Minimalismo rotundo

Fortuna es el nada casual nombre de una adolescente et¨ªope de 14 a?os que despu¨¦s de cruzar el Mediterr¨¢neo en una patera con sus padres acaba sola como refugiada en una comunidad de monjes cat¨®licos en un monasterio de los Alpes suizos. Oso de Cristal y Premio Especial del Jurado de la secci¨®n Generation 14 Plus de la ¨²ltima Berlinale, la pel¨ªcula es un estilizado acercamiento al mayor fracaso de la Europa comunitaria: la inmigraci¨®n. Por un lado est¨¢ el trauma de una cr¨ªa que despu¨¦s de sobrevivir al terror del mar (una pesadilla con olor a ¡°aceite y v¨®mito¡±) solo encuentra calor en un burro, poderosa imagen deudora de esa espiritualidad que Bresson alcanz¨® con Al azar de Baltasar; y por otro, el dilema moral de unos monjes que se debaten entre su vida en silencio o su nueva rutina junto a los refugiados, sujeta a inspecciones policiales y al protocolo legal.

Asustada y atormentada por un secreto, Fortuna reza a la virgen y a una estropeada foto de sus padres sin otro horizonte que el de un continente blanco, nevado y g¨¦lido. Rodada en blanco y negro y en formato cuadrado, la belleza de la fotograf¨ªa y de la puesta en escena no solo no camufla el drama individual y colectivo que subyace en esta terrible historia sino que logra desnudarlo con un minimalismo rotundo al que le basta agarrarse a la trist¨ªsima mirada de la sorprendente joven actriz et¨ªope Kidist Siyum para llegar lejos. Junto a ella, el actor franc¨¦s Patrick d¡¯Assum?ao y sobre todo Bruno Ganz, que en uno de sus ¨²ltimos trabajos antes de morir interpreta al viejo prior de la comunidad religiosa. Ambos ponen rostro al atolladero ¨¦tico que plantea la pel¨ªcula. En el caso de Ganz, un peque?o papel que el actor suizo transforma en un grandioso y sutil alegato contra los dogmas de una Europa vieja, inerte y ciega.