La champeta: del Caribe m¨¢s africano a la Super Bowl
La actuaci¨®n de Shakira en el mayor evento deportivo de EE UU ha popularizado este g¨¦nero musical
La champeta se detiene.
El picotero, como se llama a los dj de este g¨¦nero musical, toma el micr¨®fono y anuncia:
¡ªVamos a parar un momento para atender a la autoridad. La autoridad.Ha llegado la polic¨ªa, explica un muchacho. Pero nadie se mueve de su sitio.
Unas 500 personas se han congregado para bailar un viernes a la noche, en un barrio popular de Cartagena de Indias. En una gallera.Pasan los minutos. Se va la polic¨ªa. Solo quer¨ªan verificar el permiso para el baile. Vuelve la m¨²sica, y los cuerpos a moverse.
"Re, Re, Rey de Rocha", se escucha cuando un chico al mando hunde el bot¨®n de una consola musical y la champeta vuelve a tomar el lugar, un descampado de tierra pelada donde se hacen estas verbenas de barrio, el origen m¨¢s puro de lo que el mundo conoce hoy como champeta, ese baile con el que Shakira deslumbr¨® en la Super Bowl.
Retumba la m¨²sica, sale de un pic¨®, un enorme altavoz a un volumen ensordecedor incluso a metros. A nadie parece importarle. Van a bailar. La champeta naci¨® de estos lugares, ¡°de vaciles de caseta, las discotecas de los pobres¡±, explicaba horas antes Luis Mar¨ªn, el director de la productora musical Rey de Rocha.
En este baile nadie sacude el cuerpo, apenas lo mueven suavemente como si bailaran en una peque?a baldosa invisible. Nada de brincos, ni caballitos por el momento. Solo movimientos de cadera tan naturales que sus cuerpos parecen hechos de gel.
"Tengo casa por c¨¢rcel/ llevo una vida bandida", bandida por ti, se escucha. Es la historia del hombre que robaba para darle a su mujer, agrega el picotero.
"Suelta, suelta", canta.
Y entonces se viene el espeluque. As¨ª, sin letra d inicial, es como le dicen al momento del cl¨ªmax de la champeta.
"Rey de Rocha, el orgullo de la madre ?frica", corean.
?frica, esto es ?frica. En el caribe colombiano.
M¨²sica de resistencia
¡°Nosotros bailando transmitimos la historia de la champeta, de ?frica, de la raza negra¡±, dice Ruth Cassiani, de 15 a?os, en la casa de Viviano Torres, uno de los precursores de la champeta junto a Charles King.
De traje africano y colorido, Torres habla y pone sus canciones. ¡°Cuando Shakira era muy jovencita una vez nos presentamos en Barranquilla y ella me ped¨ªa aut¨®grafos. En ese momento yo era el famoso¡±, se r¨ªe Viviano, que compuso su primera canci¨®n en 1984. ¡°Ahora ella lleva la palabra champeta y la revienta en el mundo. Me emociona que la champeta se reivindique. Ha sido un g¨¦nero mal mirado. Incluso llegaron a prohibirla. De la champeta se ha dicho de todo, que embaraza, que pone a beber, que es solo de gente que pelea¡±, dice y le da al play a Champeta en todos lados, uno de sus ¨²ltimos discos.
La canci¨®n no lleva un minuto y ya se arm¨® un baile. Nicole Bertel, Ruth y otros ni?os que integran el grupo ?frica Grande comienzan a brincar, mover las caderas, abrir y cerrar las piernas. La champeta parece una especie de hip hop del caribe, con quiebros de cintura, m¨ªmica y, sobre todo, risa. No se puede bailar champeta sin sonre¨ªr, dice Ruth. Esto es el barrio Paseo de Bol¨ªvar, pero tambi¨¦n es ?frica.
A pocas horas de Cartagena est¨¢ el Palenque de San Basilio, el primer lugar de Am¨¦rica donde los esclavos se liberaron. De ah¨ª tambi¨¦n viene el origen de la palabra champeta. ¡°Una familia palenquera de apellido Vald¨¦s bailaba con una champeta, que es un machete de cortar banano, en la espalda¡±, cuenta en Barranquilla el m¨²sico afrocaribe?o Abelardo Carbon¨®.?Aunque esto no est¨¢ tan claro. Otros dicen que es de una palabra de la lengua palenquera o que apareci¨® en un baile cuando el p¨²blico grit¨® ¡°champ¨¦¡± y as¨ª se qued¨®.
