Un nuevo centro de arte contempor¨¢neo recobra el esplendor barroco de un palacio de Valencia

El enclave fue parte del circo romano, luego de la civilizaci¨®n musulmana, posteriormente se integr¨® en el barrio jud¨ªo, luego alberg¨® un horno medieval, se asent¨® como palacio de la nobleza, vivi¨® el esplendor de la Ruta de la Seda, y ya entrado el siglo XX, acogi¨® la imprenta de un peri¨®dico, un pub con pretensiones y animales salvajes llamado Johann Sebastian Bach y un proyecto de hotel antes de caer en las ruinas del olvido. El Palacio Valeriola y el solar donde se emplaza, en la c¨¦ntrica calle del Mar, condensan la historia de Valencia.

Una historia que est¨¢ saliendo a la luz conforme avanzan las obras de rehabilitaci¨®n del edificio barroco construido a principios del siglo XVII para convertirse en el Centro de Arte Hortensia Herrero, que ocupar¨¢ un espacio de 3.500 metros cuadrados. El objetivo es integrar los diversos estratos de su pasado y recuperar el patrimonio al tiempo que se exhiben las obras de artistas contempor¨¢neos como Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz o Anish Kapoor, pertenecientes a la colecci¨®n privada de Hortensia Herrero, vicepresidenta de Mercadona y esposa del fundador de la cadena de supermercados, Juan Roig. Tambi¨¦n se organizar¨¢n exposiciones temporales cuando abra sus puertas, previsiblemente, en el a?o 2023.

La visita de ayer a las obras, que arrancaron en 2018, permiti¨® comprobar la complejidad de una intervenci¨®n ambiciosa que se ha ido modificando conforme se han descubierto nuevas posibilidades, como la peque?a capilla que podr¨ªa ser un espacio singular para piezas realizadas ex profeso, o dificultades inesperadas, como suele suceder en las rehabilitaciones integrales de espacios antiguos. Por eso, no hay un presupuesto cerrado, seg¨²n se?alaron ayer Alejandra Silvestre, directora gerente del centro, y Jos¨¦ Mart¨ª, arquitecto y socio de Amparo Roig en el estudio ERRE, encargado de la obra. Al inmueble ¡°le ha tocado la loter¨ªa¡±, ya que, de estar ¡°en ruina total¡±, ha pasado a disponer de un presupuesto abierto para recuperar su esplendor y actualizarse con una intervenci¨®n ¡°neutra¡± y a la vez ¡°integrada¡± tanto en el barrio como en la ciudad, destac¨® el arquitecto. El futuro jard¨ªn del centro colinda con el patio de la iglesia de San Juan del Hospital, una joya de la arquitectura rom¨¢nica y g¨®tica valenciana.

El proyecto nace para ¡°compartir con la sociedad el arte contempor¨¢neo m¨¢s relevante en el ¨¢mbito internacional y adaptarlo a un nuevo uso cultural que prolongue su vida y su historia¡±, apunt¨® Silvestre, antes de observar la recuperaci¨®n de las espl¨¦ndidas vigas de mobila que cierran una de las estancias m¨¢s atractivas, la andana, el nombre en valenciano que recib¨ªa el piso superior de la casa, destinado antiguamente a guardar cosechas y m¨¢s tarde, los trastos.

El proyecto arquitect¨®nico divide el centro en dos zonas: el volumen principal del Palacio Valeriola en el que se han desarrollado los trabajos m¨¢s importantes de rehabilitaci¨®n y conservaci¨®n, y, por otro, la edificaci¨®n posterior que recae en la calle San Crist¨®bal. Ambos estar¨¢n conectados por una plataforma descendente que marcar¨¢ el itinerario de las visitas que pasar¨¢ por el s¨®tano donde se exhibir¨¢n los muros del circo romano del siglo II. Se ha descubierto tambi¨¦n un enterramiento singular de una joven de unos 12 a?os con una botella de perfume que parece datar del siglo III y restos cer¨¢micos de todas las ¨¦pocas de un enclave que resume la historia de Valencia.