Juicio a un gran fraude arqueol¨®gico
La Audiencia de ?lava comienza a juzgar al director del yacimiento alav¨¦s que anunci¨® en 2006 notables hallazgos que cambiaban la historia del euskera y del cristianismo
Lo que se pregon¨® como el hallazgo en ?lava de un yacimiento hist¨®rico con m¨¢s valor si cabe que Pompeya ha llegado a juicio. En 2006 el equipo del arque¨®logo Eliseo Gil asegur¨® que hab¨ªa encontrado unas piezas que cambiaban la historia del euskera y del cristianismo. Se trataba de unas piezas de arcilla del siglo III que representaban un calvario, conten¨ªan referencias jerogl¨ªficas egipcias y signos de euskera. La trascendencia del supuesto hallazgo consist¨ªa en que adelantaba la aparici¨®n de los primeros vocablos escritos en lengua vasca 800 a?os, anticip¨¢ndose al que se consideraba hasta entonces el primer texto con palabras en euskera, las glosas emilianenses de San Mill¨¢n de la Cogolla, del siglo XI.
Dos a?os despu¨¦s, una comisi¨®n formada por 26 expertos concluy¨® que los vestigios eran falsos y que los restos hab¨ªan sido adulterados simplemente mediante grabados actuales sobre un material antiguo que carec¨ªa de valor excepcional. El supuesto hallazgo, que se hab¨ªa recogido en libros de texto, se desmoron¨®. Casi 14 a?os despu¨¦s de que se hiciera p¨²blico el pretendido descubrimiento, el caso ha aterrizado en la Audiencia Provincial de Vitoria, donde este lunes comenz¨® el juicio. El director del yacimiento, Eliseo Gil, es el principal acusado de falsear hasta 476 vestigios arqueol¨®gicos en el yacimiento de la localidad alavesa de Iru?a?de Oca.
El arque¨®logo reiter¨® en la sesi¨®n que el descubrimiento es real y que de ning¨²n modo se falsearon los art¨ªculos excavados. La Fiscal¨ªa reclama para ¨¦l cinco a?os y medio de prisi¨®n por un delito continuado sobre el patrimonio hist¨®rico y otro de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento p¨²blico, mientras que la Diputaci¨®n de ?lava, que ejerce de acusaci¨®n particular, solicita siete a?os y medio.
Al arque¨®logo solo le tembl¨® la voz al explicar que sufrieron una ¡°gran presi¨®n medi¨¢tica¡± y que otros especialistas han influido en lo ocurrido. Varios expertos que al principio ratificaron el descubrimiento acabaron cambiando de postura, algo que a su parecer se debi¨® ¡°al s¨ªndrome de no llevar la contraria cuando llegan mensajes negativos¡±. Los hallazgos no solo fueron cuestionados por te¨®logos y arque¨®logos, sino por expertos en Filolog¨ªa e Historia Antigua, a los que no cuadraba la aparici¨®n de palabras latinas con rasgos de lengua romance como cuore (coraz¨®n), la J en Jupiter, en lugar de Iupiter, o la denominaci¨®n de Octavio Augusto para referirse al emperador Augusto, que es m¨¢s tard¨ªa. En cuanto a las inscripciones que supuestamente alteraban la historia del euskera, se trataban de varias leyendas en may¨²sculas alusivas a cosas cotidianas: ¡°Zuri, urdin, gori¡± (blanco, gris¨¢ceo, en euskera antiguo, rojo); ¡°Urdin, isar¡± (gris¨¢ceo, estrella); ¡°Edan, ian, lo¡± (beber, comer, dormir); ¡°Ian ta edan¡± (comer y beber).
En la primera sesi¨®n intervinieron tambi¨¦n otros dos acusados que colaboraron con Gil: Rub¨¦n Cerd¨¢n, un supuesto f¨ªsico nuclear titulado por una universidad israel¨ª y que realiz¨® informes sobre la excavaci¨®n; y ?scar Escribano, miembro de Lurmen, la empresa del director del yacimiento, que recibi¨® una subvenci¨®n de 3,7 millones de euros de la sociedad p¨²blica vasca Euskotren. Escribano acept¨® una multa y un a?o de c¨¢rcel ¡ªal carecer de antecedentes eludir¨¢ la prisi¨®n¡ª y asegur¨® que jam¨¢s se pusieron de acuerdo para falsear las inscripciones.
El caso es muy complejo: 16.000 folios tratan de desentra?ar c¨®mo en cientos de piezas presuntamente falsificadas aparecen grabados con sirenas (representaciones femeninas con c¨¢nones impropios de esa ¨¦poca) o las supuestas inscripciones en euskera. Incluso el fil¨®sofo Descartes ha tenido su cuota de protagonismo en el juicio. Los excavadores aseguraron haber encontrado un resto arqueol¨®gico con los nombres inscritos de varios personajes antiguos y del pensador franc¨¦s, del siglo XVII, entre un elenco de griegos y romanos. Los investigados lo han achacado a un error al leer el grabado. Los tres coincidieron en que crearon una ¡°pieza de control¡± para que Cerd¨¢n comprobara si las inscripciones eran de esa ¨¦poca tardorromana y que Gil estuvo entre los autores de la r¨¦plica de una letrina.
La defensa del director del yacimiento no consigui¨® que prosperase su objetivo de dar por prescrito el caso y solicit¨® que se absolviera a su defendido porque ¡°no se respetaron los derechos b¨¢sicos¡± y se podr¨ªa haber manipulado las piezas que le incriminan. Este cit¨® como ¡°un antes y un despu¨¦s¡± una ¡°inocentada¡±, seg¨²n ¨¦l habitual en el gremio, que Escribano realiz¨® durante las excavaciones, pues hizo grabados sobre una de las piezas para simular que pose¨ªa un valor extraordinario. Escribano admiti¨® la broma y reconoci¨® que era relativamente sencillo hacer incisiones con un punz¨®n sobre cualquiera de las cer¨¢micas. Tambi¨¦n afirm¨® que explic¨® al equipo c¨®mo efectu¨® las muescas.
Eliseo Gil apunt¨® este lunes que siempre confi¨® en Cerd¨¢n, cuyo t¨ªtulo como f¨ªsico nuclear est¨¢ en entredicho. Adem¨¢s, se le acusa de falsear uno de los tres informes que elabor¨® sobre la prospecci¨®n. Cerd¨¢n, que insisti¨® en que su labor no era la dataci¨®n de las piezas, declar¨® que posee un t¨ªtulo por la Universidad de Tel Aviv pero que no lo homolog¨® porque ¡°la f¨ªsica no es homologable, es siempre igual¡±. Este acusado asever¨® que su enjuiciamiento obedece a una ¡°venganza personal¡± por realizar expedientes sancionadores tras ser t¨¦cnico en varios Ayuntamientos.
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