La cultura del pic¨®
Los discos africanos comenzaron a llegar a Cartagena y Barranquilla desde Francia a partir de los a?os sesenta,?pero el sonido hab¨ªa viajado en los barcos de esclavos mucho tiempo atr¨¢s. ¡°Primero se imitaba el patr¨®n r¨ªtmico, pero como no comprend¨ªan la lengua, decidieron hacerlo en la propia. Entonces si la canci¨®n dec¨ªa, por ejemplo, 'heritier enge, heritier enge, buka makep¨¢, buka makep¨¢, lembis¨¢', ac¨¢ lo cantaban 'firma el cheque, firma el cheque, puro machetazo, puro machetazo¡±, cuenta Mar¨ªn, gestor cultural y m¨²sico de Rey de Rocha.
Los coleccionistas los escuchaban en enormes parlantes llamados "pic¨®s" y por eso, acostumbrados a esta m¨²sica, incluso los ni?os distinguen un soukus, de una rumba congole?a o de una de Zaire. "Esto es de Nigeria, esto de Kenia", explica Fernando Viloria, del pic¨® El Hurac¨¢n, de Barranquilla, mientras instalan los enormes altavoces en la calle y la gente se detiene a tomarse fotos con el equipo de sonido.
La champeta es un hurac¨¢n imparable. Un g¨¦nero que, al dar vueltas por el Caribe, ha ido sumando ritmos, instrumentos, voces. M¨²sica con ra¨ªz africana, pero reinterpretada en Colombia, con guitarra, teclados u organeta y letras que cuentan la realidad de los barrios, el centro del movimiento musical. Una cr¨®nica viva del Caribe.
"La champeta es tambi¨¦n resistencia, un sentimiento de orgullo y reivindicaci¨®n hist¨®rica. Esta es la nueva gesta de negros y mestizos en el Caribe colombiano a trav¨¦s de la m¨²sica, la danza, la gestualidad. Hablamos de que tiene una forma distinta de distribuir la m¨²sica, de la autonom¨ªa en las maneras de creaci¨®n. De hibridez y diversidad, el esp¨ªritu de algo que no est¨¢ acabado y que est¨¢ en permanente movimiento, que es inclasificable¡±, explica Walter Hern¨¢ndez, m¨²sico de Systema Solar. Ahora, cuentan en Cartagena, intentan resistir al reguet¨®n.
En el baile suena Volvi¨® el amor y todos cierran los ojos y cantan. Es el ¨¦xito hace meses, el intento de volver a las letras rom¨¢nticas.
En el mundo de la champeta, los pic¨®s son m¨¢s importantes que las emisoras de radio. Un m¨²sico compone, lleva su disco al due?o del pic¨®, lo producen en los estudios de grabaci¨®n del barrio y lo lanzan en bailes como este. ¡°Lo prueba el pueblo, se lo apropia y si gusta, ya est¨¢ pegao. En eso tambi¨¦n la champeta es resistencia¡±, explica Louis Towers, que introdujo al g¨¦nero los saludos en medio de las canciones.
Los picoteros son en esencia coleccionistas de m¨²sica, gente como Fernando Viloria o Don Alirio, que orgullosamente se gastan el salario en discos. Pero es tambi¨¦n una est¨¦tica. ¡°Un pic¨® es un t¨®tem, un equipo de sonido con personalidad, colores, una personalidad. Tiene una investidura, seguidores, un ¨¦nfasis en la calidad del sonido, son un patrimonio del gran caribe¡±, explica Hern¨¢ndez, desde la emisora Vokaribe, de Barranquilla.
El del pic¨® Hurac¨¢n tiene un dibujo colorido de Poseid¨®n, pero cada cual le pone las luces, la frase que lo identifica. Son discotecas coloridas y viajeras.
La champeta tambi¨¦n ha vivido horas oscuras. En Cartagena estuvo prohibida a finales del 2000, en Barranquilla la ve¨ªan como "m¨²sica de negros y pobres" porque las letras se consideraban ordinarias. Y hubo una ¨¦poca en que lo fueron. Un alcalde acusaba a la cultura champet¨²a de causar inseguridad y embarazos. ¡°Eso no es cierto. La champeta lo que ha hecho es salvar vidas¡§, defiende Viviano Torres. Gracias a la m¨²sica, muchos cantantes le hicieron el quite a la pobreza y un posible destino de violencia. Hoy son el orgullo de sus barrios.
Y el orgullo en Colombia, donde la m¨²sica se toma en serio, se baila.
"Dejen la pelea, disfruten, dejen la pelea, disfruten. Si se portan bien vamos hasta las 3 de la ma?anaaa", canta el m¨²sico en el pic¨® del barrio de la otra Cartagena, la que est¨¢ fuera de las murallas y todos corean la frase.
De aqu¨ª nadie se mueve.
Todos a bailar.
Babelia
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