Prostituci¨®n: una verdad que te deja exhausto
La obra de de Andr¨¦s Lima y Albert Boronat es un ¡°cabaret documental¡± donde reinan Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste
Madrid, fin de semana. Teatros con entrega absoluta y merecid¨ªsimos llenazos. Tres regalos, por ejemplo, en la calle del Pr¨ªncipe y la plaza de Santa Ana. Re¨ªrse con Calder¨®n como si fuera Goldoni y con ritmos italianos: La se?ora y la criada, dirigida por Del Arco en la Comedia. Que se te suba el coraz¨®n a la garganta con Atentado, de F¨¦lix Estaire (dirigida por Estaire y Xus de la Cruz), en la sala Xirgu. Y la sala grande del Espa?ol, llena hasta lo alto con Prostituci¨®n, a cargo de Andr¨¦s Lima y su equipo. Da gusto ver esos silencios conmovidos del p¨²blico, y las descargas de humor feroz para liberarse un poco del peso del d¨ªa a d¨ªa de las prostitutas. En una obra como esta no puedes trabajar sin darlo todo. Y sus enormes actrices ¡ªCarmen Machi, Nathalie Poza, Carolina Yuste¡ª parecen dejarse la piel a tiras. Si no existiera el t¨¦rmino ¡°cabaret documental¡± habr¨ªa que inventarlo para esta funci¨®n, donde conviven el escalofr¨ªo, la furia, la risa y la tristeza. Lima est¨¢ m¨¢s brechtiano que nunca, y eso para m¨ª quiere decir aut¨¦ntico: sea f¨¢bula o sea vida cotidiana, ha de llegarte y mostrar gente de verdad. Sus cofrades son Albert Boronat y Juan Cavestany, mezclando textos de Virginie Despentes y Amelia Tiganus con testimonios reales (Ana Mar¨ªa, Isabella, Luc¨ªa, Alexia, Alicia) que los tres dramaturgos y las tres actrices han recabado durante m¨¢s de un a?o.
La obra se abre con cifras que nos han valido la siniestra escarapela de ¡°capital europea de la prostituci¨®n¡±: van a escucharlas al principio. En el primer episodio, Carmen Machi se interpreta a s¨ª misma entrevistando a Ana Mar¨ªa (Nathalie Poza), prostituta con dos hijos. Precioso, conmovedor di¨¢logo, por la realidad que brota en lo que Ana dice, y c¨®mo se abre a Machi. Me encantar¨ªa transcribir esa conversaci¨®n, pero hay que verlas y o¨ªrlas: estamos en el teatro. Teatro del grande. Sin un solo t¨®pico, con verdad que parece estar brotando en esos momentos. No se puede hacer de otra manera. Al final me costaba respirar. Pens¨¦: ¡°?Qu¨¦ me est¨¢ pasando?¡±, y me vino a la cabeza una frase muy clara: la verdad te deja exhausto. Y esta de Lima: ¡°La prostituci¨®n es la s¨ªntesis del mundo en que vivimos¡±. Luc¨ªa (Carolina Yuste) nos clava en la butaca con ¡°el protocolo¡±: ¡°Hacer que la gente se corra¡±. Pero a los pocos segundos nos hace ver lo que deber¨ªa ser el aut¨¦ntico protocolo: ¡°Si quieren acabar con la prostituci¨®n, lo primero que tienen que hacer es dar empleos de calidad y dignidad a las personas, o no van a acabar con la prostituci¨®n, ni con el tr¨¢fico de drogas ni con nada¡±.
"Son dos horas de funci¨®n: imposible resumir, ni que fuera en pocas l¨ªneas, las historias que desfilan"
Son dos horas de funci¨®n: imposible resumir, ni que fuera en pocas l¨ªneas, las historias que desfilan. La parte m¨¢s loca, casi de Copi, corresponde a Carmen Machi interpretando a Isabela, un travesti nicarag¨¹ense: es portentoso c¨®mo se mezcla risa y drama.
En el centro hay dos mon¨®logos enfrentados sin acritud pero con intensidad: Machi es Despentes, escritora a favor de la regulaci¨®n, que hace desfilar fragmentos de su texto Durmiendo con su enemigo (con frases dif¨ªciles de lidiar: ¡°La prostituci¨®n ha sido una etapa crucial de reconstrucci¨®n despu¨¦s de la violaci¨®n¡±). Creo m¨¢s en Amelia Tiganus (Poza), activista rumana que fue vendida por 300 euros a un proxeneta espa?ol y escribi¨® un libro abolicionista, La revuelta de las putas, con fragmentos como este: ¡°Las putas estamos atravesadas por todas las violencias¡ Sufrimos la p¨¦rdida de identidad, la tortura f¨ªsica y psicol¨®gica, el miedo, la indiferencia, el olvido, el desamparo del Estado proxeneta y de la sociedad c¨®mplice¡±.
La verdad dolorosa va creciendo a medida que avanza la ceremonia. Hay otra parte en la que Carolina Yuste, Carmen Machi y Nathalie Poza hablan sobre violaciones narradas por Virginie Despentes. Y aplaudo esta frase suya: ¡°La violaci¨®n es la representaci¨®n cruda y directa del ejercicio del poder¡±. La pen¨²ltima parte da la voz a varios chaperos, que interpretan, curiosamente, dos mujeres: la pianista Laia Vall¨¦s cuenta una historia que subraya con la melod¨ªa de Just a Gigolo, a caballo entre una iron¨ªa helada y una elegancia melanc¨®lica, y Carolina Yuste interpreta a otro chapero llamado Lucas. La escena que m¨¢s me llev¨® a ?Brecht (y a un Weill igualmente castizo) es cuando Machi nos dice: ¡°Y pensar que en Madrid hemos cantado al chuloputas desde peque?as¡±, y borda el Pichi como un cruce entre Celia G¨¢mez y Esperanza Roy, pero seguro que no volver¨¦ a escuchar igual el Pichi: aplaudir¨¦ voz y m¨²sica, pero ver¨¦ para siempre a un macarra golpeando a una mujer. Y, bonus track, Nathalie Poza canta, a guisa de despedida, Jubilee Street, de Nick Cave, como si estuviera en la calle de la Ballesta. Formidable sobredosis de verdad, se?oras y se?ores.
Prostituci¨®n, de Andr¨¦s Lima y Albert Boronat. Teatro Espa?ol (Madrid). Hasta 23 de febrero.
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