El fantasma del para¨ªso
En su cuarto largometraje, Masaaki Yuasa, es capaz de articular una mezcla de sensaciones que puede pasar en minutos de la carcajada c¨®mplice al desgarro
Entre las ¨²ltimas pel¨ªculas de animaci¨®n japonesa estrenadas en Espa?a, cada vez m¨¢s constantes en la cartelera, El amor est¨¢ en el agua quiz¨¢ no sea la m¨¢s sobresaliente en el aspecto art¨ªstico pero s¨ª la m¨¢s curiosa en cuanto a su fusi¨®n de g¨¦neros: un relato fundamentalmente rom¨¢ntico con aspectos de comedia y un consistente elemento sobrenatural a partir de una enorme tragedia. No es poco. De hecho, a pesar de que este tipo de f¨¢bula de amor juvenil es habitual en el anime, el no especialista en el formato puede acabar emparent¨¢ndola con un cl¨¢sico comercial de finales del siglo XX: la estadounidense Ghost (Jerry Zucker, 1990).
EL AMOR EST? EN EL AGUA
Direcci¨®n: Masaaki Yuasa.
G¨¦nero: anime. Jap¨®n, 2019.
Duraci¨®n: 94 minutos.
En su cuarto largometraje, presente en el Festival de Sitges, Masaaki Yuasa, veterano de la animaci¨®n con alg¨²n cap¨ªtulo de la famosa serie Hora de aventuras entre sus cr¨¦ditos, es capaz de articular una mezcla de sensaciones que puede pasar en apenas unos minutos de la carcajada c¨®mplice al desgarro por la muerte. La historia de amor entre una universitaria de Ciencias del Mar y un joven bombero, ambos con el agua de por medio en sus trabajos, y ambos surferos, deriva en fatalidad y, desde ah¨ª, la pel¨ªcula se asienta en una serie de encuentros celestiales entre la pareja de amantes que puede tener tanto de apasionado como de c¨®mico, evitando bien la amenaza de la cursiler¨ªa y ofreciendo una interesante reflexi¨®n sobre la p¨¦rdida y el duelo juveniles.
El trazo en el dibujo de Yuasa es realista en los interiores y algo m¨¢s conceptual en los exteriores, adem¨¢s de ir conformando sus figuras humanas con un bonito sentido de la desproporci¨®n: figuras extremadamente delgadas, cuellos y piernas m¨¢s largos de lo normal, cabezas peque?as. Un atractivo conjunto, un tanto devaluado por una cierta tosquedad en los movimientos, que sin embargo estalla en la secuencia de la muerte, cuando los fogosos colores se tornan gris¨¢ceos y blanquinegros por efecto de la nieve y de la tristeza.
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