la tierra con las estrellas¡±.
En el ¨²ltimo siglo, el logro de cruzar el estrecho ha sido comparado con la llegada de Neil Armstrong a la Luna: un cambio de referente geogr¨¢fico, un s¨ªmbolo de que la exploraci¨®n moderna no ten¨ªa l¨ªmites. ¡°Fue el hecho fundamental para abrir esa primera globalizaci¨®n¡±, dice Enrique Ojeda, embajador de Espa?a en Chile. ¡°La primera globalizaci¨®n empieza con ese hito: la conexi¨®n entre Asia, Europa y Am¨¦rica arranca una vez que se consigue cruzar el estrecho de Magallanes y luego completar la vuelta al mundo¡±.
¡°Es un acontecimiento importante para Espa?a como pa¨ªs¡±, dice Teodoro L¨®pez Calder¨®n, jefe de Estado Mayor de la Armada Espa?ola ¡°Esta expedici¨®n ha sido considerada la gesta m¨¢s grande de la historia de la navegaci¨®n de la Humanidad¡±. Hace 500 a?os, Espa?a era la potencia mundial en navegaci¨®n y, con la llegada de Magallanes al sur del continente Americano, su poder se triplic¨®.
A Magallanes le cost¨® 38 d¨ªas de navegaci¨®n poder cruzar el estrecho al sur de Chile y sus m¨¢s de 43 mil islas entre fuertes vientos polares y intensas mareas. Hoy, para los navegantes internacionales, el estrecho sigue siendo un reto mar¨ªtimo. ¡°Es un estrecho muy dif¨ªcil de navegar.¡±, dice L¨®pez Calder¨®n. ¡°Los barcos, a pesar de que tienen una situaci¨®n exacta con el GPS y de que la cartograf¨ªa est¨¢ perfectamente terminada, debido a los vientos y las corrientes se necesita de un pr¨¢ctico [un asesor de capitanes] para atravesarlo¡±, dice.
La no-celebraci¨®n de los 500 a?os
El estrecho de Magallanes dej¨® de ser el trofeo del comercio internacional despu¨¦s de que Estados Unidos construyera el canal de Panam¨¢ a finales del siglo XIX. Pero adem¨¢s de perder su relevancia econ¨®mica, otra forma de entender la historia del sur de Chile hace 500 a?os se ha hecho m¨¢s potente en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Y m¨¢s fuerte desde el estallido social en Chile, que arranc¨® hace exactamente un a?o, y que ha derribado las estatuas de los fundadores del estado moderno.
A diferencia de Col¨®n, Magallanes no comenz¨® un proceso de expansi¨®n territorial espa?ola en el territorio que hoy es Chile. Su prop¨®sito era solo pasar por el estrecho de Magallanes para hacer comercio entre un continente y otro. Pero s¨ª es recordado como aquel que, por primera vez, acerc¨® a Europa con los pueblos originarios de Chile, en una historia que ser¨ªa devastadora d¨¦cadas despu¨¦s. ¡°Ese [la llegada de Magallanes] fue el principio para marcar luego lo que fue una injusticia muy grande, que fue el principio del fin de nuestra forma de vida natural¡±, dice Hema¡¯ny Molina Vargas, descendiente del pueblo Selk¡¯nam, uno de los pueblos originarios que viv¨ªan en el estrecho hace m¨¢s de ocho mil a?os. ¡°Ac¨¢ se ¡®ensalsa¡¯ a los descubridores, cuando no han descubierto nada,¡± dice. ¡°Este es m¨¢s bien un momento triste, un momento de reflexi¨®n sobre el pasado.¡±
Los descendientes de Molina Vargas y del pueblo Selk¡¯nam ¡ªal menos 1.200 personas, aunque ella asegura que son muchos m¨¢s¡ª est¨¢n repartidos por territorio chileno y llevan varios a?os peleando para que el Estado no los catalogue como un pueblo extinto. ¡°Ac¨¢ hasta para existir hay hasta que pedir permiso¡±, dice Molina. Ella llama a¨²n al estrecho con su nombre originario, Atelen, y dice que esta fecha del quinto centenario no tiene nada para celebrar.
