Juan Madrid, ?a qu¨¦ hora acaba esto?
Ofrecemos el discurso del comisario de BCNegra en homenaje al autor ganador del Premio Pepe Carvalho en esta edici¨®n del festival
Entregar el premio Pepe Carvalho para este Jurado no fue dif¨ªcil si lo comparamos con aconseguir hablar por tel¨¦fono con Juan Madrid. Pero eso es parte de por qu¨¦ nos gusta Juan Madrid. Primero est¨¢n los libros, despu¨¦s est¨¢n c¨®mo escribe ¨¦l esos libros y finalmente est¨¢ Juan Madrid deseoso de volver a sus libros y que le dejen en paz. Pero perm¨ªtame que deje eso para el final aunque me temo que se me colar¨¢ por aqu¨ª o all¨¢.
Juan Madrid es licenciado de Historia Contempor¨¢nea aunque desembarca en el periodismo en 1973, para trabajar en el equipo de investigaci¨®n de Cambio16 en el que lleg¨® a tener cargos de direcci¨®n. Compagina esa labor de escribir lo que ve que pasa y publicar lo que le dejan decir sobre lo qu¨¦ pasa con otro tipo de escritura, totalmente libre eso s¨ª pero la cual era mejor no firmar bajo la dictadura. Me refiero a propaganda del Partido Comunista. Harto tanto de una cosa como de la otra decide escribir lo qu¨¦ pasa desde la ficci¨®n y firmarlo con su nombre y apellido: Juan. Madrid.
Nos gusta Juan Madrid por sus libros, por su compromiso, porque dan lo que prometen y, en ocasiones, hace parecer f¨¢cil soluciones estil¨ªsticas que no lo son.
No sabemos cu¨¢ndo cay¨® el meteorito que produjo la extinci¨®n de los dinosaurios pero s¨ª el a?o en que se produjo algo parecido en la literatura espa?ola. Desde el a?o 1978 Garc¨ªa Pav¨®n y Jos¨¦ Garc¨ªa Mart¨ªnez-Cal¨ªn, Pgarc¨ªa publicaban mensualmente autores del g¨¦nero negro espa?oles en la colecci¨®n de la editorial Sedmay que comenz¨® llam¨¢ndose Club del Crimen, lo cual sonaba a Club de amigos del bridge y se lo cambiaron a C¨ªrculo del Crimen. Organizaron un premio y el d¨ªa del fallo del primer premio, a?o 1980 Juan Madrid qued¨® finalista con su primera novela Un beso de amigo. ?Quieren saber quien gan¨® ese Premio? Una novela llamada Pr¨®tesis. Su autor, Andreu Mart¨ªn. Lo dicho, entre uno y otro el meteorito. En esa editorial tambi¨¦n empezaba a publicar un tal Juli¨¢n Ib¨¢?ez, otro pionero. Y Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n en Barcelona, unos a?os antes hab¨ªa servido la posibilidad de explicar lo qu¨¦ estaba pasando en ese aparente traspaso de r¨¦gimen mediante la novela negra chandleriana, urbana, dura y popular deb¨ªa adecuarse a nuestra sociedad, a nuestras calles, a nuestros guisos y personajes, a nuestra manera de hablar, de amarnos y odiarnos, y claro, de matarnos. Un avispero de novela negra que denuncia el continuismo del franquismo en las ¨¦lites, en empresas, ministerios y locales en los que se ostenta el verdadero poder de decisi¨®n: mismos perros con diferentes collares. La novela negra como una suerte de costumbrismo trenzado con, novela social y pol¨ªtica, novela de cr¨ªmenes, popular y de evasi¨®n. Servido en el caso de los libros de Juan Madrid con tono ¨¢spero y conciso, evitando que las palabras sean sospechosas de cualquier voluntad de convertirse en sonajero, casi simulando una traslaci¨®n anfetam¨ªnica de lo escuchado en bares y calles, pura noche, puro Juan Madrid.
Pr¨®tesis y Un beso de amigo, Carvalho y Toni Romano, el protagonista de sus primeras novelas parece que desde el principio cuando telefoneaban desde Madrid lo cog¨ªan enseguida desde Barcelona y viceversa. Cada ciudad ten¨ªa su icono. Romano era muy Madrid, aquel Madrid, el Madrid que ten¨ªa en la cabeza Juan, reinventado, pisoteado, olido y masticado, que uno imaginaba nocturno lleno de personajes y maniqu¨ªes que, al mismo tiempo, andaban busc¨¢ndose y evit¨¢ndose en bares y calles, casas y oficinas y Romano, expolic¨ªa y exboxeador, -que al igual que su autor con el periodismo y la militancia clandestina hab¨ªa abandonado harto de lo que ve¨ªa y de ser un saco de golpes, muchos de ¨¦stos merecedores de otras barbillas-, un tipo tan chanderliano como madrile?o, exp¨²gil que se levantaba enamorado siempre despu¨¦s de que sonara la campana y la mujer se hubiera ido o ya tuviera quien le esperara a la puerta del trabajo.
Romano, puro hardboiled picaresco, complica lo que quiere solucionar, se tropieza con testigos, pruebas y coartadas, no bebe nunca con tipos que no son de fiar, cobra deudas bajo cuerda y busca a gente que, a veces est¨¢ muerta y a veces mejor que lo hubiera estado. Carvalho parece estar siempre sospechando que es un s¨ªmbolo de algo y en cada restaurante en el que se sienta a comer, el due?o pondr¨¢ una placa mientras que Romano no piensa en que nadie le est¨¦ mirando y en las tabernas que frecuenta las ¨²nicas placas ser¨¢n las de Sanidad. Barcelona siempre ha querido saber qu¨¦ piensan de ella, a Madrid le da igual o ya lo sabe y no le importa. Romano est¨¢ ah¨ª. Y una de sus virtudes -la de su autor, vamos- es en plena fuerza expansiva de Carvalho, Toni Romano no piense en ¨¦l, no se mira, no se obsesiona con el detective que igual matara a Kennedy. Va a lo suyo.
