Soy el peor padre del mundo

M¨¢s informaci¨®n

El mejor plan para un s¨¢bado por la noche

Salvar a ¡°los que no parecen catalanes¡±

No entiende todos los chistes y, a veces, cuando la trama se pone un poco sentimental o romanticona, se altera y le da al bot¨®n de adelantar para saltarse la escena, pero en general, le pirran. Y tal vez los Teen Titans Go! (una pandilla de superh¨¦roes-monstruos adolescentes bastante desastrosa) no sean los dibujos m¨¢s edificantes para un ni?o de siete a?os, pero la ¨²nica tradici¨®n que en mi familia pasa de padres a hijos es hacer caso omiso de rombos y recomendaciones por edades.

Ayer vio un cap¨ªtulo en que los protas se meten en unos videojuegos de los a?os ochenta. Era un homenaje a las m¨¢quinas recreativas, y a mi hijo esas referencias le sonaban tan cr¨ªpticas como a m¨ª la mitolog¨ªa eslovena medieval. Por eso le fui explicando qu¨¦ videojuegos cl¨¢sicos se citaban. Algunos ya los conoc¨ªa, como Super Mario Bros o Pacman, pero hab¨ªa otros m¨¢s oscuros, como Zelda.

Conforme pasaron los minutos me fui sintiendo peor y peor padre. No solo estaba corrompiendo la ingenuidad infantil de mi hijo permiti¨¦ndole ver unos dibujos pensados para chavales cuatro o cinco a?os mayores que ¨¦l, sino que le ilustraba en la arqueolog¨ªa de un vicio perverso. Conf¨ªo, de hecho, en que la fiscal¨ªa de menores ignore esta columna, porque dif¨ªcilmente sentir¨¢n all¨ª esa conexi¨®n ¨ªntima que se iba tejiendo entre la infancia de mi hijo y la m¨ªa propia, encerr¨¢ndonos en un mundo compartido.

Los pedagogos a la violeta solo ver¨ªan transgresiones intolerables: contenidos sin moraleja ni valores que solo buscan divertir con chistes macarras y guarros y, para colmo, una apolog¨ªa de la subcultura de los videojuegos, que fomenta la violencia y el aislamiento y qu¨¦ me s¨¦ yo. Si supieran que, adem¨¢s, pedimos pizza para cenar, salt¨¢ndonos la ortodoxia nutricional, me llevar¨ªan a la c¨¢rcel sin juicio previo.