La vida cuesta arriba

A veces hay en el teatro de hoy un cierto empacho de abstracci¨®n: cuesta saber, por ejemplo, que una historia sucede en el extrarradio barcelon¨¦s, que el padre trabaja en una f¨¢brica y la madre en una oficina; que la hija echa horas en una cafeter¨ªa para estudiar teatro, que el hermano a¨²n no lo tiene claro, pero sabe muy bien como va el mundo, y todos los miembros de la familia Guerrero Fern¨¢ndez alternan tranquilamente catal¨¢n y castellano.

Todo eso nos lo cuentan cada noche en la Sala Flyhard, y yo agradezco a su gente que el a?o pasado lanzaran una convocatoria para elegir un texto y llevarlo a escena la siguiente temporada. Seg¨²n los organizadores, recibieron m¨¢s de 100 propuestas, y tambi¨¦n celebro que eligieran Lo nuestro, la ¨®pera prima ("profesionalmente") de Eu Manzanares, actriz y dramaturga a seguir de cerca, muy bien guiada por Merc¨¨ Vila Godoy, una directora con tanto olfato como horas de vuelo. Etiquetarla de "comedia social" no es desmesurado, pero para ampliar un poco en esa marmita podr¨ªa haber condimentos de Marilia Samper y el primer Iv¨¢n Morales, con ramalazos de Carol L¨®pez y de Marc Crehuet. La lista ser¨ªa larga. Como Lo nuestro transcurre en una noche de fin de a?o con muchas sorpresas, me volvi¨® un claro antecedente: Santa Nit, el debut de Cristina Genebat en el Club Capitol, en 2014, dirigida por Julio Manrique. Y, para cerrar los ascendentes, tiene un aire de teatro napolitano, como si la hubiera escrito una bisnieta de Eduardo de Filippo enamorada de Natale in casa Cupiello.

El due?o del bar de la esquina me recomend¨® la funci¨®n (¡°Te la crees¡±): buena se?al. Me gusta Lo nuestro porque es lo que yo entiendo por aut¨¦ntico teatro popular. Es una comedia realista, cre¨ªble, divertida, combativa: viva, en una palabra. No ahueca la voz. No se pone imponente. Ni victimista. Ni se las da de moderna. Se agradece una familia tan esencialmente cre¨ªble como los Guerrero Fern¨¢ndez. Y que las pasan canutas, pero deciden echarle sentido del humor. Humor y orgullo, como los de la madre: ¡°No somos pobres, hija. Humildes s¨ª, pobres no¡±. Y brota y se sostiene la emoci¨®n, como en el estupendo di¨¢logo entre los hijos, Rub¨¦n (Pau Poch) y Cris (Eu Manzanares, tambi¨¦n fresqu¨ªsima actriz), a ritmo de Camela. La madre, Carmen, es Eli Iranzo, con un sorprendente aire a su tocaya actoral, la se?ora Maura. Y Manu, el padre, es Paul Berrondo, al que ha sido una alegr¨ªa reencontrar. El di¨¢logo funciona, porque tanto Eu Manzanares como Merc¨¨ Vila tienen o¨ªdo. La mesa de comedor est¨¢ a dos pasos del p¨²blico. Arriesgado envite: si el di¨¢logo no tuviera verdad y los actores no fueran aut¨¦nticos, la obra se vendr¨ªa abajo. ?nica pega: al tener al p¨²blico tan cerca, en algunos pasajes convendr¨ªa bajar un poco volumen. Pero lo verdaderamente importante es que hay autora, directora y compa?¨ªa: que duren. Lo nuestro est¨¢ siendo un ¨¦xito, que prorroga hasta el 10 de febrero. Y que gire.