¡®La flauta m¨¢gica¡¯, la bidimensionalidad como prodigio
La apuesta del Teatro Real es ganadora. Esta producci¨®n puede con todo, se puede ver innumerables veces y siempre entusiasma
La flauta m¨¢gica es el segundo t¨ªtulo en la actual temporada que el Teatro Real retoma, con producci¨®n incluida, de su fondo de armario. La otra ha sido L¡¯elissir d¡¯amore (Donizetti) en la playera visi¨®n de Damiano Michieletto. En el caso de La flauta mozartiana, en celebrada puesta esc¨¦nica del australiano Barrie Kosky y Suzanne Andrade. Mucha confianza hay que tener para que vuelva cuatro a?os despu¨¦s. Pero la apuesta es ganadora, esta producci¨®n puede con todo, se puede ver innumerables veces e incluso se puede venir con ni?os (precios de las entradas aparte), y siempre entusiasma. Por otra parte, producciones esc¨¦nicas ingeniosas, cargadas de buen gusto y entretenidas como pocas veces sucede en ¨®pera no abundan. As¨ª que el resultado les da la raz¨®n y la gente se entusiasma, las entradas se agotan y todo el mundo sale del Real con sonrisa de oreja a oreja.
Es conocida la trama esc¨¦nica que proponen Andrada y Kosky, una producci¨®n de cine mudo sobre la que se incrustan los cantantes, homenajeando a figuras clave del momento, Papageno como Buster Keaton, Pamina como Louise Brooks, etc. Pero hay m¨¢s, es una apuesta tan ambiciosa como insensata de capturar en dos dimensiones el universo fant¨¢stico de esta ¨®pera. Y las referencias visuales se extienden al dibujo animado, al pop o a aquellas visiones estelares de la linterna m¨¢gica, con menci¨®n especial para el animador visual Paul Barritt.
Es rese?able que todo el texto hablado haya sido reducido a la m¨ªnima expresi¨®n y puesto en pantalla a modo de los r¨®tulos del viejo cine mudo, con un acompa?amiento de pianoforte a cargo de Ashok Gupta, que toca fragmentos de un par de fantas¨ªas de Mozart.
Para alcanzar el ¨¦xito, la sincronizaci¨®n de unos cantantes casi empotrados en el plano debe ser perfecta. Y como lo es, el p¨²blico sale maravillado. Es pues de agradecer el notable logro de cantar admirablemente y medir al cent¨ªmetro cada gesto o postura.
FICHA T?CNICA
Director musical, Ivor Bolton; directores de escena, Suzanne Andrada & Paul Barritt / Barrie Kosky. Reparto: (d¨ªa 19) Andrea Mastroni, Stanislas de Barbeyrac, Roc¨ªo P¨¦rez, Anett Fritsch, Andreas Wolf, Ruth Rosique, Elena Copons, Gemma Coma, Alabert, Marie-Luise Dre?en, Mikeldi Atxalandabasso¡ Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real. Peque?os Cantores de la JORCAM. Teatro Real. Del 19 de enero al 24 de febrero.
La parte musical es mucho m¨¢s que suficiente, con Bolton atrevi¨¦ndose con una orquesta ajustada a criterios de ¨¦poca y arriesg¨¢ndose a alg¨²n desajuste que la calidad del espect¨¢culo perdona sin restricciones. El reparto vocal mantiene a algunos cantantes de hace cuatro a?os, junto a novedades que alcanzan una coralidad y empaste global sobresalientes. Dif¨ªcil destacar nombres en trabajo tan compacto y memorable. Se agradece el esfuerzo de la soprano Roc¨ªo P¨¦rez que ha corrido su turno para sustituir a Albina Shagimuratova en el carism¨¢tico papel de Reina de la noche. Obligado resulta nombrar a los otros cuatro papeles principales, Andrea Mastroni como Sarastro, un bajo con graves de terciopelo; Anett Fritsch, como Pamina, solida en lo vocal; Stanislas de Barbeyrac como un Tamino resuelto y con buen timbre; y el Papageno de Andreas Wolf con prestaciones m¨¢s que convincentes.
No puedo dejar de rese?ar un mensaje que, quiz¨¢, la golosina del espect¨¢culo deje un poco de lado. Al final de la ¨®pera, cuando la Reina de la noche y sus c¨®mplices son derrotados y vence la luz y la raz¨®n, la proyecci¨®n tambi¨¦n se abisma y el coro final, junto a la pareja protagonista, cantan ya sobre el tel¨®n tridimensional. Esto es, la bidimensionalidad manten¨ªa atrapada a la propia ¨®pera y es la victoria final de esta la que alcanza el espesor del teatro. Genial mensaje despu¨¦s de dos horas y media de virguer¨ªas esc¨¦nicas para negar esa tercera dimensi¨®n.
Babelia
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