5 +1 razones para leer ¡®Los recuerdos del porvenir¡¯
Las grandes obras crecen de la mano de grandes lecturas, y es lo que ocurre en esta edici¨®n de la novela de Elena Garro, aqu¨ª acompa?ada por la mirada l¨²cida de cinco escritoras
Hay un momento en que el tiempo abolido que amasa y moldea Elena Garro en Ixtepec, esa ciudad interior que la mexicana convirti¨® en un Macondo particular mucho antes de que lo hiciera Garc¨ªa M¨¢rquez, se torna sencillo y se libera del peso que ha ido a?adiendo a los hombros del lector: ¡°El encantamiento se rompi¨® y por primera vez tuvimos algo que hacer, algo en qu¨¦ pensar que no fuera la desdicha¡±.
As¨ª introduce, en la p¨¢gina 130 de Las razones del porvenir, el primer respiro en las desgracias que han tra¨ªdo a la ciudad los militares al mando del general Rosas, que encierran a sus prostitutas-amantes bajo llave y las golpean al tiempo que siembran de ahorcados cada madrugada el despertar del lugar. Varios de los vecinos se han ilusionado preparando una obra de teatro que va a romper su rutina de vigilancia de la desdicha y por primera vez se relajan. Es solo un par¨¦ntesis en una atm¨®sfera de opresi¨®n vital sin grandes resquicios para la resistencia y donde, pese a todo, se abre paso el pensamiento propio.
Ixtepec es escenario y es protagonista, al hablar en primera persona desde el lugar, y es la voz colectiva de un pueblo donde hasta la memoria se nos aparece como una masa espesa: ¡°Aqu¨ª estoy, sentado sobre esta piedra aparente. Yo solo soy memoria y la memoria que de m¨ª se tenga¡±, habla la ciudad en el arranque de la novela. Garro dibuja, as¨ª, la foto borrosa de la convivencia y colisiones entre los lugare?os que permanecen (los j¨®venes o los que pueden se van), los militares, las queridas que deben acogerles con el mejor rostro y sin causar molestia y los forasteros. La principal, Julia, amante del general al mando, es su obsesi¨®n, su pasi¨®n no sometida, representante de una rebeli¨®n que se toma forma en su resistencia a amar. Podr¨¢ tener su cuerpo, no su coraz¨®n. "Se le escapaba brillante y l¨ªquida como una gota de mercurio y se perd¨ªa en unos parajes desconocidos, acompa?ada de unas sombras hostiles", escribe Garro.
Personajes engrandecidos en la peque?ez de sus vidas, desde una viuda que a¨²n habla con la sombra de su marido muerto a la anciana que ya "solo conoce los caminos de su casa", desde el hombre que se cree presidente al fuere?o atrevido porque a¨²n ignora los miedos del lugar. Hablan las calles, habla el pueblo en una primera persona que toma la vida de unos tiempos revolucionarios y violentos (la guerra cristera) que han llevado a echar de menos a los zapatistas. Las ra¨ªces del servilismo, el abismo de desigualdad, la opresi¨®n de la mujer y la resistencia callada, pero palpitante, son claves.
Mucho se ha escrito en los ¨²ltimos a?os sobre Elena Garro (Puebla, 1916, Cuernavaca, 1998), enorme escritora mexicana excluida de los focos que alumbraron al que fue su marido, Octavio Paz, y otros hombres escritores del pa¨ªs. El esfuerzo por recuperarla y darle el lugar que le corresponde en el canon latinoamericano como una voz clave del realismo m¨¢gico y del boom es grande, y la ¨²ltima aportaci¨®n es la reciente edici¨®n de Alfaguara, que acompa?an Guadalupe Nettel (M¨¦xico), Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara (Argentina), Isabel Mellado (Chile), Lara Moreno (Espa?a) y Carolina San¨ªn (Colombia) con sus reflexiones.
