Muere Claire Bret¨¦cher, pionera del c¨®mic cr¨ªtico y social
La dibujante francesa ha fallecido este martes en Par¨ªs a los 79 a?os
La dibujante francesa Claire Bret¨¦cher, uno de los grandes iconos de la bande dessin¨¦e, ha muerto este martes en Par¨ªs a los 79 a?os. Su carrera comenz¨® en 1963, tras llamar la atenci¨®n de?Ren¨¦ Goscinny, uno de los grandes guionistas del c¨®mic galo que la introdujo en la revista?L¡¯Os a Mo?lle. A partir de entonces su evoluci¨®n fue mete¨®rica, pasando por cabeceras tan importantes como Le journal de Tintin o Spirou, para recalar finalmente en Pilote.
El surgimiento de Bret¨¦cher coincidi¨® con la renovaci¨®n formal, en los a?os sesenta, del c¨®mic franc¨¦s, que se hab¨ªa basado en la fuerza de personajes femeninos empoderados como Barbarella o Jodelle. Sin embargo,?las redacciones de las revistas de c¨®mic m¨¢s famosas como Spirou, Tintin o Pilote demostraban que la normalizaci¨®n de la presencia de la mujer en la ficci¨®n se correspond¨ªa bien poco con lo que ocurr¨ªa en el mundo real. La bande dessin¨¦e, el c¨®mic franc¨¦s, era patrimonio netamente masculino, y la aparici¨®n de autoras era una excepci¨®n anecd¨®tica.
En 1969,?Bret¨¦cher comienza a dibujar su serie Cellulite, vitri¨®lica parodia de los cuentos de hadas protagonizada por una joven princesa a la espera de su pr¨ªncipe encantador, un antihero¨ªna que romp¨ªa todos los esquemas de las series habituales de la revista. Su humor miraba m¨¢s a la provocaci¨®n de Hara-Kiri que a la tradici¨®n aventuresca de la cabecera, matizada por la sutileza brit¨¢nica de autores como Johnny Hart o Reg Smythe y cargada de un feminismo reivindicativo y activista.
Tras esta obra, la dibujante particip¨® en una de las primeras experiencias de edici¨®n colectiva autogestionada en Francia, la revista L¡¯Echo des Savanes. Junto a Gotlib y Mandryka, Bret¨¦cher dirigi¨® la que es para muchos la primera gran publicaci¨®n francesa de c¨®mic para adultos, aglutinando tanto las influencias de las carism¨¢ticas obras publicadas por Eric Losfeld en los sesenta, como la fuerza de publicaciones sat¨ªricas como Hara-Kiri o Charlie Hebdo, haci¨¦ndolas convivir con las nuevas tendencias del underground americano o referentes como Harvey Kurtzman.
En paralelo a la direcci¨®n de?L¡¯Echo des Savanes y las colaboraciones que realizaba para ella, en 1973 comenz¨® otra serie para el Nouvel Observateur: Los frustrados. Un a?o antes de que Gerard Lauzier se hiciera famoso con sus Tranches de vie, dando nombre a todo un g¨¦nero del c¨®mic, Bret¨¦cher ya dio voz en su serie a la gente corriente, usando la vida cotidiana como perfecto laboratorio de estudio de la realidad pol¨ªtica y social de su ¨¦poca, armada siempre de una mordacidad y un sarcasmo demoledores que le permiten diseccionar tanto los excesos del machismo imperante como las contradicciones de un feminismo emergente. La serie encumbr¨® a la dibujante, pero no rest¨® ni un ¨¢pice de su fuerza provocadora, demostrando su iconoclastia militante en La apasionada vida de Santa Teresa de ?vila (1979), una obra fuertemente criticada en su momento pese a que, para algunos te¨®logos, la autora comprend¨ªa mejor a la santa que sus hagi¨®grafos.
A finales de los ochenta comienza su ¨²ltima gran serie, Agripina, feroz retrato de una burgues¨ªa desencantada a trav¨¦s de las andanzas de una adolescente malcriada y consentida. Una serie que, para el soci¨®logo Pierre Bourdieu, era una ¡°rigurosa etnograf¨ªa de la burgues¨ªa intelectual de izquierda parisiense¡±.
El dibujo sencillo y expresivo, siempre al servicio de unos di¨¢logos brillantes y de humor acerado y arrollador, siempre al servicio de un discurso comprometido y feminista, marcaron un estilo reconocible para una obra que influy¨® decisivamente a autores posteriores y que fue siempre respetada como una de las grandes del c¨®mic franc¨¦s.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.