Guinea Ecuatorial: las manchas del pasado colonial
El documental ¡®Anunciaron tormenta¡¯, de Javier Fern¨¢ndez V¨¢zquez, indaga en la historia oculta de la excolonia espa?ola
En Anunciaron tormenta, pel¨ªcula documental del bilba¨ªno Javier Fern¨¢ndez V¨¢zquez, las im¨¢genes de archivo se resisten a revelarse. En muchas ocasiones la pantalla se queda en blanco, hasta que las manchas y huellas del tiempo afloran poco a poco mostrando los detalles de los mohosos documentos del pasado, su opaco lugar en el presente. Con una mirada reposada y elegante, que solo parece agitarse cuando atraviesa la espesa vegetaci¨®n africana, Fern¨¢ndez V¨¢zquez mezcla recursos experimentales con im¨¢genes de car¨¢cter m¨¢s etnogr¨¢fico, voces en off y otras de estudio para la lectura de los viejos documentos oficiales donde se llama ¡°morenos¡± a los nativos bubis. Con su cuidada oralidad, Anunciaron tormenta se acerca a la herencia colonial espa?ola en Guinea Ecuatorial a trav¨¦s de un suceso enmascarado: la detenci¨®n y muerte en 1904 de uno de los ¨²ltimos l¨ªderes bubis de la isla de Fernando Poo, el rey ?s¨¢asi Eweera, conocido por los espa?oles como Pablo Sas-Ebuera.
No es la primera vez que Fern¨¢ndez V¨¢zquez se acerca a Guinea Ecuatorial; lo hizo en 2013 dentro del colectivo Los Hijos con ?rboles, documental que ya recog¨ªa historias orales que propiciaban la cr¨ªtica a la historia oficial de la antigua colonia. En el ¨²ltimo a?o al menos otras dos pel¨ªculas espa?olas han mirado hacia el pa¨ªs africano. En diciembre de 2019, el documental El escritor de un pa¨ªs sin librer¨ªas, de Marc Serena, se centraba en el autor exiliado Juan Tom¨¢s de ?vila Laurel. El proyecto ten¨ªa el valor de recoger la voz de la machacada disidencia contra la dictadura de Teodoro Obiang y, de paso, se?alaba la indiferencia de Espa?a hacia el pa¨ªs en el que impuso su lengua. La superproducci¨®n Black Beach, de Esteban Crespo, tambi¨¦n se inspiraba en el corrupto r¨¦gimen de Obiang y en el esperpento de su opulencia y, aunque no citaba ning¨²n pa¨ªs, su t¨ªtulo y los detalles de su trama se?alaban de forma inequ¨ªvoca a la excolonia: Black Beach es la prisi¨®n m¨¢s conocida de Malabo y su fama de brutalidad la precede por toda ?frica.
Entre una y otra se present¨® en la Berlinale Anunciaron tormenta, estrenada la pasada semana en la Cineteca de Madrid y cuya propuesta entronca en parte con la mirada etnogr¨¢fica que ya estaba presente en ?rboles, pero que aqu¨ª, con el tiro m¨¢s centrado, profundiza en su propuesta y en su reflexi¨®n. Fern¨¢ndez V¨¢zquez rescata los relatos orales y los oficiales sobre la muerte de ?s¨¢asi Eweera, el acoso a su aldea y a sus habitantes. Eweera era un fuerte opositor al Gobierno espa?ol, un l¨ªder que se resist¨ªa a los intereses de los colonos con su pueblo, que inclu¨ªan el traslado de los bubis a las plantaciones de cacao o su reeducaci¨®n en las misiones. Mientras un plano fijo muestra el presente en una ruinosa misi¨®n, un hombre recuerda el fatal destino de los hombres de Eweera, de ancianos y ni?os. Sobre la pantalla fundida en negro tambi¨¦n se evoca la persecuci¨®n a sus descendientes, hijos y nietos que ocultaron su apellido para sobrevivir.
La pel¨ªcula se mueve entre los informes de las instituciones coloniales, las cartas de espa?oles con fr¨ªas narraciones y las versiones populares que han sobrevivido en la memoria colectiva de los guineanos. Exigente con su material, la pel¨ªcula solo resulta autocomplaciente cuando se regodea en unos instantes a lo NO-DO pertenecientes a una pel¨ªcula de finales de los a?os cuarenta en la que se ve a un misionero bajando de un cayuco y caminando por la playa seguido de unos j¨®venes guineanos cargando paquetes. Es un archivo tentador, terrible en su belleza visual (como tantos de aquellos a?os en la isla y el continente), y repugnante en su narraci¨®n nacional cat¨®lica, pero demasiado obvio en su cr¨ªtica. Y Anunciaron tormenta es mucho m¨¢s radical y sutil que ese instante.
Porque, pese a su coro de voces, esta pel¨ªcula subraya la elocuencia del silencio; porque sabe moverse con audacia entre su principal paradoja f¨ªlmica: lo que no se puede ya ver es lo que se nos acaba revelando. Como en el sobrecogedor plano de ese ¨¢lbum de fotos vac¨ªo cuyas manchas hemos conocido a lo largo de toda la pel¨ªcula y que se erige como s¨ªmbolo de una historia arrebatada o como ese instante en el espectador quiere y no puede contemplar la fotograf¨ªa del grupo de hombres bubis que se acercaron a la misi¨®n para no volver, y cuya imagen Fern¨¢ndez V¨¢zquez funde en negro sin que podamos detenernos ni medio segundo en ella. Es un gesto de un pundonor rotundo hacia esa memoria velada que con esta pel¨ªcula da un paso al frente en la reconstrucci¨®n de la historia.
Babelia
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