Ense?anzas pand¨¦micas del arte latinoamericano
Ferias digitales, asociacionismo y una reevaluaci¨®n de las colecciones han permitido a creadores, galeristas y directores de museos superar 2020, el a?o m¨¢s dif¨ªcil
Desde la crisis econ¨®mica de 2008 quiz¨¢s no ha habido peor a?o que 2020 para el mundo del arte, y al mismo tiempo, no ha habido mejor a?o para demostrar su enorme plasticidad para sobrevivir a la crisis. Con las fronteras cerradas y la imposibilidad de importar obras de otras ciudades, los museos o galer¨ªas le prestaron m¨¢s atenci¨®n al arte local; sin la posibilidad de organizar ferias internacionales, los artistas y galeristas le dedicaron m¨¢s tiempo a proyectos colaborativos con sus colegas; con el miedo al encuentro f¨ªsico, los directores de museos volvieron a re-evaluar sus colecciones y a dedicarle m¨¢s tiempo a la investigaci¨®n y a las nuevas formas de democratizar su conocimiento en plataformas digitales. No fue f¨¢cil, pero no todo fueron p¨¦rdidas. El PA?S habl¨® con una artista en M¨¦xico, un galerista en Brasil y la directora del MALBA en Buenos Aires para entender c¨®mo se defendi¨® al arte de la regi¨®n durante la pandemia.
El MALBA y la b¨²squeda por el alma de los museos
La primera semana de marzo, cuando no se hab¨ªa a¨²n declarado la pandemia, la directora del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires o MALBA, Gabriela Rangel, entr¨® en un ataque de ansiedad. ¡°Todos los que estaban en el cafet¨ªn del museo hablaban distintos idiomas, y a m¨ª eso me di¨® p¨¢nico¡±, recuerda la directora, consciente de que a la instituci¨®n la segu¨ªan visitando personas de todo el mundo con o sin virus. El MALBA fue el primer centro de Buenos Aires que decidi¨® cerrar sus puertas y ¡°siendo el museo acostumbrado a tener m¨¢s p¨²blico, el museo se qued¨® sin identidad¡±.
Al igual que muchos otros, el MALBA tuvo que cerrar o cancelar exposiciones que llevaban planeando por meses con otras ciudades, como una dedicada a la obra de la pintora Remedios Varo (que alcanz¨® a estar una sola semana, con obras importadas desde Ciudad de M¨¦xico) y Paralelo 1 II 3, que iba a poner en di¨¢logo una galer¨ªa de S?o Paulo con una de Nueva York. Con el cierre de fronteras se volvi¨® imposible importar obras desde las grandes ciudades, y el di¨¢logo entre pa¨ªses se transform¨® en un di¨¢logo entre museos nacionales.
Poco despu¨¦s del cierre del MALBA naci¨® en Argentina RAME¨C Red Argentina de Museos y Espacios de Arte¨C el primer colectivo con docenas de museos del pa¨ªs que empezaron a hacer reuniones digitales sobre epidemiolog¨ªa, sobre posibles protocolos para volver a abrir, o incluso sobre c¨®mo manejar la incertidumbre. ¡°La comunidad del arte se robusteci¨®, y la gente sinti¨® que el museo le ofreci¨® sustento espiritual y estructura de comunidad¡±, dice Rangel. Algo parecido pas¨® en Ciudad de M¨¦xico, donde la directora del Museo Tamayo de arte contempor¨¢neo tuvo que cancelar una exposici¨®n con las obras de la venezolana-americana Luchita Hurtado ¨Cque no pod¨ªa importar desde Los ?ngeles durante la pandemia¨C pero logr¨® organizar Otrxs Mundxs, una exposici¨®n con m¨¢s de 40 artistas locales. ¡°Nos vimos obligados a cancelarlo todo pero logramos organizar esta exposici¨®n en muy poco tiempo con artistas de la Ciudad de M¨¦xico¡±, dijo a El Pa¨ªs Magali Arriola, la directora del Museo Tamayo. ¡°No fue grato, fue duro, pero ha sido bueno reinventarse...una de las consecuencias de todo esto es poder estrechar v¨ªnculos con toda la comunidad de artistas, unos muy j¨®venes y otros m¨¢s establecidos¡±.
