Salvar a ¡°los que no parecen catalanes¡±
Si la sociedad hiciera caso a la alcaldesa de Vic, el catal¨¢n acabar¨ªa convertido en un instrumento muerto, antip¨¢tico y ortop¨¦dico
Hay se?orones y se?oronas tan enraizados en sus salones sin ventilar que no saben relacionarse con nadie ajeno a su familia sin decir mil inconveniencias. Acostumbrados a usar palabras como morenitos, moros o maricones en las sobremesas de los domingos, no entienden la escandalera que se forma cuando las sueltan en sitios p¨²blicos en presencia de personas aludidas. Cuando sus hijos les fulminan con la mirada y les dicen ¡°pap¨¢, c¨¢llate, por favor¡±, levantan el ment¨®n con el orgullo hecho trizas, pregunt¨¢ndose qu¨¦ han hecho para que se averg¨¹encen as¨ª de ellos.
A la alcaldesa de Vic, Anna Erra, le pasa un poco lo mismo. Acostumbrada en su casa a distinguir n¨ªtidamente entre catalanes-catalanes y los otros, no es consciente de lo feas, antediluvianas, brutas e hirientes que suenan sus palabras cuando reverberan en la b¨®veda de un parlamento. Erra seguramente no entender¨¢ a qu¨¦ viene tanta suspicacia, cuando en su casa a la hora de comer dice cosas parecidas y a todo el mundo le parecen naturales y sensatas.
Y no me cabe duda de que a Erra le mueve la mejor de las intenciones: quiere salvar a ¡°los que no parecen catalanes¡± de su no catalanidad como las se?oras de las huchas del Domund quer¨ªan salvar a los negritos de su negritud. No puedes reprocharle maldad a quien se mueve por el bien.
La que sale perdiendo, al final, es la lengua catalana, utilizada como arma y escudo en vez de como medio de comunicaci¨®n. Si la sociedad hiciera caso a Erra y se pusiera a hablar en catal¨¢n obviando las m¨¢s elementales leyes de la cortes¨ªa y de consideraci¨®n al otro, el catal¨¢n acabar¨ªa convertido en un instrumento muerto, antip¨¢tico y ortop¨¦dico, muy parecido al lenguaje de algunos programas de la tele engolados en los que nadie habla como habla la gente en la calle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.