Pero solo con Romano con Juan Madrid no nos vale a pesar de libros como Las apariencias no enga?an o Cuentas pendientes. Est¨¢ Flores ,el comisario gitano o est¨¢ esa mirada tan hermosa, tan dur¨ªsima, tan triste, tan inocente y marcada como las yonquis de la movida en D¨ªas contados o esa necesidad de arrebatar banderas y palabras a los que parecen tener unas y otras en propiedad como en Perros que duermen. Est¨¢ el facturar el impecable traje de la novela negra urbana, cr¨ªtica, inc¨®moda, social y molesta de Romano, est¨¢ la novela procedimental del Gitano Flores, est¨¢ el mosaico de voces, argots, esa vocaci¨®n absolutamente oral y anfetam¨ªnica de explicar historias o¨ªdas en la calle, en el bar, en los ¨²ltimos que se quedan amarrados a una barra o que te los llevas a casa dispuesto el escritor a hacer el trueque de alojamiento por unos d¨ªas a cambio de una historia, su historia inventada, olvidada, exagerada, qu¨¦ le llev¨® a tener que explicarla a condici¨®n de que le dejes dormir en el sof¨¢ de mi casa. Frases cortas, sencillas, directas que conforman una m¨²sica muy determinada. Una m¨²sica en la que lo accesorio desmonta la tramoya. Todo lo que no es ¨²til, sobra.
Es por eso y por muchas m¨¢s cosas por las que el hecho de que el Premio Carvalho recaiga en Juan Madrid es algo casi sin m¨¦rito para un jurado de novela negra. Lo sorprendente es que no lo tuviera ya. Hoy, en este mismo acto de entrega estamos tranquilos porque sabemos que el fallo cuenta con el placet tanto del padre de Carvalho como del anterior comisario de BCnegra, Paco Camarasa.
Ya hemos hablado de los libros. Ahora toca seguir hablando de los libros, del sitio d¨®nde los escribe. De su compromiso ¨¦tico, pol¨ªtico y literario con una tradici¨®n, con una herencia, con unos valores y una significancia. Sus novelas con trasfondo hist¨®rico no se escriben desde la equidistancia de unos y otros pero tampoco son maniqueas. ?C¨®mo lo hace¡? No lo s¨¦ pero lo hace. Denuncia, se?ala, expone, exhibe la herida por cerrar. Hace novelas con cr¨ªtica que los suplementos culturales, por eso mismo, muy a menudo, dejan sin cr¨ªtica. Antes caer¨¢ otro meteorito que colocar una novela negra entre los diez mejores libros del a?o. No sea que acabemos haciendo literatura despu¨¦s de todo.
Nos gusta Juan Madrid por sus libros, por su compromiso, porque dan lo que prometen y, en ocasiones, hace parecer f¨¢cil soluciones estil¨ªsticas que no lo son. Por su compromiso con la verdad, con lo que de justicia le queda a la verdad que no nos quisieron ense?ar o que no queremos saber. Juan Madrid trata a la verdad de nuestro pasado como un reh¨¦n del que ya nadie pide rescate y nadie busca. Parece solo importarle a ¨¦l. Y eso le basta. No se resigna a la misma guerra perdida dos veces: en el 39 y en el 75. Cada uno con sus muertos, sus traidores y sus fosas del olvido. Me encanta Toni Romano, grogui pero a¨²n en pie.
Y tambi¨¦n nos gusta Juan Madrid por c¨®mo se comporta Juan Madrid, esa sensaci¨®n de querer siempre que le dejemos tranquilo con sus amigos, sus rutinas y sus libros. Ese sonre¨ªr socarr¨®n cuando te acercas y te reconoce, despu¨¦s de a?os de encontrarnos en festivales, y enseguida esa sensaci¨®n de ¡°bueno, vale, adi¨®s¡± que me encanta. Aunque siempre suele ser m¨¢s bien algo de ¡°Oye Carlitos ?a qu¨¦ hora se acaba esto?¡± que es lo que, probablemente, debe estar pensando desde hace rato. Ya cierro.
Me encanta eso de Juan Madrid, la sensaci¨®n eterna de que por ¨¦l estar¨ªa en otro sitio, haciendo cualquier otra cosa, pele¨¢ndose con su sombra o levant¨¢ndose de la lona, escribiendo, leyendo, escribiendo, con sus amigos, con la gente que le quiere, escribiendo, leyendo. Cualquier otra cosa. Ya saben: bueno, vale, adi¨®s.
En fin, cuando este Jurado fall¨® su Premio quisimos telefonearle y, personalmente, me hac¨ªa ilusi¨®n darle la noticia. Bien, su agencia gestiona todo eso y finalmente puedo hablar con ¨¦l. Juan, ganaste el Premio, el Jurado por unanimidad, bla bla bla, estamos muy contentos bla bla bla y te lo entregar¨ªamos el primer jueves de febrero, nos hace ilusi¨®n y... ¡°Ah, muy bien pues ya nos veremos en febrero¡±. Me encanta.
Ten¨ªa raz¨®n: las apariencias no enga?an. Juan Madrid nunca nos enga?¨®. Por eso Juan Madrid es uno de los nuestros, nuestro nuevo Pepe Carvalho.
Babelia
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