?rase otra vez en la negra Escocia
Alan Parks inventa un nuevo y duro detective canalla con saga en marcha para reconstruir el turbio Glasgow de los 70 en la cruenta ¡®Enero sangriento¡¯
De ni?o, Alan Parks, el nuevo boom literario del noir escoc¨¦s, viv¨ªa en un peque?o pueblecito que tend¨ªa a abandonar los fines de semana para visitar a la familia en Glasgow. Iba con sus padres en autob¨²s, a casa de una t¨ªa que viv¨ªa, precisamente, encima de la estaci¨®n de autobuses de la capital negra de Escocia. ¡°S¨ª, bueno, lo que hace Ian Rankin est¨¢ bien, pero Edimburgo no tiene nada que ver con Glasgow. Edimburgo es una ciudad muy pija. Todo all¨ª es rico, fr¨ªo y calculador. En Glasgow, la pobreza sigue estando por todas partes¡±, dice. Luego contin¨²a con su historia. ¡°Recuerdo quedarme solo en una habitaci¨®n con vistas a la estaci¨®n, y ver todo tipo de cosas de ni?o, que creo que han acabado en Enero sangriento¡±, confiesa. Enero sangriento (publicada por Tusquets en castellano y Univers en catal¨¢n) es su primera novela, y tambi¨¦n, el primer caso del detective canalla de moralidad borrosa Hary McCoy.
?Qu¨¦ era lo que ve¨ªa desde esa ventana? ¡°Trapicheos, b¨¢sicamente¡±, responde. Una criminalidad que define como ¡°dom¨¦stica¡± y que anda hoy pr¨¢cticamente desaparecida, o en proceso de desaparici¨®n. ¡°Con la llegada de la droga de forma masiva a mediados de los 70 y principios de los 80, los delincuentes se hicieron m¨¢s ricos y los cr¨ªmenes, m¨¢s violentos, puesto que hab¨ªa mucho m¨¢s en juego. Antes, los delincuentes viv¨ªan en pisos de protecci¨®n oficial, eran como nosotros. Ahora son millonarios¡±, dice. Invitado con este, su primer disparo, a la edici¨®n de este a?o de BCNegra, el escritor, que durante 20 a?os trabaj¨® para Warner Music, decidi¨® que, para empezar, se centrar¨ªa en el Glasgow que mejor conoc¨ªa, el Glasgow de aquellos viajes de ni?o en los que, de vuelta, ¡°mientras esperaba al autob¨²s, no entend¨ªa por qu¨¦ hab¨ªa tanta gente en la parada que cuando llegaba el autob¨²s, no sub¨ªan: estaban calent¨¢ndose en las rejillas de ventilaci¨®n¡±.
Es decir, el Glasgow de mediados de los 70. De hecho, el a?o cero de Harry McCoy, el detective hu¨¦rfano con una t¨®pica relaci¨®n con una prostituta en plena ca¨ªda libre, y una tambi¨¦n t¨®pica autodestrucci¨®n ¨C drogas, alcohol ¨C, es 1973. ¡°?Qu¨¦ puedo decir de los t¨®picos? ?Me encantan! ?Por qu¨¦ iba a crear otro tipo de detective? ?Harry me gustaba as¨ª! Adem¨¢s, necesitaba que fuese as¨ª. Que supiese exactamente lo que se coc¨ªa en esos bajos fondos que a¨²n no eran cosa de ricos, que eran de gente como ¨¦l hab¨ªa sido en otro tiempo. Me juego cualquier cosa a que ning¨²n otro agente de la polic¨ªa, se atrever¨ªa a ir a sitios como los sitios a los que va McCoy, en realidad, ni siquiera pensar¨ªa que ah¨ª podr¨ªa encontrar algo, porque no tendr¨ªa esa l¨®gica de pensamiento que necesitaba para acercarme a la ciudad que quer¨ªa retratar¡±, se defiende. Y ha hecho toda una aproximaci¨®n a la misma. Hasta fue a clases nocturnas de historia industrial de Glasgow.
