La tragedia en acuarela

El poder transformador de la animaci¨®n puede convertir algo (casi) irrepresentable en una forma de tr¨¢gica poes¨ªa de la barbarie contempor¨¢nea. Por ejemplo, la lapidaci¨®n de una mujer en el Afganist¨¢n de los talibanes. Es el poder del cine, en sus diversas formas: el de la comedia que hunde sus cuchillos en el absurdo del espect¨¢culo del linchamiento de hace dos milenios en La vida de Brian; el de la animaci¨®n adulta de la producci¨®n francesa Las golondrinas de Kabul, activismo social con hechuras de sobria acuarela y fondo dram¨¢tico del anteayer.

Basada en la novela hom¨®nima de Yasmina Khadra, seud¨®nimo femenino del escritor argelino Mohammed Moulessehoul, la pel¨ªcula se adentra en la cotidianidad del espanto del integrismo isl¨¢mico a trav¨¦s de una animaci¨®n de trazos discretos, estilo de acuarela y colores pasteles. As¨ª, por un lado, el dibujo otorga distancia y matices para lograr mostrar lo que de otro modo estar¨ªa al borde de la abyecci¨®n visual, y por otro se narra el proceso de autoconvencimiento, seguido de la duda y de la rebeld¨ªa, de un hombre marcado por el ambiente y la (mala) educaci¨®n, que logra sobreponerse a la cerraz¨®n, y el de una mujer que quiere ser libre y que lo logra por medio de lo ¨²nico que le dejan poseer, la dignidad.

Zabou Breitman, actriz y directora sin experiencia en el dibujo animado, se acompa?a de una profesional del formato como El¨¦a Gobb¨¦-M¨¦vellec, en su debut al frente de un largometraje, para articular una bella y sencilla pel¨ªcula donde la masacre de la mujer se muestra tanto en el plano f¨ªsico como, sobre todo, en el moral. Con ecos en su desenlace del intercambio de ejecutados de un cl¨¢sico como Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, Las golondrinas de Kabul logra momentos de impacto, como los planos desde el punto de vista de la mujer tras al burka, rejillas mediante, y acaba conform¨¢ndose como una obra donde la hipocres¨ªa del integrismo queda subyugada por la fuerza de la libertad.