?La bola de drag¨®n ser¨¢ al fin nuestra!
'Dragon Ball Z: Kakarot' recupera el sentido de la aventura de la m¨ªtica saga japonesa
Ha llovido bastante desde que Akira Toriyama creara en 1984 la saga de Goku y sus amigos, una de las m¨¢s exitosas dentro del panorama manga y que ha inspirado a otras muchas creaciones como One Piece (Eiichiro Oda) o Naruto (Masashi Kishimoto). Las aventuras de Goku en busca de las bolas de drag¨®n es una de las sagas m¨¢s longevas del arte japon¨¦s y tambi¨¦n la que m¨¢s ¨¦xito internacional ha recabado, llegando a estrenarse una s¨²per producci¨®n made in hollywood ¡ªbastante bochornosa y alejada de la idea original, dicho sea de paso¡ª.
Tampoco se han perdido la fiesta, desde luego, las adaptaciones al mundo del videojuego.
Bandai Namco nos brinda la oportunidad de recuperar el lado m¨¢s aventurero de la saga con el ¨²ltimo t¨ªtulo de la franquicia, Dragon Ball Z Kakarot, una obra que lleva por t¨ªtulo el nombre saiyan de Son Goku (para los no conocedores de la saga, inspirado por Superman, el protagonista de Dragon Ball pertenece a una raza de guerreros y lleg¨® a la tierra siendo a¨²n un beb¨¦ para conquistarla, pero olvida esto tras un fortuito golpe), lo que supone toda una declaraci¨®n de intenciones. Aventurero porque se aleja de los videojuegos de combate y combate online que han plagado la franquicia centr¨¢ndose en la parte que ha hecho c¨¦lebre a la serie. Sin embargo, en sus inicios este manga (adaptado a anime por Toei Animation) era una serie de aventuras en que encontrar las bolas de drag¨®n (esas esferas capaces de conceder cualquier deseo) era el mcguffin que daba pie a que una serie de personajes se conocieran, se enfrentaran y se desarrollaran. En el centro de todo estaba Son Goku, el misterioso muchacho que vive aislado en las monta?as y que se transforma en un mono gigante con la luna llena. Por en medio estaban Bulma, Yamcha, la Red Ribbon o el Maestro Tortuga. Como fuente de inspiraci¨®n principal, entre muchas, la novela an¨®nima Viaje al Oeste.?Era un c¨®ctel ganador.
En sus aventuras juveniles, Goku y sus amigos recorr¨ªan los escenarios m¨¢s disparatados (el palacio en llamas, la capital del Oeste, la torre de Karim, el torneo de las artes marciales...) y venc¨ªan a sus enemigos con coraje y el entrenamiento constante, pero la saga pronto evolucion¨® a una serie de combates contra enemigos cada vez m¨¢s estrafalarios, a los que se derrotaba a base de transformaciones diferentes cada vez menos imaginativas y que duraban varios episodios.
Al margen de c¨®mo se encuentre el manga hoy d¨ªa con su nueva serie Dragon Ball Super y sus novedosos spin-offs (lo que dar¨ªa para un candente debate), en el videojuego esta se encuentra cada vez en mejor forma. Lo demostr¨® con el reciente Dragon Ball FighterZ, pero lo deja claro con Dragon Ball Z Kakarot, un videojuego que vuelve a las ra¨ªces aventureras y propone cambiar los combates por la exploraci¨®n, las misiones secundarias, la narrativa, la personalizaci¨®n de nuestros protagonistas y un repaso a la saga Z. En Kakarot nos encontramos con una propuesta semejante a Origins o Adventure (t¨ªtulos de Game Boy Advance y Nintendo DS), una aventura de rol que encaja su acci¨®n en una serie de peque?os mundos abiertos en los que explorar, descubrir secretos, misiones de apoyo, recolecci¨®n de objetos o entrenamiento, a medida que se desarrollan las sagas m¨¢s ic¨®nicas: la lucha contra Vegeta y Nappa, el planeta Namek, el descubrimiento del S¨²per Saiyan, la saga de los androides y el futuro Trunks... Momentos de la saga que marcaron a toda una generaci¨®n en los ochentas y noventas y que ahora Bandai Namco y CyberConnect 2 condensan en una docena de horas en las que se nos otorga la libertad para sentirnos como un guerrero Z. La exploraci¨®n nos permitir¨¢ encontrar algunos lugares ya conocidos, explorarlos a pie o volando, mientras recogemos orbes Z que servir¨¢n para desarrollar la experiencia de nuestro personaje, sufriendo los combates aleatorias de todo buen rpg y avanzando en la historia a base, eso s¨ª, de combates.