Gabriela Rangel en el MALBA ¨Ccomo muchos museos de la regi¨®n¨C tuvo tambi¨¦n que mejorar su plataforma digital para seguir entreteniendo al p¨²blico, ahora en casa. ¡°No quer¨ªamos llenar la p¨¢gina de programaci¨®n como si esto fuera Netflix¡±, dice Rangel. Performances virtuales, un ciclo de westerns con el departamento de cine, o un reencuentro con el archivo de cartas del Museo que merec¨ªa ser desempolvado. ¡°Era mejor regresar a lo local¡±, dice Rangel. ¡°Dejar los proyectos costosos y trabajar con la colecci¨®n y artistas locales fue clave¡±.
La mitad de los ingresos del MALBA se dan por tickets, y al estar casi todo el a?o cerrados ¨Cvolvieron a abrir en noviembre¨C Rangel logr¨® un plan de austeridad para que el museo no solo pudiera sobrevivir sin quebrarse sino incluso logr¨® adquirir nuevas obras de algunas artistas latinoamericanas: El pene como instrumento de trabajo, de Maris Bustamante, fotograf¨ªa en blanco y negro que se burla de la envidia f¨¢lica en el an¨¢lisis de Freud; y una serie de fotograf¨ªas de la argentina Karin Idelson sobre divanes para las terapias, para una futura exposici¨®n en el 2021 sobre la relaci¨®n del arte y el psicon¨¢lisis. ¡°No ha sido f¨¢cil, pero tampoco tr¨¢gico¡¯', resume Rangel lo que han sido estos meses de pandemia para el arte del MALBA.
Maritza Morillas y las asociaciones de artistas
Cuando las medidas estrictas para frenar la pandemia empezaron en marzo, en uno de los metros de Ciudad de M¨¦xico ¨C la estaci¨®n Tacubaya¨C quedaron estancados algunos cuadros de la artista Maritza Morillas. ¡°No hemos podido sacar casi nada,¡± dijo la artista a El PA?S, ri¨¦ndose. Acababa de arrancar all¨ª la exposici¨®n urbana llamada Mirada ¨²nica, y Morillas hab¨ªa incluido una de sus obras casi premonitorias: Ind¨®mita cepa, un ¨®leo del 2011 en el que un sanitario con mascarilla y traje de protecci¨®n est¨¢ en el centro.
Morillas tuvo que cancelar dos exposiciones individuales en galer¨ªas locales. Una de ellas intent¨® vender las obras virtualmente, pero ¡°obvio no se vendi¨® nada,¡± dice la artista. Aunque econ¨®micamente la pandemia ha sido una crisis enorme para los artistas ¨Cque rara vez tienen un contrato con un museo o una galer¨ªa¨C varios han buscado formas de reinventarse hasta que pase la tormenta: un curador colombiano y una escultora peruana en M¨¦xico sobreviven con una nueva y deliciosa panader¨ªa a domicilio; el artista salvadore?o-americano Guadalupe Maravilla cancel¨® sus exposiciones para organizar donaciones masivas para los indocumentados en Nueva York.
Si bien los artistas han tenido m¨¢s dificultades para vender sus obras, han tenido tambi¨¦n otras puertas abiertas para seguir produciendo nuevas obras en colaboraci¨®n con sus colegas. En el caso de Morillas ¨Cque normalmente sobrevive vendiendo vajillas decoradas¨C recibi¨® una convocatoria para Respiro luego existo, una exposici¨®n digital en el que casi cien artistas de M¨¦xico representaban la nueva normalidad construyendo creativas mascarillas de protecci¨®n. El de Morillas ¨Cvidrio sobre metal¨C tiene un murci¨¦lago de fondo.
Adem¨¢s muchos artistas, con menos galer¨ªas abiertas al p¨²blico, se han asociado entre ellos para redecorar sus departamentos y convertirlos en ¡°open studios¡±: espacios de dos o tres d¨ªas, transformando una sala o un comedor en una galer¨ªa, en el que amigos pueden vender algunas de sus obras. ¡°La cultura para muchos es lo menos importante en estos momentos,¡± dice con tono realista Morillo. ¡°Por eso es importante movernos, hacer uso de nuestra creatividad como podemos para tambi¨¦n sobrevivir¡±.
En algunos pa¨ªses como Argentina los artistas se aliaron para crear un tarifario que les permita sobrevivir y sin depender del valor de su obra en el mercado: tienen una cuota establecida si se les invita a participar a charlas en redes, y otras que obligan a galer¨ªas o museos a cubrir los honorarios de artistas, el traslado de sus obras, seguros m¨¦dicos, el montaje y desmontaje de la exposici¨®n. Costos de trabajo que parecen obvios pero que no siempre han sido fuentes de ingresos estables. ¡°Sin nosotres no existir¨ªan ni instituciones del arte, ni historiadores, ni cr¨ªticos, ni curadores, ni museos¡±, dice el comunicado del tarifario. ¡°Sin embargo, es muy poco o nada lo que se nos reconoce a la hora de remunerar nuestro trabajo¡±.
