¡®Bromance¡¯ para franceses

El club de los divorciados es una comedia francesa de enredo que juega con los estereotipos de la masculina herida para seguir sin demasiado acierto el patr¨®n de los bromances de Hollywood. En este caso se trata de un agente inmobiliario interpretado por el popular actor Arnaud Ducret (aqu¨ª en plan sufridor desatado), que despu¨¦s de cinco a?os de matrimonio y estando profundamente enamorado de su mujer descubre no solo que ella le pone los cuernos con su jefe (un anecd¨®tico Benjamin Biolay), sino que adem¨¢s est¨¢ dispuesta a abandonarlo. Convertido en carne de terapia, pla?idero y desnortado, el personaje de Ducret se cruza con un viejo amigo de la universidad (interpretado por Fran?ois-Xavier Demaison) al que tambi¨¦n acaban de abandonar, pero que ha decidido ahogar sus penas a la inversa que su amigo: convirtiendo su mansi¨®n de lujo en una residencia para reci¨¦n divorciados abierta a todos los topicazos de los solteros.

Dirigida por el humorista y cantante Micha?l Youn, que tambi¨¦n se reserva un papel secundario como uno de los viejos amigos del reci¨¦n divorciado, la pel¨ªcula es un engendro en la que Youn, que hab¨ªa debutado en la direcci¨®n hace unos a?os con Vive la France, se entrega a un guion plagado de chistes y situaciones trasnochadas. El club de los divorciados es una comedia gamberra, de peterpanismo de brocha gorda, donde el lujo de la Costa Azul se presenta como un parque de atracciones hortera para coches de lujo y eternas resacas. Hecho a la medida del consumo interno galo, el filme tiene alg¨²n momento divertido, pero no compensa en un metraje que se hace demasiado largo y en el que lo ¨²nico que podr¨ªa haber funcionado bien, la pareja de amigos que conforman Ducret y Demaison, queda deslucida entre tanto barullo.