Autor¨ªa
En medio del excesivo aburrimiento que me invadi¨® durante la ¨²ltima edici¨®n de los Goya, se me despeja la modorra cuando escucho la generosa petici¨®n de Almod¨®var a Pedro S¨¢nchez
En medio del excesivo aburrimiento que me invadi¨® durante la ¨²ltima edici¨®n de los Goya, se me despeja la modorra cuando escucho la conmovedora, generosa y solidaria petici¨®n de Almod¨®var a Pedro S¨¢nchez: ¡°Me gustar¨ªa decirle que el cine de autor, el cine independiente, fuera de las televisiones y las plataformas, est¨¢ en serias v¨ªas de extinci¨®n. Necesita no ya la protecci¨®n de su gobierno, sino la protecci¨®n del Estado¡±. Y son comprensibles los aplausos ante petici¨®n tan noble y necesaria, que alguien del que los maledicentes presuponen que vive permanentemente en un egotrip, un director cuyas pel¨ªculas est¨¢n amortizadas desde antes del estreno ya que son distribuidas en todo el mundo, reivindique ante el jefe de todo esto a los autores y exija la protecci¨®n econ¨®mica que se merecen. Deb¨ªa de haber cantidad de autores en el patio de butacas.
Pero tambi¨¦n me pregunto en qu¨¦ consiste eso de la autor¨ªa. ?Es algo transparente que te conceden los dioses o hay que hacer oposiciones para conseguir el t¨ªtulo? ?Figura esa condici¨®n en el carnet de identidad o es algo que constata cualquier receptor de su obra? ?Qui¨¦n puede negar la financiaci¨®n de algo que regala felicidad colectiva, o al menos a todos los esp¨ªritus cultivados, a las sensibilidades con paladar?
Y pienso en directores incomparables, a los que nunca les quit¨® el sue?o saber si eran artistas o artesanos, que jam¨¢s necesitaron tirarse el rollo. Uno se limit¨® a aclarar su identidad con un escueto: ¡°Me llamo John Ford. Hago w¨¦sterns¡±. El fr¨ªvolo Wilder afirm¨® que el mayor pecado que puede cometer una pel¨ªcula es aburrir al p¨²blico. Hitchcock solo anhelaba para su cine que las salas estuvieran abarrotadas. Qu¨¦ ordinariez la de esta gente.
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