La argentina Aim¨¦ Iglesias Lupkin, que dirige un peque?o espacio de exhibici¨®n en el Americas Society de Nueva York dedicado al arte latinoamericano, dice que estos honorarios para sus nuevas charlas digitales han sido fundamentales para ayudar a los artistas que invitan. ¡°Tenemos un peque?o speakers fee, que parece tonto, pero para muchos artistas que est¨¢n sufriendo en medio de la pandemia la posibilidad de que las instituciones den ese ingreso hace una diferencia¡±, dice.
Art Basel y la digitalizaci¨®n de las galer¨ªas de arte
Las ventas en una feria de arte puede representar m¨¢s de cincuenta por ciento de los ingresos de una galer¨ªa de arte, pero con las grandes ferias canceladas en Hong Kong o Miami, la mayor¨ªa de las galer¨ªas de Am¨¦rica Latina dependen m¨¢s de las plataformas virtuales o de ferias locales para promover a los artistas con los que trabajan. Ninguno de los dos experimentos ha sido perfecto.
¡°Vendimos muy poco y fue muy muy mala, creo que este a?o no es bueno hacer muchos movimientos¡¯', dijo a El Pa¨ªs el galerista Thiago Gomide sobre ArtRio, que se celebr¨® en Brasil el pasado octubre, con altos costos para participar pero pocas ventas. ¡°En una feria normal tengo 50 emails al d¨ªa, hablo con 80 personas diferentes, mientras que en las ferias virtuales tengo, con suerte, 15 emails al d¨ªa¡±.
Gomide es uno de los due?os de la galer¨ªa Bergamin & Gomide en S?o Paulo, que normalmente trabaja con artistas ya fallecidos, pero en este a?o de pandemia aprovecharon para darle un giro a su trabajo para conocer mejor a los artistas locales. ¡°Yo quer¨ªa estar m¨¢s en contacto con los artistas de mi generaci¨®n, con la escena local, y este cambio ha sido placentero: ha sido posible trabajar m¨¢s de cerca con los artistas e intercambiar m¨¢s ideas con los curadores¡±, dice Gomide. Uno de esos artistas es Pedro Caetano, un artista paulista que trabaja con elementos de la cultura popular.
Aunque las ganancias para la galer¨ªa no aumentaron, explica, tambi¨¦n se reducieron los costos al no poder viajar a las ferias internacionales. ¡°El costo de una feria online es muy peque?o, mientras que antes tienes que pagar un tiquete a suiza para cuatro personas, hoteles, cenas, env¨ªos de las obras, entonces sientes m¨¢s presi¨®n a vender mucho m¨¢s¡¯', dice.
La feria internacional Art Basel en Miami que se celebr¨® hace unas semanas es quiz¨¢s la m¨¢s importante para el arte latinoamericano. Desde marzo ha fortalecido su plataforma digital para atraer a los viejos y nuevos coleccionistas¨C con videocharlas con los artistas o montajes en 3D de las obras. Pero las ferias digitales tambi¨¦n trajeron un cambio radical en la transparencia del mercado del arte: si antes era establecido que nadie ninguna galer¨ªa pon¨ªa los precios de sus obras ¨Cpor costumbre o porque fuera considerado de ¡®mal gusto¡¯, dando espacio a m¨¢s especulaci¨®n en el mercado¨C la digitalizaci¨®n ha obligado a los galeristas a poner los precios en las plataformas, o al menos un rango para cada obra.
¡°Para los coleccionistas de mayor edad ha sido m¨¢s dif¨ªcil relacionarse [con las plataformas], pero a los m¨¢s j¨®venes les encanta: hay claramente un corte generacional y eso abri¨® muchas posibilidades en el mercado del arte¡±, dijo a El PA?S Monica Manzutto, directora de la galer¨ªa mexicana Kurimanzutto que recientemente organiz¨® una peque?a exposici¨®n f¨ªsica con 10 galer¨ªas mexicanas en paralelo a la exposici¨®n virtual de Art Basel Miami, en el que los coleccionistas locales m¨¢s que los internacionales estuvieron entrando y saliendo. ¡°Estamos frente a una transformaci¨®n enorme en la manera c¨®mo se consume, c¨®mo se distribuye y c¨®mo se transforma el conocimiento del arte¡¯', dice.
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