Y es que aunque la exploraci¨®n y el desarrollo hayan llegado para pisar fuerte, Dragon Ball Z Kakarot no se olvida que el grueso de su p¨²blico lo que quiere es combatir. Aqu¨ª la lucha es m¨¢s din¨¢mica y tambi¨¦n m¨¢s ¡°rolera¡±, convirtiendo la saga en algo cercano al action rpg, pudiendo usar objetos, t¨¦cnicas especiales y combatiendo en el aire al m¨¢s puro estilo de las p¨¢ginas del manga. Claro que no todos son combates lineales: tendremos eventos especiales en los que lucharemos contra dinosaurios, el mono gigante, algunos combates en que recibiremos el apoyo de otro personaje y deberemos gestionar sus t¨¦cnicas tambi¨¦n... Todo ello pensado para enriquecer la mec¨¢nica de combate. Y, francamente, lo logra.
El cambio es sutil, pero efectivo. Dragon Ball Z Kakarot es m¨¢s continuista con Xenovers 2 que con FighterZ, y el paso de la saga hacia el rol es l¨®gico si miramos hacia sus ra¨ªces. De hecho, dentro de esta propuesta se echa en falta algo primordial: mayor atenci¨®n a las ra¨ªces del manga. S¨ª, aunque se narran aqu¨ª los hechos m¨¢s significativos de este, sin duda a esta propuesta le hubiera sentado bien comenzar con el Goku ni?o, con las aventuras m¨¢s inocentes, la primera b¨²squeda de las bolas de drag¨®n, y haber centrado al villano en el Red Ribbon Army y el gran Piccolo Daimao. Esto le hubiera dado una cohesi¨®n a la narrativa del videojuego de la que, en este momento, carece. Como todos los t¨ªtulos de Dragon Ball que recurren a la historia de la saga, no se puede evitar que esto parezca una recopilaci¨®n de high lights en lugar de una l¨ªnea con sentido y una direcci¨®n ¨²nica. Y esto es lo que m¨¢s se le puede recriminar a un juego que intenta realmente dar un paso hacia otra direcci¨®n y al que los fans de la saga agradecer¨¢n el mero hecho de existir.
No se puede dejar de lado su nivel t¨¦cnico, con unos dise?os fieles a la saga (aunque no tan impactantes como lo visto en FighterZ), la posibilidad de (esta vez s¨ª) escuchar la banda sonora original tambi¨¦n en la versi¨®n occidental del t¨ªtulo, y la cantidad de coleccionables que podemos reunir. Nos olvidamos pues, un poco, del lado competitivo y volvemos a sentirnos, casi, como cuando ve¨ªamos el anime y disfrut¨¢bamos de las aventuras del peque?o Son Goku.
Vuelven la inocencia, la exploraci¨®n, la acci¨®n; se atreve a dar un paso m¨¢s all¨¢, aunque a¨²n le queda un largo camino por delante. Dragon Ball Z Kakarot es un juego de rol, por fin podemos decirlo (y algunos ¨¦ramos esc¨¦pticos con respecto a esto), pero muchas de sus mec¨¢nicas est¨¢n ancladas en el pasado de este tipo de juegos. Sus misiones secundarias se basan en ser recadero, en coleccionar alg¨²n objeto; sus mundos est¨¢n vivos, pero siguen siendo escenarios dispuestos para que el jugador los recorra recolectando orbes... Es decir, se queda en los tiempos en que la narrativa y los mundos abiertos a¨²n se estaban conociendo. En pleno 2020 tenemos cosas m¨¢s interesantes, por lo que ya que Dragon Ball tiene personajes e historias tan interesantes, es momento de aprovecharlas mejor.
Con todo, es un buen primer paso, y la nostalgia de ver a nuestros personajes y poder disfrutar de ellos con tanta libertad sin duda es lo que ganar¨¢ a los jugadores. Al menos, a aquellos que hayan crecido con esta m¨ªtica serie. Un buen paso hacia delante, una interesante propuesta que a¨²n tiene recorrido, que a¨²n debe explorar mejor su propio universo, pero que augura una etapa dorada para el manga que dio a conocer el manga a toda una generaci¨®n.?
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