Historia fotogr¨¢fica de la violaci¨®n
Tras investigar sobre el aborto en su anterior trabajo, Laia Abril indaga en su nuevo proyecto en los pilares de una cultura global que permite las agresiones sexuales contra las mujeres
Tras el aborto, la violaci¨®n. Laia Abril (Barcelona, 1986), revelada internacionalmente con la multipremiada serie On Abortion en 2016, regresa ahora con un nuevo trabajo dedicado a las agresiones sexuales, segunda entrega de su investigaci¨®n fotogr¨¢fica sobre las distintas formas que adopta la misoginia a lo largo y ancho del planeta. On Rape, que se expone en la galer¨ªa Les Filles du Calvaire de Par¨ªs hasta el 22 de febrero, pone en tela de juicio una cultura global que, a trav¨¦s de una serie de normas sociales, din¨¢micas de poder y estereotipos de g¨¦nero, ha normalizado las agresiones sexuales a las mujeres. ¡°M¨¢s que un reportaje fotogr¨¢fico, he querido que fuera un ensayo¡±, sostiene la fot¨®grafa, denunciando una cultura global ¡°que ense?a a no ser violada, m¨¢s que a dejar de violar¡±.
Abril tiene formaci¨®n de periodista, pero su trabajo no es un fotorreportaje ortodoxo: alterna la imagen con el texto, los documentos y los objetos, fiel a su voluntad de dinamitar las convenciones de un g¨¦nero que no le resulta ¨²til para cumplir su cometido. Abril, que se fogue¨® como editora en la revista Colors, se ha distanciado a conciencia de una pr¨¢ctica tradicional del fotoperiodismo, porque cree que un pu?ado de instant¨¢neas nunca lograr¨ªa alcanzar la misma profundidad. La fot¨®grafa trabaja con investigadores y otros expertos ¡ªmuchas veces, a distancia¡ª y recrea im¨¢genes cuando no las puede captar. Sus exposiciones son espacios de reflexi¨®n de contornos difusos, donde no hay verdades categ¨®ricas ni lecciones que aprender.
¡°Es un trabajo todav¨ªa menos period¨ªstico que el anterior. Fotografiar los hechos que describo tendr¨ªa una dificultad extrema. Y, adem¨¢s, la exposici¨®n no trata de eso¡±, sostiene. En la serie previa subsist¨ªan los personajes y el trabajo de archivo. En este nuevo trabajo, las fotograf¨ªas son mucho m¨¢s aleg¨®ricas. El caso de La Manada es evocado con una simple hoja de burundanga, la planta alucin¨®gena que los agresores habr¨ªan usado antes de asaltar a su presa. Un cintur¨®n de castidad recuerda los mecanismos de control del cuerpo femenino que han existido hist¨®ricamente, desde los tiempos medievales hasta la actualidad. En el pie de foto, Abril revela que distintas compa?¨ªas comercializan prendas ¨ªntimas que protegen los ¨®rganos sexuales de las mujeres de sus eventuales agresores. De nuevo, si quieren evitar que suceda lo peor, son ellas las que tienen que tomar cartas en el asunto. Algo m¨¢s all¨¢, un impoluto vestido de novia rememora la historia de Alina, una joven de Kirguist¨¢n raptada, violada y obligada a casarse con su agresor. Su testimonio figura en la muestra, pero su rostro no aparece en ning¨²n lugar,. Lo que no resta un ¨¢pice de dramatismo a su historia.
A Abril le interesaba recoger los testimonios de las v¨ªctimas, pero tambi¨¦n subrayar las disfunciones de la justicia y de un sistema de valores que permite que las agresiones sigan aconteciendo a escala masiva. De su acercamiento a otras culturas, acab¨® deduciendo que la voluntad de dominar el cuerpo femenino era un universal antropol¨®gico. ¡°En algunos pa¨ªses existen leyes que te obligan a casarte con tu violador, como en Italia hasta hace pocas d¨¦cadas. En muchos estados, sigue sin estar criminalizada la violaci¨®n dentro del matrimonio. En otros, incluso es legal¡±, enumera Abril, que admite haber tenido dificultades para generar un discurso frente al sentimiento de injusticia que experimentaba. ¡°Lo que m¨¢s me ha costado es no quedarme atrapada en la rabia y la frustraci¨®n¡±, reconoce.
Como ya suced¨ªa en su serie sobre el aborto, nacida del fallido anteproyecto de ley del Gobierno de Rajoy en 2014 ¨Cque se expondr¨¢ a partir de febrero en el Museum of Sex de Nueva York¡ª, Abril se ha vuelto a inspirar en la actualidad reciente. Fue el debate social abierto por el juicio de la Manada y otros casos de conducta sexual violenta los que incitaron a Abril a abrir su investigaci¨®n. ¡°He querido buscar los porqu¨¦s desde un punto de vista cultural. ?Por qu¨¦ en Espa?a no se entiende que un marido tambi¨¦n puede violar a su mujer? ?Por qu¨¦ es la v¨ªctima la que es juzgada y no su agresor?¡±, se pregunta Abril, a quien el propio origen del t¨¦rmino?¡ª¡°la violaci¨®n como rapto o hurto de la virtud de una mujer¡±¡ª le resulta problem¨¢tico.
El MeToo logr¨® introducir en el debate p¨²blico la noci¨®n de consentimiento. Pero, como suele ocurrir con cualquier avance social, tambi¨¦n gener¨® una reacci¨®n violenta en ciertos sectores. ¡°Ahora me siento m¨¢s libre a la hora de hablar de algunos temas, pero creo que lo que se ha liberado por una parte se est¨¢ intentando restringir con m¨¢s fuerza por la otra¡±, opina Abril. ¡°Adem¨¢s, cuando investigas a nivel global, te das cuenta de que lo que resulta obvio en tu c¨ªrculo casi nunca lo es en la India o en Sur¨¢frica¡±. O en la propia Espa?a, donde el caso de La Manada vino seguido de una progresi¨®n de las violaciones en grupo, como la que fue denunciada por una adolescente de 14 a?os en Manresa (Barcelona) en julio de 2019. En el continente europeo, un informe reciente de la UE sosten¨ªa que una de cada veinte mujeres ha sido violada a lo largo de su vida, y solo ocho pa¨ªses cuentan con definiciones jur¨ªdicas de la violaci¨®n basadas en la falta de consentimiento. El fotoperiodismo tradicional ha tendido a buscar estas realidades en zonas de guerra y continentes lejanos. Laia Abril lo hace llamando a nuestras puertas.
On Rape. Galer¨ªa Les Filles du Calvaire. Par¨ªs. Hasta el 22 de febrero.
On Abortion. Museum of Sex. Nueva York. Del 7 de febrero el 15 de octubre.
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