El teatro da voz a las prostitutas
Andr¨¦s Lima, ¨²ltimo ganador del Premio Nacional de Teatro, recoge testimonios reales en su nueva obra, protagonizada por Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste
¡°Cinco minutos de ducha. Cinco minutos de besitos. Siete minutos de felaci¨®n. ?A m¨ª no me coge la cabeza ni dios! Te pones muy zorra, todo lo zorra que puedas, zorra como en una pel¨ªcula porno de los 90. Le pones un cond¨®n. Te subes encima. Dos pollazos y lo tienes fuera. Ese es mi trabajo, hacer que la gente se corra¡±. Lo explica Luc¨ªa, personaje de la obra Prostituci¨®n, la primera que dirige Andr¨¦s Lima despu¨¦s de haber recibido hace tres meses el Premio Nacional de Teatro, que se estrena la semana que viene en el Espa?ol de Madrid. En la misma escena, Luc¨ªa cuenta tambi¨¦n c¨®mo comenz¨®: ¡°Llegu¨¦ a Barcelona con una beca S¨¦neca para hacer Derecho Laboral. Yo era camarera y azafata de aspiradoras y no me daba ni pa pipas¡ Y me encontr¨¦ con un amigo¡ y me ofreci¨® trabajar en el porno (...) Empec¨¦ a prostituirme el 1 de agosto de hace cuatro a?os. Ten¨ªa miedo, ten¨ªa nervios, ten¨ªa angustia¡ Le llev¨¦ al ba?o, le lav¨¦ la polla con jab¨®n de vainilla, me sub¨ª encima, se corri¨®, y luego pens¨¦: hostia, si no es para tanto¡±.
En realidad, Luc¨ªa no es un personaje. Es una persona real, una de las prostitutas de carne y hueso a las que Lima y su equipo, junto con las actrices Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste, han entrevistado a lo largo de los dos ¨²ltimos a?os para dar luz a esta obra. Se fueron al pol¨ªgono Marconi, epicentro de la prostituci¨®n en Madrid, acompa?ados de la periodista Carolina Cubillo, buena conocedora del terreno, que lo grab¨® todo.
¡ª?Alguna vez te ha producido asco?
¡ªHombre, claro, ser¨ªa raro que no te diera asco.
¡ª?Qu¨¦ es lo m¨¢s raro que te ha llegado a pedir un cliente?
¡ªPues hija, lo t¨ªpico, lo de la caquita en el pecho, pero vamos, yo no soy de hacer esas cosas.
¡ª?Te dicen que te quieren?
¡ªClaro. Todo el rato.
El director, con ayuda de su colaborador habitual Albert Boronat, ha elaborado una compleja dramaturgia que entremezcla los testimonios recogidos en aquellas visitas con datos oficiales sobre prostituci¨®n, tr¨¢fico de personas, proxenetismo y esclavitud sexual. ¡°La idea desde el principio ha sido dar voz a estas mujeres. Una por una y con sus propias palabras, sin disimular su forma de hablar, por muy cruda o directa que sea. Cuando pensamos en la prostituci¨®n tendemos a reducir a todas las que ejercen este oficio a una sola, un arquetipo, lo que nos lleva a estigmatizarlas y nos impide ver a las personas. No hay una ¨²nica prostituta, cada cual es distinta. Quiero que los espectadores se suban a sus tacones, que las escuchen a ellas, no lo que de ellas se dice¡±, explicaba Lima durante un ensayo.
En el texto de la nueva obra incluye extractos de escritoras y activistas como Virginie Despentes y Amelia Tiganus, que en el pasado ejercieron la prostituci¨®n y cuyas posiciones, pese a ser ambas feministas, son radicalmente opuestas. Despentes aboga por la regulaci¨®n; Tiganus defiende la abolici¨®n. ¡°Nos pareci¨® interesante mostrar c¨®mo ni siquiera dentro del feminismo hay una postura com¨²n¡±, apuntaba Lima.
¡°Queridas hermanas putas, me dirijo a vosotras y os hablo, pero no quiero ni debo hablar por todas vosotras. Ninguna puta deber¨ªa hablar por todas (...) Lo que deb¨¦is saber es que vuestra historia personal es parte de un gran entramado que arroja a la prostituci¨®n a millones de mujeres y ni?as y que ninguna mujer nace para puta¡±, proclama Nathalie Poza citando a Tiganus. Luc¨ªa, la prostituta que era estudiante de Derecho Laboral ¡ªencarnada por Carolina Yuste¡ª, opina en cambio: ¡°Como yo no tengo n¨®mina ni declaraci¨®n de ingresos, no me puedo alquilar un piso, pago siete mil euros as¨ª (tacat¨¢) al a?o a mi casera porque no puedo hacerlo mes a mes, no lo puedo hipotecar, no puedo comprar un coche, no puedo hacer nada que no sea mover dinero negro¡±.
Tanto Andr¨¦s Lima como las tres actrices que protagonizan Prostituci¨®n confiesan que sus opiniones sobre este tema han cambiado durante el proceso. ¡°O m¨¢s bien, todo lo que quiz¨¢ ten¨ªa claro al principio, lo que cre¨ªa que sab¨ªa, ya no lo tengo tan claro despu¨¦s de conocerlas, eran ideas preconcebidas. Me cuesta mucho m¨¢s llegar a una conclusi¨®n sobre si se debe regular o no, por ejemplo¡±, dice Machi. ¡°Ni siquiera he terminado de experimentarlo. Me est¨¢ revolviendo como actriz y como mujer, no me veo capaz de posicionarme pol¨ªticamente. Estoy centrada en darles voz lo m¨¢s honestamente¡±, asegura Poza. Eso s¨ª, hay algo que no admite discusi¨®n: la necesidad de luchar contra la esclavitud sexual y la trata. Ah¨ª est¨¢ la letra de la canci¨®n que suena en un momento de la obra: ¡°Pichi, es el chulo que castiga (...) cuando alguna se me cuela, como no suelte la tela, dos morr¨¢s la suministro; que atiz¨¢ndoles candela, yo soy un flagelador¡±.
La nueva obra se inscribe en el g¨¦nero documental, que Lima explor¨® el a?o pasado con Shock, el c¨®ndor y el puma. El dramaturgo ha desplegado toda su sabidur¨ªa teatral en Prostituci¨®n para convertir las cifras y testimonios en un poderoso espect¨¢culo con m¨²sica en directo (compuesta por Jaume Manresa e interpretada al piano por Laia Vall¨¦s) que bebe claramente del cabar¨¦ y la revista. ¡°No olvidemos que ambos nacieron con vocaci¨®n cr¨ªtica y documental¡±, recuerda el director. La escenograf¨ªa, dominada por una pasarela que atraviesa el patio de butacas, evoca tambi¨¦n esos formatos. De fondo, simb¨®licamente, un contenedor de mercanc¨ªas hace las veces de prost¨ªbulo.
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