Un monumento a los ca¨ªdos del 92
Robusta y comunitaria, la nueva pel¨ªcula de Luis L¨®pez Carrasco levanta entre los escombros de la Expo y los Juegos Ol¨ªmpicos una lucha colectiva estigmatizada
Construido piedra a piedra, o testimonio a testimonio, El a?o del descubrimiento es un muro de resistencia contra la desmemoria, el miedo y el silencio de los trabajadores de un pa¨ªs en crisis. Da igual que sea la reconversi¨®n industrial de finales de los ochenta, la burbuja inmobiliaria de hace una d¨¦cada o el socav¨®n del turismo de ahora mismo. Las v¨ªctimas son las mismas en esta pel¨ªcula imprescindible. Un fresco de m¨¢s de tres horas en el que espectador asiste sin pesta?ear a las conversaciones cruzadas, entrevistas y relatos de una serie de mujeres y hombres que hablan de oficinas, talleres, turnos de trabajo, paro, desigualdad, comit¨¦s de empresa y sindicatos. Sentados en mesas o apoyados en la barra de una vieja cafeter¨ªa de la ciudad murciana de Cartagena, j¨®venes y mayores intercambian sue?os y gestos de impotencia ante una lucha colectiva estigmatizada.
El punto de partida son los sucesos ocurridos en Cartagena durante el simb¨®lico 1992. La crisis de la reconversi¨®n industrial desembocaba entonces en el choque entre miles de trabajadores y la polic¨ªa. Un enfrentamiento que se sald¨® con decenas de heridos y la quema con c¨®cteles molotov del Parlamento auton¨®mico. La destrucci¨®n de puestos de trabajo afectaba a empresas de fertilizantes y astilleros como Bazan, Pa?arroya y Fesa-Enfersa, adem¨¢s de otras muchas que estaban bajo sus paraguas, y pon¨ªa en jaque casi 60.000 empleos que se sumaban a los ca¨ªdos de la miner¨ªa y la agricultura.
La fijaci¨®n con la cara b de ese a?o no es nueva en el cine espa?ol, aunque la mirada generacional de L¨®pez Carrasco aporta el desencanto iracundo de quienes llegaron tarde al despilfarro. En la magistral De Nens (2003), Joaquim Jord¨¤ ya apuntaba hacia las sombras del proyecto urban¨ªstico detr¨¢s de la ciudad ol¨ªmpica. Barcelona 92 y la Expo de Sevilla vistieron de modernidad ese pa¨ªs obsoleto que tambi¨¦n planea en otra de las pel¨ªculas espa?olas de este a?o, Las ni?as, el debut de Pilar Palomero. Pero El a?o del descubrimiento, deudora del maestro Jord¨¤ o del brutal d¨ªptico sobre la Transici¨®n Despu¨¦s de¡, de Cecilia y Jos¨¦ Juan Bartolom¨¦, es una pel¨ªcula robusta y comunitaria, que sin contemplaciones va directa al grano para poner voz y rostro a quienes pagan el precio de cada nueva normalidad. L¨®pez Carrasco, cuyos primeros pasos en el documental experimental hay que situarlos dentro del colectivo Los hijos, ya dej¨® ver su obsesi¨®n por las cunetas del relato hegem¨®nico en su cortometraje Aliens (2017), sobre la cantante de Zombies, Tesa Arranz, y sobre todo en El futuro (2013), su primer largometraje en solitario.
Con estrategias similares a las de aquella indagaci¨®n en el final de la fiesta de los a?os ochenta, su nueva pel¨ªcula se asoma por el ojo de una c¨¢mara de video de Hi8 cuya textura ¡ªsumada a decisiones de ambientaci¨®n tan m¨ªnimas y efectivas como una pegatina en la pared o el humo de los cigarros¡ª funciona como un t¨²nel del tiempo que juega con enorme astucia al anacronismo. El ahora es el entonces y viceversa. Con los planos cerrados del bar donde todo ocurre, el material documental de los enfrentamientos del 92 en Cartagena y el recurso de la doble pantalla (una decisi¨®n arriesgada que surgi¨® en la sala de montaje), el cineasta logra penetrar en el espectador de una forma tan asombrosa que su mosaico polif¨®nico es capaz de invocar que la insumisi¨®n era y es un derecho que no se puede enterrar bajo toneladas de Curros y Cobis.
EL A?O DEL DESCUBRIMIENTO
Direcci¨®n: Luis L¨®pez Carrasco.
G¨¦nero: documental. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 200 minutos.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.