Aunque Magallanes y sus marinos no se quedaron en el sur de Chile para formar una colonia ¡ªel capit¨¢n morir¨ªa despu¨¦s de alcanzar las filipinas¡ª, despu¨¦s de esos primeros barcos vinieron muchos m¨¢s comerciantes desde Espa?a en la ruta comercial hacia el oeste. De acuerdo con la versi¨®n de la historia que escuch¨® Molina Vargas, ¡°los primeros encuentros entre europeos e ind¨ªgenas no eran violentos, e incluso los ind¨ªgenas les ayudaban en caso de naufragios¡±. La historia de desplazamiento, genocidio y violencia contra estos pueblos del sur del continente empezar¨ªa no desde el sur del pa¨ªs, sino desde el centro, varias d¨¦cadas despu¨¦s. ¡°Nosotros fuimos colonizados tard¨ªamente, fueron los Estados chileno y argentino, cuando ya exist¨ªa una visi¨®n supuestamente moderna del Estado¡±, explica Molina.
La escritora y periodista Patricia Stambuk ha publicado varios libros sobre lo que dicen ¡ªy lo que no dicen¡ª los archivos disponibles sobre la historia de Magallanes hace 500 a?os. ¡°La voz del hombre austral ha estado completamente ausente de la historia¡±, dice a El PA?S.
Entre los pocos documentos disponibles sobre lo que pas¨® en 1520 est¨¢n los relatos de Antonio Pigafetta y Maximiliano de Transilvano, dos italianos que escribieron cr¨®nicas sobre la traves¨ªa del capit¨¢n Magallanes. "Jam¨¢s pudieron ver por ninguna de aquellas costas hombre alguno mortal'', escribi¨® De Transilvano, sorprendido por el hecho de que el capit¨¢n no se encontrara frente a frente con ninguno de los pueblos originarios en las islas del sur. Para Stambuk, el no-encuentro de estas dos civilizaciones fue revelador: era imposible que estos pueblos que conoc¨ªan tan bien el territorio no hubieran notado a los invasores que lanzaban ca?onazos en las nuevas tierras a las que llegaban. Imposible no escucharlos, imposible no verlos. La ausencia de estos pueblos, cree, fue intencional: su forma de protegerse de la colonizaci¨®n.
¡°Mi hip¨®tesis es que ellos efectivamente tuvieron noticias de San Juli¨¢n,¡± dice, sobre el puerto en Argentina en el que los barcos del capit¨¢n Magallanes se detuvieron antes de llegar al estrecho, y donde apresaron a un par de ind¨ªgenas Tehuelches. ¡°Yo creo que ellos, de alguna forma, pudieron avisarles del desafortunado encuentro¡±, agrega Stambuk.
Ante la ausencia de archivos sobre ese no-encuentro, Stambuk incluy¨® en su nuevo libro de cuentos ¡ª1520. Cuentos del estrecho de Magallanes¡ª una historia en la que imagina las primeras im¨¢genes y pensamientos que pasaron frente a Jurshren, un hombre a¨®nikenk ¡ªo Tehuelches del sur¡ª cuando vio desde lejos llegar a los barcos. "Hab¨ªa so?ado con un r¨ªo ancho donde ven¨ªan saltando los peces, aunque no de alegr¨ªa, sino asustados, con sus ojos desorbitados, huyendo de un peligro grave'', sue?a Jurshren, despu¨¦s de observar por primera vez a los colonizadores.
Son 500 a?os de lograr conectar a los oc¨¦anos Alt¨¢ntico y Pac¨ªfico, 500 a?os de probar la enorme circunferencia de esta tierra, pero tambi¨¦n 500 a?os para repensar los reclamos de pueblos ind¨ªgenas que siguen exigiendo que se reconozca su historia antes y despu¨¦s de que Magallanes dejara su apellido en el hermoso estrecho del sur.
Babelia
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