El ¨²ltimo ¨¦xito literario en Italia indaga en el ideal de la monogamia
En 'Fidelidad', que Netflix convertir¨¢ en serie, Marco Missiroli describe la felicidad conyugal
Dec¨ªa Natalia Ginzburg que ¡°no debemos buscar nunca en la escritura una consolaci¨®n [¡] hay que escribir sin tener ning¨²n objetivo¡±, y entre las grandes virtudes de Missiroli est¨¢ la de no tener otro objetivo que el de escribir jugando a escribir, la de ver la literatura como un scherzo, como broma infinita nacida del deseo de disfrutar complaci¨¦ndose con la literatura, con sus convenciones tanto como con su historia, haciendo gui?os, empleando trucos, evocando autores, ejercit¨¢ndose en los ejercicios de estilo, mezclando g¨¦neros en la coctelera del texto. Profesor de escritura creativa en la Scuola Holden de Tur¨ªn, fundada por Baricco, y articulista del Corriere della Sera, desde su volumen de cuentos Sette e mezzo (2007), con su gui?o de complicidad con Fellini, el talante travieso del autor y de su escritura quieren estar siempre por encima de los temas que trata, sabedor de que no es desde luego el adulterio lo que hace grande Madame Bovary. Vino luego El destino del elefante (2012) y empez¨® a crecer la telara?a emocional con la que cubre el autor sus relatos, y la consagraci¨®n lleg¨® de la mano de Actos obscenos en lugar privado (2015), una novela sobre el tr¨¢nsito a la edad adulta en la que ya est¨¢ presente la materia autobiogr¨¢fica y que prefigura no pocos aspectos de Fidelidad, siendo uno de los m¨¢s visibles la habilidad con la que la enga?osa ficci¨®n es capaz de parecerse a la m¨¢s fiel realidad. La vida real hacinada en el teatrillo de gui?ol de la literatura.
Son Carlo y Margherita dos j¨®venes felices hasta que ¨¦l es visto en equ¨ªvocas circunstancias con una de sus estudiantes, pudiendo convertirse en un joven David Lurie de Desgracia de Coetzee, y teniendo que afrontar las consecuencias de un malentendido. Fidelidad siembra la duda en una pareja, pero la sombra de la sospecha que pudiera cernirse sobre el relato no lo oscurece porque no hay objetivo moral, ni siquiera argumental, sino un acervo de a?agazas y de caprichos literarios que abonanzan la atm¨®sfera de la novela, transformada en un divertimento. Las habladur¨ªas a que ha dado pie la situaci¨®n, los rencores asom¨¢ndose a la felicidad conyugal y la complejidad de las relaciones afectivas parecen diluirse en el tratamiento balad¨ª, en ocasiones pretendidamente trivial, de la vida cotidiana de los personajes, a caballo entre R¨ªmini y Mil¨¢n como los de El destino del elefante y como el propio Marco Missiroli desle¨ªdo de nuevo en sus ficciones, sobrellevando la ambig¨¹edad emocional y la mara?a ¨ªntima merced a un d¨ªa a d¨ªa urbano que aleja la tormenta y despeja los atascaderos que bien podr¨ªan frustrar una existencia cuando menos llevadera de los protagonistas. Se dejan caer en las tentaciones y flirtean con la fantas¨ªa para apaciguar la realidad, vemos c¨®mo se desplazan por el plano de Mil¨¢n como si los sigui¨¦ramos por Google Maps porque se nos revelan las calles con una obstinaci¨®n que recuerda la de Modiano en sus novelas, el corso San Gottardo, la Piazza Cavour, la Via delle Leghe¡
Leen a Ir¨¨ne N¨¦mirovsky porque tambi¨¦n sue?an con alcanzar la libertad, Dino Buzzati revolotea tambi¨¦n por las p¨¢ginas de Fidelidad porque a Missiroli le apetece que sea un antiguo cliente de la se?ora Landi, la adivina que ha querido que integre el elenco de su tragicomedia, figura Vargas Llosa y el lector se acuerda entonces de Los cuadernos de don Rigoberto y sus er¨®ticas travesuras, y el ep¨ªgrafe recuerda al maestro Philip Roth, con cuyas novelas m¨¢s burlescas, Enga?o o Pastoral americana, y con cuyo alter ego Nathan Zuckerman, tiene la narrativa de Missiroli mucho en com¨²n. Se esconden pastiches de Cesare Pavese en algunas de las p¨¢ginas, y Beppe Fenoglio y Pier Vittorio Tondelli son dos de los autores que leen los protagonistas, a medio camino entre la vida real y la vida alternativa de Instagram, siempre entre los inevitables contratiempos de la existencia y la necesidad de banalizar.
Se divierte el autor jugando a escribir en dialecto, I gi¨¹rament d¡¯amur d¨¹ren un di (¡°los juramentos de amor duran un d¨ªa¡±), y se complace en reproducir algunas pr¨¢cticas de la Vanguardia, como la interrupci¨®n de las frases o la construcci¨®n de las escenas a la manera de un montaje cinematogr¨¢fico. Es posible que se valga aqu¨ª de algunos de los ejercicios que les pone a sus estudiantes de escritura, los di¨¢logos como una forma de esgrima verbal o la descripci¨®n entendida como una ¨¦cfrasis (¡°ech¨® un vistazo al sof¨¢, sobre el brazo hab¨ªa colillas y un cenicero vac¨ªo, sobre el coj¨ªn una baraja de cartas y el envoltorio arrugado de un paquete de galletas¡±).
Todo un ¨¦xito en Italia y en la lista de los m¨¢s vendidos, con sus derechos de traducci¨®n cedidos a un sinf¨ªn de idiomas y Netflix a punto de estrenar la serie basada en la novela, Fidelidad es el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la comedia humana y tragedia de la educaci¨®n sentimental que el autor de R¨ªmini comenz¨® a escribir en Senza coda (2005).
Despu¨¦s de leer las tribulaciones del matrimonio protagonista, de la estudiante Sofia Casadei y de Anna, la madre de Margherita, y los dem¨¢s integrantes de la troupe, tal vez muchos lectores piensen que casi todo adquiere al final en la vida una cierta insignificancia, que son gestos y detalles los que componen todo retrato ¨ªntimo siempre ambiguo y que, como dijo la Ginzburg, ¡°al llegar a cierta edad, los remordimientos los mojamos en el caf¨¦ del desayuno, como las galletas¡±.
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Autor: Marco Missiroli
Traducci¨®n: Montse Trivi?o
Editorial: Duomo, 2020.
Formato: Tapa blanda y versi¨®n e-book (269 p¨¢ginas).
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