Entresacamos de ellas cinco buenas razones para leerla, releerla e intentar redimensionar su figura. Y aportaremos una m¨¢s:
1. ¡°Los recuerdos del porvenir, junto con Pedro P¨¢ramo, es probablemente la mejor novela mexicana escrita en el siglo XX¡±, escribe Guadalupe Nettel. La autora -tambi¨¦n mexicana- recuerda que Garro se vio orillada y obligada a mantener parte de su obra in¨¦dita. Su hija rescat¨® de las llamas el manuscrito de esta novela, la primera de la autora, que escribi¨® en 1952, quince a?os antes de que Garc¨ªa M¨¢rquez publicara Cien a?os de soledad. ¡°Habr¨ªa que ver si alguna vez la invitaron a formar parte del Boom latinoamericano, constituido exclusivamente por hombres, blancos y heterosexuales¡±, escribe Nettel. ¡°La historia circular que cuenta el pueblo es tambi¨¦n la nuestra. Nosotros somos la generaci¨®n futura aqu¨ª mencionada, y el porvenir que Ixtepec recuerda no es otra cosa que nuestro presente¡±.
2. ¡°Lo que hace Garro es excepcional, es representar eso que no estaba representado a¨²n, la experiencia del tiempo en este subcontinente en el que la Conquista no se acaba nunca¡±, defiende Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara. ¡°Se la ha considerado una precursora del realismo m¨¢gico del mismo modo que a Juan Rulfo aunque a ella se le ignor¨® por d¨¦cadas. ?Por qu¨¦ precursora? M¨¢s bien habr¨ªa que pensar a Garro como una de las cimas del realismo m¨¢gico¡±.
3. Y es esa experiencia del tiempo la que destaca Carolina San¨ªn. ¡°Expresar el descubrimiento humano de que el tiempo se comporta de maneras variadas; que coexisten infinitos tiempos y que, como dice Elena Garro en este libro, ¡®la memoria contiene todos los tiempos y su orden es imprevisible¡¯ es la aspiraci¨®n m¨¢s enf¨¢tica de la literatura latinoamericana¡±. San¨ªn cuestiona el nombre de ¡°realismo m¨¢gico¡± como ¡°desafortunado, colonialista y de esterilizantes consecuencias¡± y argumenta que no es distinto Garc¨ªa M¨¢rquez o Garro del barroco, de G¨®ngora, Cervantes y Borges¡±. El porvenir como repetici¨®n del pasado es el reto conseguido de Garro. Se fija tambi¨¦n San¨ªn en la figura de las mujeres, aqu¨ª canceladas del espacio p¨²blico y cautivas en el hotel (burdel) o en sus casas.
4. Como las dem¨¢s epiloguistas, Isabel Mellado tambi¨¦n subraya la ruptura del tiempo cronol¨®gico, ¡°tiempo inm¨®vil, agoraf¨®bico, que apabulla en varios sitios de la novela¡±, pero se fija tambi¨¦n en el espacio: ¡°Tambi¨¦n core¨®grafa, Garro cabriolea el tiempo en el espacio. La coreograf¨ªa es envolvente, obsesiva. Una, otra vez, como si de un personaje m¨¢s se tratara, baila sinuoso, retrocede el tiempo, avanza, se tambalea, se elonga y paraliza, salta claustrof¨®bico y se escurre en sutiles puntas de pie. Una plasticidad que, en Garro, debe mucho al conflicto entre el tiempo occidental y el mundo antiguo mexicano¡±.
5. Hipnotizada por el libro se declara Lara Moreno ante un narrador (ese pueblo de Ixtepec) que le desata preguntas: ¡°?Qui¨¦n nos habla? Y este narrador ?de d¨®nde sale? ?De d¨®nde procede esta voz de catacumba a veces, este susurro aliviado, esta quebrada cuerda vocal agotada por los a?os y a la vez luminosa? Es una garganta llena de polvo y a?os la que nos habla y sin embargo no tiembla ni una sola vez¡±.
Las grandes obras crecen de la mano de grandes lecturas. Los recuerdos del porvenir ya val¨ªa por s¨ª sola, pero los cinco textos que la acompa?an en esta edici¨®n aportan luces, matices y descubrimientos diferentes para un tesoro que no tuvo en su historia el brillo que mereci¨®. Y esta es la sexta raz¨®n para leer este libro.
Los recuerdos del porvenir, Elena Garro. Con textos de Gabriela Cabez¨®n C¨¢mara, Isabel Mellado, Lara Moreno, Guadalupe Nettel y Carolina San¨ªn. (Alfaguara)
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