Meritorio G¨®mez del Pilar

El diestro madrile?o G¨®mez del Pilar, de nombre No¨¦, ha protagonizado una tarde merit¨ªsima ante una seria y complicada corrida de Miura. Este torero sorprendi¨® en su etapa de novillero, y por esos extra?os designios del destino desapareci¨® cuando en 2013 tom¨® la alternativa. Desde entonces, ha estado ausente de las grandes ferias, pero se ve que no ha perdido el tiempo. Ha mantenido la ilusi¨®n, se nota que ha trabajado, y esta tarde ha levantado la voz y ha gritado que pide paso en el toreo, y que merece que se cuente con ¨¦l.

No ha sido una tarde triunfal, pero s¨ª cuajada de valent¨ªa, compromiso, firmeza y decisi¨®n. A sus dos toros los recibi¨® de rodillas en la puerta de toriles, los traste¨® con decisi¨®n con el capote, y ante ambos se plant¨® muleta en mano con una encomiable firmeza.

Ninguno de sus toros se prest¨® al triunfo, pero G¨®mez del Pilar les plant¨® cara, se coloc¨® en el sitio adecuado, hizo acopio de arrojo y pundonor, y emocion¨® al p¨²blico y se gan¨® su respeto y admiraci¨®n, que es de lo que se trata.

Desclasado y orientado se mostr¨® su primero, al que mat¨® de una gran estocada; de muy corto recorrido y sin calidad alguna fue el cuarto, y G¨®mez del Pilar volvi¨® a dictar otra lecci¨®n de quietud y m¨¦rito ante un oponente exigente.

No fue una corrida para el lucimiento, pero s¨ª para la verdad; y No¨¦ ha aprovechado su ¨²ltima actuaci¨®n del a?o para dejar claro que es torero y que hay que se debe contar con ¨¦l.

Su actuaci¨®n fue m¨¢s meritoria porque ten¨ªa delante toros de Miura, de esos que saben lat¨ªn. Estos cuatro hab¨ªan alcanzado el grado de catedr¨¢tico, pues los cuatro estaban a punto de cumplir los seis a?os, con lo que ello lleva consigo de conocimiento y sentido.

Muy bien presentados los cuatro, acudieron con alegr¨ªa a los caballos, pero ninguno destac¨® por su brava pelea; todos ellos, curiosamente, en especial los tres primeros, salieron del peto con el pit¨®n derecho escobillado, lo que no es normal. Obedecieron sin alegr¨ªa a los banderilleros, y solo el primero embisti¨® a la muleta con nobleza, aunque con escaso celo.

Y con este material no pudo dejar buen sabor de boca Pepe Moral, estilista con el capote ¡ªpreciosas sus chicuelinas al paso ante su primero¡ª templado y a veces profundo con la muleta, pero err¨¢tico con la espada ante un animal andar¨ªn que prefiri¨® barbear las tablas en lugar de atender los requerimientos del torero, al que hizo pasar un mal rato.

Volvi¨® a fallar con la espada ante el cuarto, otro animal dificultoso ante el que la decisi¨®n de Moral no tuvo fruto.