Mi amigo Adolfo Hitler

La puntual y san¨ªsima tradici¨®n de la risa alrededor del nazismo, de su poderosa y rid¨ªcula parafernalia, nacida incluso con Adolf Hitler en vida, con Ser o no ser, de Ernst Lubitsch (¡°?Heil, yo mismo!¡±), con El gran dictador, de Charles Chaplin (¡°Demokratia schtunk!¡±), tiene un nuevo cap¨ªtulo con Jojo Rabbit, pel¨ªcula del talentoso neozeland¨¦s Taika Waititi, basada en la novela de Christine Leunens El cielo enjaulado.

Aparente comedia negra, por su tem¨¢tica, en realidad de tono tirando a blanco pues la carcajada cruel aparece en menor medida que la pantomima y que incluso el melodrama, Jojo Rabbit acaba siendo una estupenda pel¨ªcula para toda la familia, con todo lo que ello conlleva: sus virtudes populares y sus inevitables defectos melosos e intrascendentes. Waititi, desmitificador del universo vamp¨ªrico en la tronchante Lo que hacemos en las sombras (2014), ap¨®logo de la fortaleza l¨²dica y de la frescura superheroica en Thor: Ragnarok (2017), ha compuesto una s¨¢tira sobre la necesidad de los afectos en la edad infantil a partir de una situaci¨®n fabulosa y arriesgad¨ªsima: un cr¨ªo de la Alemania nazi que tiene en Hitler a su amigo imaginario, lo que da pie a los mejores momentos de la pel¨ªcula, junto a las brillantes secuencias de arranque en el campamento de las juventudes hitlerianas y a la preciosa amistad con el ni?o gordo.

Waititi, tambi¨¦n int¨¦rprete del dictador, re¨²ne en su brillante gestualidad f¨ªsica y en su tonalidad de voz el peligroso absurdo, el patetismo y la inevitable comicidad de un personaje tr¨¢gico para la historia. Y, como director, parece haberse inspirado en el cine de Wes Anderson, tanto en el uso del color como en la frontalidad de los planos, conformando as¨ª un cuento procaz sobre la facilidad de matar y, ay, lo m¨¢s discreto de la pel¨ªcula, una f¨¢bula moral sobre la amistad entre diferentes, el cr¨ªo nazi y el arquetipo jud¨ªo de Ana Frank, que en alg¨²n momento recuerda demasiado a El ni?o con el pijama de rayas.

Mejor cuanto m¨¢s despiadada y sinverg¨¹enza, Jojo Rabbit, candidata a seis premios Oscar, ser¨¢ recordada en mayor medida por sus chistes insolentes y por sus deslumbrantes montajes musicales que por su aliento humanista, m¨¢s trist¨®n que emotivo. Pero eso, en una obra sobre un tema tan comprometido, supone un doble m¨¦rito.