?Qu¨¦ puedo decir de los t¨®picos? ?Me encantan! ?Por qu¨¦ iba a crear otro tipo de detective? ?Harry me gustaba as¨ª! Adem¨¢s, necesitaba que fuese as¨ª. Que supiese exactamente lo que se coc¨ªa en esos bajos fondos Alan Parks
¡°El proceso de documentaci¨®n ha sido fascinante. Al principio se me ocurri¨® que pod¨ªa reunir a mi familia, los que vivieron aquella ¨¦poca conscientes de lo que pasaba, y preguntarles. Pero no hac¨ªan m¨¢s que discutir por el precio de una pinta entonces. As¨ª que me fui a la hemeroteca y lo descubr¨ª todo. Desde qu¨¦ ve¨ªan en la tele, hasta qui¨¦n tocaba en la ciudad. Por eso sale en el libro el concierto de David Bowie, ?hubo uno!¡±, recuerda. Pero ?qu¨¦ es exactamente lo que pasa en Enero sangriento? Primero, que un chico mata a una chica a tiros ¨C en la misma estaci¨®n de autobuses que el ni?o Parks ve¨ªa por la ventana de su t¨ªa ¨C y se suicida. Luego, que aparecen m¨¢s cuerpos. Hasta seis. En una sola semana. Las cosas est¨¢n cambiando, para mal, se dice McCoy. Y algo le dirige a los Dunlop, la familia m¨¢s rica de la ¨¦poca, y a la vez, a Steve Cooper, su excolega de orfanato, el malo mal¨ªsimo de esta historia.
Escrita en el tren, en los viajes de cinco horas entre Londres y Glasgow cuando decidi¨® volver a Escocia pero segu¨ªa trabajando en la ciudad de Sherlock Holmes, la primera novela de serie McCoy ¨C que ya tiene otros dos entregas en la calle ¨C, es un crud¨ªsimo policial de corte cl¨¢sico y gusto por los bajos fondos aut¨¦nticos, y cierta querencia por la cr¨®nica hist¨®rica de una ¨¦poca que, juzga su autor, poco tratada por la literatura. ¡°Me he situado en el punto de inflexi¨®n. Como dec¨ªa, hasta 1973, el a?o en el que la hero¨ªna aterriz¨® en Glasgow, el delincuente pod¨ªa cometer un crimen horrible por 20 libras, ?nunca iba a salir de pobre! Despu¨¦s, todo se volvi¨® mucho m¨¢s salvaje, porque las cantidades eran exorbitantes¡±, insiste. La hero¨ªna lleg¨® ¡°y se instal¨® entre la bohemia, ?hab¨ªa galeristas que incluso la inclu¨ªan en la n¨®mina! Pero una d¨¦cada m¨¢s tarde, cuando todos empezaron a caer, se apart¨® de esos ambientes, y lleg¨® a la calle, y fue peor¡±, recuerda.
Hoy, considera, el problema persiste, pero ha cambiado de nombre. ¡°Ya no se llama hero¨ªna, se llama fentanilo, y est¨¢ matando a nuestros indigentes, que cada vez son m¨¢s porque el gobierno cambi¨® la forma de acceder a los subsidios, endureci¨® la burocracia y es habitual que pasen meses desde que solicitas una ayuda hasta que la consigues, y son meses que pasas en la calle expuesto a ese tipo de cosas, barat¨ªsimas y muy letales¡±, dice. ¡°Es curioso, el tiempo pasa pero la gente que forma una comunidad, apenas cambia. La gente de hoy es la misma que la de entonces, son sus hijos, sus nietos, y viven exactamente igual, porque es imposible moverse socialmente. Glasgow es una ciudad de extremos, de una pobreza extrema se pasa a una riqueza extrema, y en los dos extremos hay delincuencia, solo que una de ellas es m¨¢s peligrosa y m¨¢s da?ina y destructiva que la otra¡±, concluye el escritor, que, de momento, no piensa abandonar los a?os 70. ¡°De hecho, cuando los abandone, tambi¨¦n dejar¨¦ a McCoy¡±, adelanta.
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