?lafur Arnalds: ¡°Era el t¨ªpico chico t¨ªmido y sensible que sufri¨® 'buylling¡±
El prol¨ªfico compositor island¨¦s presenta una nueva muestra de su m¨²sica curativa
Dicen que la m¨²sica de ?lafur Arnalds tiene propiedades curativas, que produce alivio, paz o sosiego. Son canciones nacidas espec¨ªficamente por una necesidad de curaci¨®n. Y el alma en convalecencia no era otra que la de su propio firmante. ¡°Es verdad. Yo era el t¨ªpico chico t¨ªmido y retra¨ªdo, el ni?o sensible que acab¨® sufriendo bullying en la escuela. Viv¨ª una adolescencia bastante traum¨¢tica¡±, se sincera por videollamada con la serenidad de quien contempla unas cicatrices que ya apenas supuran. ¡°Incluso mis padres acudieron en m¨¢s de una ocasi¨®n a la escuela, alarmados porque no cesaba el acoso. Pero yo empec¨¦ a componer y encontr¨¦ en esas piezas el refugio que necesitaba, un lugar en el que perderme. Sin la m¨²sica, creo que aquellos compa?eros me habr¨ªan hecho mucho da?o¡±, a?ade.
Arnalds tiene hoy 34 a?os, sonr¨ªe con afabilidad desde su domicilio en Reikiavik, luce una coqueta barba de pocos d¨ªas y tarda siempre dos o tres segundos antes de abordar cada respuesta, como quien se cerciora de que escoger¨¢ siempre las palabras m¨¢s precisas. A su m¨²sica le sucede un poco lo mismo: economiza en notas y florituras, pero es emocionante y minuciosa en su aparente estoicismo. Y as¨ª vuelve a suceder con Some Kind of Peace (Cierto tipo de paz), que esconde piezas breves, sutiles, delicad¨ªsimas. Y m¨¢s org¨¢nicas de lo que hasta ahora ven¨ªa siendo habitual; sobre todo si comparamos con su antecesor, re:member (2018), en donde aprovechaba para exhibir unos pianos patentados por ¨¦l mismo que suenan a partir de una programaci¨®n previa.
¡°Quiz¨¢ todo el apego por el ingrediente tecnol¨®gico era una capa protectora para no mostrarme tal y como soy, para no sentirme tan vulnerable¡±, reflexiona el autor de ¨¢lbumes tan hermosos como For Now I Am Winter (2013) o Island Songs (2016). ¡°Era una forma de decir: distr¨¢ete con la tecnolog¨ªa, no te fijes tanto en m¨ª. Desde mis a?os adolescentes era ese chaval que apenas sal¨ªa a la calle porque prefer¨ªa ponerse los auriculares y sentarse frente al ordenador y el teclado MIDI. Pero ahora ya no necesito protegerme de esa manera¡±.
¡°Alguien especial¡± en la vida de ?lafur
Incluso admite que su nueva m¨²sica est¨¢ alentada por la presencia de ¡°alguien especial¡± con quien comparte ahora su vida. ¡°No es que me diera miedo amar, pero no estaba del todo abierto a ello. Mi verdadero amor durante los ¨²ltimos 10 o 12 a?os hab¨ªa sido la m¨²sica y no ten¨ªa un espacio que ofrecerle a nadie. Ahora he empezado a darme cuenta de que hay otras cosas, adem¨¢s de mi trabajo, que quer¨ªa hacer en la vida¡¡±.
Como buen apasionado de la escritura, ?lafur es un ¡°hiperactivo¡± confeso al que las 24 horas que le ofrece el reloj se le quedan cort¨ªsimas. Ha aprendido a desayunar de manera relajada (¡°no menos de una hora; mucho caf¨¦, nada de tel¨¦fonos¡±), pero a partir de ah¨ª se embarca en la ¡°peque?a locura¡± de dirigir un sello discogr¨¢fico propio e invertir varias horas delante del ordenador y los teclados (¡°a veces toda la tarde, ?depende de las musas!¡±), a la caza de la inspiraci¨®n. ¡°Me gusta ser productivo, hacer muchas cosas a la vez¡±, se sincera un hombre que hasta la fecha suma ocho ¨¢lbumes en solitario, media docena de bandas sonoras, un pu?ado de colaboraciones con Nils Frahm ¨Calgo as¨ª como su alma gemela berlinesa¨C y hasta un proyecto paralelo de m¨²sica electr¨®nica experimental, Kiasmos. ¡°Ser fruct¨ªfero¡±, remacha, ¡°me parece una de las sensaciones m¨¢s placenteras que existen. Hace que me sienta bien¡±.
