El hombre que habla con los c¨ªtricos
Vicente Todol¨ª: ¡°La tierra te devuelve con creces lo que le des. Todos tendr¨ªamos que construir un jard¨ªn¡±
En el valle de la Gallinera, Alicante, cultivaba naranjas. Era tan feliz que se parec¨ªa a la tierra. ¡°Ahora estoy en el proyecto de un huerto de c¨ªtricos, en La Safor, Gand¨ªa. Un vergel. La Gallinera era de secano, esta huerta es de regad¨ªo¡ Estoy aqu¨ª unos d¨ªas y la gente me dice: ¡®Tienes cara de felicidad¡¯. La tierra es una toma de contacto contigo mismo. Te preguntas qui¨¦n eres, qu¨¦ haces aqu¨ª, en qu¨¦ consiste el tiempo. Cada ¨¢rbol tiene su ritmo. El tiempo lo da el ritmo, en la literatura, en el arte y en la vida, y en la tierra. Los sentidos se concentran hasta que llegas a no sentir tu cuerpo. ?ste se torna leve, todos los sentidos se abren como la curiosidad. Aprendes a no parar, ?es como ir a la luna!... Estos son como los jardines persas, que apelaban a todos los sentidos, siempre hab¨ªa agua en circulaci¨®n, p¨¢jaros en las fuentes, eran lugares de meditaci¨®n donde se reun¨ªan, al abrigo del sonido, los artistas y los fil¨®sofos, para conversar. Es un descanso activo. Solo estoy quieto durante la siesta, que hago sobre las doce, como los corderos¡ Soy como el tendero que echa la persiana hasta el lunes, oigo el clic del candado al cerrarse, y desde el viernes s¨®lo existe la agricultura¡±.
Sigue trabajando. ¡°Durante el confinamiento mont¨¦ exposiciones a trav¨¦s de la c¨¢mara del tel¨¦fono. La ¨²ltima, una retrospectiva en Pirelli Hangar Bicocca, Mil¨¢n, el sitio m¨¢s grande para el arte en Europa, 5.400 metros cuadrados. Gracias a la c¨¢mara: es como dirigir una maquinita de videojuegos¡±. ?C¨®mo ha reaccionado la tierra ante esta desgracia? ¡°Esta tierra iba a ser urbanizada. La ayud¨¦ a existir y ella me salv¨® durante el confinamiento. Estaba en un oasis. La tierra te devuelve con creces lo que le des¡ Tendr¨ªamos todos que construir un jard¨ªn, no importa el tama?o. Y si esos jardines se convirtieran en un archipi¨¦lago la tierra ser¨ªa mucho mejor¡ El jard¨ªn del futuro deber resultar del rescate de la tierra all¨ª donde ¨¦sta corra el peligro de morir. No hacer jardines ex¨®ticos ni formales, sino partir del lugar y ver qu¨¦ otros cultivos ser¨ªan posibles. La curiosidad es la ¨²nica salvaci¨®n, as¨ª que en lugar de plantar lo que ya tenemos en los mercados, ?por qu¨¦ no preservar especies que parece que no tienen valor comercial? Hay cantidad de manzanas peque?itas, o c¨ªtricos buen¨ªsimos que han desaparecido porque tienen forma oval y por eso son dif¨ªciles de apilar en los mercados. Deber¨ªan ser parte de esos jardines-huertos por los que abogo¡ Trabajo la tierra en una de las mejores zonas de c¨ªtricos de Europa. La pasi¨®n viene de mi tatarabuelo, y la abrac¨¦ al volver de Nueva York, en 1985. Aqu¨ª hall¨¦ silencio. Ahora me s¨¦ los nombres de los 400 c¨ªtricos que cultivo; ancestrales, padres de la lima y el lim¨®n, tra¨ªdos a Europa por los carros que viajaron con Alejandro Magno desde Persia¡ Le interesaron a Cosme de Medici, el primer coleccionista de c¨ªtricos. Para los Medici eran como colecciones de arte. Tienen unas formas y unos aromas incre¨ªbles. Dicen que son feos. ?Son diferentes! Todos merecen un respeto y claro que hablo con ellos. La naturaleza es una conversaci¨®n incre¨ªble¡±.
Fue director de la Tate Modern, es uno de los grandes autores de arte del mundo; sus museos y sus colecciones son leyenda, y la huerta es su pasi¨®n y su reposo. Vicente Todol¨ª. Sus u?as exponen la tierra.
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