Mill¨¢s, subiendo la escalera sin luz
Maestro del relato corto, el autor abre la puerta al coraz¨®n de sus tinieblas con un libro de relatos que es un resumen extraordinario de su perplejidad
Muy pronto en Una vocaci¨®n imposible, esta enciclopedia general de su lecci¨®n del relato corto (y del relato largo, por cierto), Juan Jos¨¦ Mill¨¢s abre la puerta al coraz¨®n de sus tinieblas, la vida cotidiana. Dice: ¡°La semana es una especie de escalera sin luz¡±. En ese mismo lado, zona sagrada de su libro, que es tambi¨¦n una historia de la vida como si ¨¦sta fuera un armario o un insecto, dice: ¡°Vivo solo, aferrado a la tarde de todos mis domingos¡±. M¨¢s a¨²n, en la p¨¢gina adyacente, explica el personaje que es y no es a la vez Juan Jos¨¦ Mill¨¢s y al que ¨¦l ha logrado encarnar en imaginaci¨®n y cuerpo: ¡°No me cas¨¦, aunque tuve m¨¢s de una oportunidad (¡) para no padecer las tediosas reuniones familiares de los domingos por la tarde¡±.
Sobrevivi¨® al tedio escribiendo, y ahora ya no se le resiste ning¨²n d¨ªa de la semana. Pero no consigui¨® cumplir la haza?a de la noche a la ma?ana. Este libro, que compila relatos breves y m¨¢s largas incursiones por su alma en estado de guerra o de debate, es un resumen extraordinario de su perplejidad, desde la que cuenta vidas a las que les da aliento y cuerpo. Estremece y a la vez abriga, como si escribiera con el punz¨®n cl¨ªnico que le descubri¨® su padre para abrir y cauterizar a la vez las heridas del cuerpo, que en el caso de Mill¨¢s es el alma propiamente dicha.
Los subrayados (cajones, armarios, calcetines, las camas, el maletero, los animales dom¨¦sticos, los d¨ªas, los huecos, las cat¨¢strofes) a los que el autor de El desorden de tu nombre somete al lector constituyen la base f¨ªsica de su literatura. No hay un hecho o un relato que no tenga su s¨ªmbolo preciso, tangible. Nada ocurre que no se toque con la mano. Incluida la f¨ªsica del aburrimiento.
Esa visita a la escalera sin luz es tambi¨¦n un modo suyo de acudir a una memoria que tiene su punto de partida en su propio nacimiento, el suyo y el de su escritura. Mill¨¢s naci¨® en Valencia, en 1946, cuando en Espa?a la telara?a era parte de los armarios y la m¨¢s aburrida de las calles era la calle Mayor que retrat¨® Bardem para explicar qu¨¦ pasaba los domingos por la tarde en las ciudades y en los pueblos tristes.
De ese escritor nacido entonces se pod¨ªa esperar la dulzura triste de los existencialismos, a los que estaba convocado por la Espa?a ahogada de Visi¨®n del ahogado, o de lo que le otorg¨® la lectura de Kafka, su hermano mayor m¨¢s parecido a la luz de las escaleras. De esos dos ropajes se fue desquitando poco a poco, como un ni?o buscando otros nacimientos, y desde hace tiempo (quiz¨¢ desde Tonto, muerto, bastardo e invisible) ya es Juan Jos¨¦ Mill¨¢s, un escritor con todos sus propios atributos, metaf¨®ricos o estil¨ªsticos.
Entre esos atributos est¨¢ ese humor de Buster Keaton que le permite transitar por los asuntos m¨¢s arriscados, desde el amor, el desamor y la muerte a la vejez y a la desaparici¨®n, sin que, al narrarlos como dramas u ocurrencias, se le mueva otro m¨²sculo que el que m¨¢s domina: la escritura. Ese m¨²sculo de la escritura es una bendici¨®n que lo asiste, y narrar es un don natural que le viene de haber advertido que despu¨¦s de la escalera, aunque todo est¨¦ a oscuras, siempre viene otra luz: la que enciende su imaginaci¨®n.
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Autor: Juan Jos¨¦ Mill¨¢s.
Editorial: Seix Barral, 2019.
Formato: Tapa blanda y versi¨®n e-book (728 p¨¢ginas).
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