As¨ª funciona el juego de las dobles caras con Arnalds, ese muchacho de apariencia apacible y pausada en el que habita un esp¨ªritu torrencial, volc¨¢nico, apasionado. Y que reivindica su propia m¨²sica, en teor¨ªa tan propicia para el ensimismamiento, como una manera de rebeli¨®n. ¡°Pertenezco a una generaci¨®n de m¨²sicos que aprecia la herencia cl¨¢sica desde una perspectiva contempor¨¢nea y que se subleva contra el ruido non-stop de la m¨²sica predominante. Respeto el pop comercial, pero me parece muy mon¨®tono. Nosotros encarnamos la alternativa, somos el equivalente a lo que el punk represent¨® a finales de los setenta. Y s¨ª, me siento muy orgulloso de ello¡±.
?Paralelismos entre ?lafur Arnalds y el punk? No se f¨ªen de su aspecto quer¨²bico: en el fuero interno de este island¨¦s late un esp¨ªritu transgresor. Ese que le lleva, por ejemplo, a frecuentar clubes de m¨²sica electr¨®nica para bailar y evadirse, aunque el t¨®pico nos haga pensar en un tipo al¨¦rgico a la vida nocturna. ¡°?Qu¨¦ va!¡±, se sonr¨ªe. ¡°Hay una parte m¨¢s extrovertida en m¨ª, un ?lafur al que le gusta salir de la sombra¡±. Y revela: ¡°Lo m¨¢s reciente ha sido descubrir que me encanta actuar. Estoy aprendiendo nociones de improvisaci¨®n; no para acabar trabajando como actor, pero s¨ª para divertirme. Coincid¨ª en una fiesta con un grupo de c¨®micos, y uno de pronto exclam¨®: ¡®Muy bien, improvisemos todos juntos¡¯. En un primer momento me qued¨¦ helado, inc¨®modo. Pero decid¨ª explorar y he descubierto que me divierte much¨ªsimo. Mi m¨²sica es introvertida, pero yo no lo soy siempre. ?Me encanta la comedia, la comedia tonta!¡±.
Una colaboraci¨®n p¨®stuma de Lhasa
Por 'Some Kind of Peace' desfilan algunos grandes amigos musicales de Arnalds, desde el genio brit¨¢nico de la electr¨®nica Bonobo (en 'Loom') al multiinstrumentista island¨¦s JFDR ('Back To The Sky') o el cantante alem¨¢n Josin, que aporta su preciosa voz a 'The Bottom Line'. Pero la aparici¨®n m¨¢s emotiva, aunque no podamos hablar de colaboraci¨®n en sentido estricto, es la de la cantante neoyorquino-mexicana Lhasa de Sela, fallecida en 2010 a los 37 a?os.
?lafur, que fue gran amigo de ella, ha querido recuperar su voz para complementar el tema final, 'Undone', una reflexi¨®n sobre la vida y la muerte. ¡°No hay dioses en mi vida, pero s¨ª creo en los misterios, en lo que hay m¨¢s all¨¢ de la percepci¨®n. Y Lhasa era la representaci¨®n perfecta de esa idea, de que a¨²n desconocemos muchas cosas¡±, reflexiona. ¡°Antes de la irrupci¨®n del conocimiento cient¨ªfico, el hombre pensaba que ya sab¨ªa todo lo que necesitaba conocer. Dios le aportaba todas las certezas necesarias. Yo he intentado parecerme a ese cient¨ªfico que se hace preguntas y admite la insuficiencia de su conocimiento, su propia ignorancia. Y ese sentimiento, esa especie de signo de interrogaci¨®n, era perfecto como colof¨®n para el ¨¢lbum¡±.
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